¿Koshar no iba a ser torturado?
¿A pesar de su intento de hacerle daño al hijo del Emperador?
El Marqués Karl estaba más que confundido por las intenciones de Sovieshu.
Era obvio para cualquiera que Sovieshu apreciaba a Rashta.
Había ocultado la información que el Vizconde Langdel reunió sobre ella y la Duquesa Tuania, e inmediatamente creyó que Rashta había sido empujada por Koshar sin evidencia al respecto.
Por más cegado que Sovieshu pareciera estar por amor, al Marqués Karl le parecía notar una sombra de duda en él.
Sovieshu miró por la ventana.
Desde ahí, uno podía ver el pasillo cubierto que llevaba al palacio del oeste, aunque solo se veía a los transeúntes si salían de debajo del techo...
"Su Majestad, si está preocupado, puede decirle a la Emperatriz que pase primero. Mi cuestión no es urgente, así que puedo regresar más tarde."
"Estoy seguro de que ya se fue."
"¿La vio?"
"No. Pero es la emperatriz."
"¿?"
"Nunca haría nada que dañe su orgullo."
"Entonces, ¿Por qué no va usted al palacio del oeste, Su Majestad?"
"Estoy demasiado enojado como para hacer eso."
"Pero, Su Majestad, ¿Es cierto que el Marqués Farang consiguió las drogas abortivas, verdad?"
"Mi investigador es competente."
En vez de darle una respuesta definitiva, Sovieshu se puso de pie.
"Estoy cansado. ¿Le gustaría caminar un rato?"
Sovieshu se levantó y se acercó a la puerta.
Desde aquí era más difícil saber si la Emperatriz ya se había ido.
El Marqués pensó que sería mejor para Sovieshu ir al palacio del oeste, pero no debatió ese punto y se puso de pie también.
Pasaron por el salón y salieron, tan pronto como Sovieshu puso un pie en el pasillo, se puso rígido.
La Emperatriz seguía ahí. Incluso el Marqués Karl se sobresaltó y rápidamente hizo una reverencia.
"Pensé que ya te habías ido."
Sovieshu murmuró en voz baja, frunciendo el ceño.
***
Al principio, pensé en regresar.
Lo habría hecho si fuera la de siempre, pero esta vez me rehusé a rendirme frente a él.
Así que me quedé en mi lugar y esperé que Sovieshu saliera.
'En cualquier momento saldrá.'
Afortunadamente no tuve que esperar mucho.
Abrió la puerta y noté que su postura estaba encorvada, quizá debido a su preocupación por Rashta.
No obstante, su expresión se tornó en disgusto tan pronto como me vio.
"Pensé que te habías ido. ¿Qué haces aquí? ¿Quieres recibir un castigo o algo por el estilo?"
Sonreí tan fríamente como pude, pero respondí casualmente.
"Pensé que querías esto."
"¡!"
"Así que me presenté."
Él no reveló ningún daño en su orgullo, ni hizo mención del hecho de que me había ignorado, pero sus ojos temblaron.
Su voz burlona se tornó en un frío desprecio.
"La Emperatriz siempre me sorprende, tanto en relación al caso de Rashta como ahora."
"Y tú eres un cliché en relación a Rashta."
Sovieshu se inclinó hacia mí y bajó la voz para no ser escuchado por los demás.
"No creo que la Emperatriz esté en posición de hacerme esto. ¿Qué te parece si ocasionalmente reprimes ese orgullo tuyo?"
"¿Por qué debería hacerlo?"
"Estoy encubriendo el crimen de tu hermano por ti."
"¿Crees que fue mi hermano el que envenenó a la Señorita Rashta?"
"¿Tú no lo crees?"
Honestamente, no podría decir con seguridad.
'Mi hermano no es así.'
Si bien la descendencia de una concubina no tenía derecho a la sucesión, era imposible impedir que heredaran su parte de la riqueza.
En particular, cuando la relación entre el esposo y la esposa se tornaba amarga, uno de ellos le daría prácticamente toda su riqueza y propiedad a su hijo favorito.
Sin embargo, si el hijo de una concubina era asesinado rotundamente, el autor era castigado según la ley.
Incluso un intento encubierto de asesinato probablemente dejaría rastros o rumores, así que los aristócratas y la realeza atacaban secretamente a las concubinas del otro usando drogas abortivas.
Sin embargo, no podía estar de acuerdo con la afirmación de Sovieshu.
"No."
Hablé francamente, y Sovieshu resopló.
Mientras seguía hablando en voz baja en mi oído, podía sentir hebras de mi cabello agitándose bajo su aliento.
"El brazo se doblará más fácilmente hacia dentro que hacia fuera. No creo que el juicio de la Emperatriz se haya nublado todavía."
"Me ignoraste y no me dejaste entrar en tu habitación."
"Estaba conteniendo mi enojo. No podría conseguirlo si tengo que estar mirándote."
Dio medio paso hacia atrás, me dio una última mirada, y luego pasó rozándome.
Debía estar yendo a la habitación de Rashta, pero no quedaba en esa dirección.
Sus pasos se detuvieron, se dio media vuelta y se acercó a mí nuevamente.
"Iba a seguir adelante. Pero no puedo, porque estoy enojado. Crees que tu hermano es inocente, ¿Cierto?"
"...Sí."
"Entonces deberías investigar tú misma. ¿Quién le dio la droga a Rashta?"
"¿No es ese tu trabajo?"
"Sí. Es mi trabajo, pero si me dispongo a investigar, terminaré causándote daño"
"¡¿?¡"
"Si Koshar es el criminal, mi gente estará enojada con él por intentar dañar a mí hijo. Sin importar lo cuidadoso que sea, terminaré siendo forzado a revelar la verdad."
"No finjas preocuparte por mí."
La expresión de Sovieshu cambió, y se inclinó hacia mí con un gruñido amenazante.
"Investígalo. Después ven y discúlpate si tengo razón."
***
Más tarde esa noche, me había dado un baño y la Condesa Eliza estaba peinando mi cabello.
"Las sirvientas y el chef fueron expulsados del palacio."
"¿Expulsados...?"
"No se habían dado cuenta que la droga estaba mezclada con la comida."
"¿Se dijo algo acerca de atrapar al culpable?"
Editado: 30.05.2024