La Enfermera y el Alfa

Capítulo 2

Julia se subió al auto y condujo hasta el velatorio. A Julia se le caían las lágrimas, mientras manejaba. Hace dos años había asistido al velatorio de una de sus tías. Cuando llegó bajó del auto y caminó hacia la sala de velatorios. Entró y se encontró con familiares llorando y con algunas personas que no conocía.  

Se acercó al cajón donde estaba su abuela fallecida y comenzó a llorar de nuevo. Luego Julia se secó las lágrimas con un pañuelo, y después fue a hablar con su hermana.

—Vine lo más rápido que puede.     

—Está bien. ¿Me habías dicho que estabas buscando alquiler? 

—Sí, de ahí vengo.     

—La abuela hoy se descompuso. Mamá llamó a un médico para que la venga a atender a domicilio, pero no hubo caso. El médico la revisó y nos dijo que a la abuela le convenía estar internada. Le hicimos caso, la subimos entre mamá y yo como pudimos al auto. Antes de llegar al hospital, se había quedado dormida. Eso fue lo que yo pensé, y cuando la bajamos del auto con mamá, vimos que no reaccionaba. Yo corrí hasta el hospital en busca de una enfermera. Y cuando la enfermera la revisó, nos dijo que ya estaba muerta.   

—Qué mal. No pudo llegar a tiempo al hospital.   

—No pudo tener esa suerte.  

—Cambiando un poco de tema. ¿Quiénes son los que están sentados en el fondo?

—Son primos de mamá.   

—Nunca los había visto.   

—Yo tampoco.  

—Vamos a fumar un cigarrillo afuera.

—Bueno.   

Julia sacó el paquete de cigarrillos que tenía en el bolsillo de la campera, y le invitó uno a su hermana. Su hermana lo encendió y comenzaron a hablar.

—Vamos hasta el auto.  

—Sí, vamos.  

Mariela abrió la ventana del auto. Conversaron de distintos temas y cuando terminaron de fumar volvieron a la sala velatoria.

De pronto una mujer hizo su aparición en el velatorio. Cuando Julia entró en la sala, la vio.

—A esa mujer la conozco.

—Sí, también la recuerdo.  

—Es la misma señora, que una vez habló mal de nuestra abuela.

—Ese día yo no estaba, pero me acuerdo que me comentaste.   

—Por lo que veo, llegó recién, no la vimos desde el auto.

Julia se acercó hasta donde estaba su mamá para hablar. Hablaron por media y luego Julia se quedó callada. Por momentos, miraba a todos los presentes. Sacó el celular del bolsillo para entretenerse y descargó un libro en pdf. Se atrapó en la lectura y la hora comenzó a pasar. Miró la hora en su celular y vio que ya eran las 13:30 hora del almuerzo. Fue hasta donde estaba su mamá y le dijo:

—Mamá, voy hasta la casa, a comer algo y cuando termine regreso.  

—Si está bien, hija.  

Julia se subió al auto y condujo hasta su casa. Tuvo suerte con el tema de los semáforos. Llegó a su casa y comenzó a preparar la comida. De la heladera tomó una lechuga y dos tomates. Tenía carne de cuadril en la heladera. Julia la sacó y la llevó hasta la cocina. Encendió el fuego de la cocina, luego colocó la plancha y colocó ahí los bifes. Les colocó sal y esperó a que se cocinen. Cuando terminó de hacer los bifes, se sentó a comer sola. Disfrutó de la comida y cuando terminó de comer lavó el plato y se sentó a descansar en el sillón. Julia se quedó dormida y cuando despertó vio que eran las cinco de la tarde. Fue hasta el baño a peinarse.




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