Esto es de lo peor, no entiendo porque tengo que trabajar en las Vísperas de Año Nuevo. Lucas me las va a pagar, se suponía que hoy le tocaba quedarse a él en el segundo turno, pero como la suerte nunca esta a mi favor convenció a Doña Cristina si podía dejarlo faltar.
Y aqui estoy, en una cafetería a las diez de la noche, sin probabilidad alguna de que la gente que está aquí se vaya. ¿Acaso no piensan pasarlo con su familia o que onda con esta gente?.
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Ya casi era hora de cerrar y justo unos segundos antes de que la última pareja se fuera, un joven entró al local.
-¡Disculpe señorita!- me dirigí hacia la mesa en la que se encontraba el joven.
-¿Lo mismo de siempre?- pregunté, no era la primera vez que venía y siempre pedía lo mismo.
Soltó una leve risa que en lugar de parecerme irritante, me gustó.
- No, hoy no. Es una ocación especial, asi que pediré algo distinto- lo mire asombrada y una sonrisa se coló entre mis labios.
-Bien, usted dirá entonces que es lo que desea.
-Muy Bien! Deseo dos rebanadas de pastel de chocolate y dos batidos, uno de chocolate y el otro que sea de el sabor que usted desea.- no entendí el porque, pero sólo tome su pedido y con un leve asentimiento me dirigí a la cocina a traer lo que el joven pidió.
Tras unos minutos regresé con su pedido, estaba a punto de irme cuando me llamó.
-Disculpe señorita, quizas sea de mala educación de mi parte, pero ¿le gustaría acompañarme?
Me quedé estática observandolo, no sabia el porque, no lo conocía de ningun otro lado que no sea de las veces que vino a la cafetería.
-Oh... Yo... yo lo siento, no fue mi intención incomodarla, solo pense que quizás podia despedir el año acompañado.- agachó su mirada apenado.
Me acerqué a la silla que estaba en frente suyo y luego me senté, le regale una leve sonrisa y estire mi mano frente a el.
-Soy Elisabeth, pero mis amigos me dicen Elisa.- me miro y por un segundo pense en que me había equivocado al presentarme, hasta que con un bella sonrisa estiró su brazo y nuestras manos se tomaron.
-Soy Ethan- Sentir su tacto en mi mano era extraño, no en el mal sentido, era más como si no debiera. De pronto la sensación de vértigo que se instaló en mi empezó a hacerse palpable y con una rapidez que no desee solte su mano.
Aún con una sonrisa tome el licuado y bebí de el. De reojo note a Ethan agachar su mirada hacia su mano.
Él era un joven apuesto, alto, de tez pálida, con un cabello castaño alborotado que caia sobre sus ojos, cuyo color eran de un café hipnotizante (pero no tanto como ese azul eléctrico que no te deja dormir). Boté ese pensamiento y dirigí mi atención otra vez hacia el joven frente a mi.
-Entonces Ethan... Cuéntame de ti.
-¿Eh?... Voy a cumplir veinte años, hace poco me mudé y voy comenzar la Universidad dentro de poco.
-Oh... Yo tambien, de hecho el trabajo es por eso.
Hablar con él era facil, era divertido, ingenioso y muy bueno. Sin mencionar el tierno hecho de que, cada vez que le hacía un cumplido se sonrojaba.
Sin duda, creo que le agradeceré a Lucas por haber convencido a Cristina de poder faltar hoy.
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Luego de explicarle a Ethan que ya era demasiado tarde y que debía cerrar, él se quedó esperando a que terminara y me acompaño a la parada de autobús.
-Gracias por acompañarme- dije por tercera vez- no tenías que hacerlo. No quiero molestar.
-No hay problema, no es ninguna molestia. En casa me enseñaron a siempre ser caballeroso con las damas.
Su comentario me agradaba, creo que todo de él me agradaba hasta ahora. No había nada que me molestara, a excepción de el tacto.
-Oye Elisa, ¿es posible que...- se quedó unos segundo mirando sus manos, como si estuviera nervios.- si pudieras darme tu número se teléfono?
-¿Eh?... Ah si, claro jejeje- tendió su teléfono y escribi mi número en él.
Susurró un apenas audible "Gracias" y nos sucumbió un silencio cómodo mientras esperábamos el autobús.
Luego de unos minutos el autobús se veía a lo lejos y yo comencé a despedirme. El se acercó un poco y se inclinó a la altura de mi rostro y comenzó a acercarse hasta depositar un beso en mi mejilla (es tonto que te sientas asi... ya no pienses... es solo un beso en la mejilla... ) El beso se torno más largo de lo común y antes de que yo me separara, el estruendoso sonido de un trueno se escucho sobre nosotro y Ethan saltó lejos de mi en ese instante.
Una leve risa salio de mi y cuando el se percató de ello comenzó a carcajear. El autobús llegó y con una sonrisa me subí en él, me despidi otra vez con un movimiento de mano y el transporte se movió.
Cuando tome asiento me percaté a travez de la ventana, de la enorme tormenta que había afuera.
De pronto los vi, esos ojos azules eléctricos que no me dejaban conciliar el sueño estaban reflejado el la ventana, giré mi rostro y lo vi. Sentado en el asiento de en enfrente con el seño fruncido y todo mojado.
-¿Quien es él?- su voz sonaba ronca y con mucha furia.
Hasta aquí el capítulo de hoy. Realmente no se que tan buena les parezca la historia, pero a mi me encanta escribirla.
¿Qué opinan de Ethan?
¿Nuestra deidad está celoso?