POV: CARINA.
Me giro de espaldas, haciendo que el sol me de en la cara, las chicas y yo decidimos hacer un picnic en el patio, y nos está quedando de maravilla.
—Deberías usar protector solar —comenta Kenia.
—Es sólo un día, lo estoy disfrutando —digo sonriendo.
Giro nuevamente boca abajo y tomo un trozo de una manzana, mis ojos caen sobre unas flores rojas que están al fondo, se ven hermosas, mis ojos se quedan plasmados en ellas y por un momento siento que mi mente se colapsa y regreso al pasado, no eran recuerdos desordenados, era mi vida entera desde inicio, y ojalá haya un final.
Es la primera vez que tengo tantos recuerdos seguidos, y la verdad deseo que no se detengan, esto debe ser una señal de que estoy recuperando la memoria.
—Chicas — me incorporo para sentarme, pero me mareo, mi cuerpo se desploma sobre la manta y no soy capaz de levantar siquiera un dedo.
"No te ha tocado, pero tarde o temprano lo hará."
"—Por favor, no más muertos, ya, no vuelvo a escapar, te lo prometo, lo juro"
"Soy fuerte mamá"
¿Acaso lo soy?
Trato de abrir los ojos, pero los cierro al instante al dar con el sol, siento mi rostro húmedo y paso mis dedos debajo de ellos. ¿QUÉ RAYOS ERA ESTO? ¿Qué pecado había cometido yo para merecer tanta desgracia? Me incorporo siento la debilidad en cada parte de mi cuerpo, un dolor terrible se ha plasmado en mi corazón desde el primer recuerdo que tuve con él, hasta el último.
Las chicas me miran asustadas, Yuri está en shock, ella entiende lo que está pasando, ahogo un sollozo y aparto mis ojos de los de ella, apoyando mis palmas en el suelo me paro.
—Cari...
Su sencillo toque incendió un terrible odio en mí, despertó una ira horrible que no sé si haya experimentado antes.
—¡NO ME TOQUES! —Giro de golpe, estampando mis manos contra sus hombros alejándola.
Ella cae al suelo de espaldas en el césped, no me preocupo, me doy la vuelta y corro hacia la casa, subo por las escaleras corriendo mientras lágrimas brotan de mis mejillas, con la respiración agitada y el corazón latiendo con bastante fuerza siento que me ahogo con cada paso.
Quiero gritar, pero no soy capaz de siquiera tartamudear. Cierro la puerta detrás de mí y me deslizo de espaldas a ella, tapo mi boca para no gritar y sólo siento como se deslizan las lágrimas por mis mejillas.
MALDITO DESGRACIADO.
MALDITO.
MALDITO.
MALDITO
¿Por qué? ¿Con qué fin? ¿Acaso no había conseguido lo que quería?
"Entiende que me perteneces"
—No te pertenezco maldito —mascullo con rabia, ira y rencor. Me paro del suelo y avanzo hasta la cama, observo la mesita de al lado y recuerdo nuestra primera vez, al menos después de perder la memoria.
DIOS MÍO.
Me entregué a la persona que arruinó mi vida, que me hizo miserable, que arruinó a mi familia, mató a mi primer amor, me torturó, y cuando estaba a punto de convertirme en polvo pierdo la memoria y tiene el descaro de fingir que somos un matrimonio feliz.
Llena de rencor, rabia y odio, tiro de la mesita a un lado, lanzo todo hacia el suelo, las sábanas, pongo la habitación de cabeza mientras le grito todos los insultos que existen.
—¿Por qué? —pateo la lámpara. —. ¡¿POR QUÉ?! ¿YO QUE HICE DIOS? —levanto la mirada hacia el techo sollozando. —. ¿Qué sigue? Que lo perdone ¿no? ¿Por qué mejor no me hubieras permitido nacer? —bajo la cabeza cayendo al suelo. —. Ése desgraciado me tocó, me hizo suya y yo lo disfruté, le di algo que por nada que haga lo va a merecer, le entregué mi cariño, pero yo fui la estúpida que le creyó el cuento.
Me dejé manipular. Ese asqueroso volvió a arruinar mi vida, de saber que ésta era mi historia, hubiese sido mejor no recordar, no recordar todo el daño queme hizo y que para rematar terminara entre sus brazos como si nada.
—Carina —el sonido leve de su nudillo tocando contra la puerta alarma mis sentidos, claro, ahora vuelve el temor porque recuerdo todo.
—¡Déjenme en paz! ¡Lárguense! —grito mirando la puerta, empuño mis manos con fuerza, sintiéndome impotente, un odio profundo me invade.
Abrazo mis brazos llorando, sollozando como niña abandonada, estoy peor que eso en realidad, entierro mi cabeza entre mis piernas y lloro. ¿Qué tipo de hombre es él?
[...]
Paso mis dedos debajo de mis ojos diciéndome que no lloraré más, repitiéndolo una y otra vez.
—Eres una Ivanov Carina, ¿cómo pudiste dejar que él hiciera de ti esto? ¿Eh?
Suspiro, inhalo y exhalo fuertemente observándome en el espejo del baño, ya que arruiné el de la habitación, mis ojos aún se ven algo hinchados pero están mejor. Visto un vestido verde sobre los muslos con tiras finas un poco ajustada a mi cuerpo, mi cabello está recogido en una coleta baja.
Salgo dela habitación y me dirijo hacia su oficina, raramente está sin seguro, me adentro a él y observo la estructura, es muy diferente a la de la otra cosa, me siento sobre la mesa de su escritorio y junto mis manos moviendo mis ojos de un lado a otro.
—Es momento de enfrentar esto.
Su olor está impregnado en la oficina, y en realidad no sé que es lo que me hace sentir exactamente, hace dos días lo extrañaba muchísimo, ahora lo odio como nunca he odiado a nadie, pero uno de esos dos sentimientos va a ganar, pero no cuando no estoy seguro de lo que siento, sin embargo, esto es provisional, recién recordé.
¿Qué esperabas de mí, Leonardo? ¿Enamorarme y que te perdonará? Eres muy inteligente, pero... un pasado tan doloroso tiene más poder que ése sentimiento que querías despertar.
Contemplo alrededor con la mente perturbada, esto me está dañando, pero esto no es nada en comparación a lo que ya me hizo. Puedo con esto.
Salgo dela oficina y bajo hacia la sala, sé que los hombres de él pueden levantar sospechas, por lo que tengo que actuar como si nada. Camino en dirección a la cocina sintiéndome acorralada por todos los recuerdos, me siento peor que una niña abandonada, débil y desamparada.
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Editado: 28.05.2024