Capítulo 14.
—¡¿Que demonios te paso Alex?!—Pregunto exaltada la jefa del A mientras lo agarraba de la quijada con una mano obligándolo a mirarla
—Nada—Gruño Alex mientras se quitaba de su agarre
—¡¿Como que nada?! Si estoy viendo que tienes heridas.
—Fue una pequeña pelea. —Alfin respondió después de ignorarla un momento.
—Aja si, pequeña. ¿Que te hicieron para que te enojarás?
—Despues te explicó, quiero relajarme un poco, alrrato tenemos que ir por los alimentos.
—¿Los chatarra?.—Pregunto la chica
—No, la comida.—Dijo sonriendo
—Esta bien.—Dijo alejándose ya que conocía a Alex, la correría si ella no se iba por su propia cuenta.
***
—¿Porque hiciste eso Natalie?, tan solo con separarlos bastaba, no habría porque golpearlos.—Malia pregunto con un poco de enfado, no era manera para actuar.
—Sabes que no lo pude evitar.
—Entiendo lo que te pasa a ti y a Ari, pero sabes que lo puedes controlar, lo pueden controlar, ella no tanto como tú, pero te controlas mas.
—Sabes que nos controlamos, apenas los tocamos.—Respondio Natalie agachando la mirada.—Esque no somos nosotras, algo hace que seamos así, es como si...
Como si no tuvieramos él control al cien por ciento de nuestro cuerpo.
—Pero lo pueden controlar.
—Empeoro desde qué empeze a entrenar
—Tenias que hacerlo, no tenias opción Natalie. Gracias a esos entrenamientos pudiste empezar a controlarlo más.
—Pues si, pero cada vez se hace mas fuerte, desde que estamos aqui siento que pasa eso...
—¿De que hablan?¿Como que no puedes evitarlo?¿Que se hace mas fuerte?—Pregunto Ingenuo Sebastian
—¿Que haces aquí?
—Vine a hablar con Natalie, es algo muy importante.
—Bien, dime.—Natalie reaccionó
—Primero expliquenme ¿De que estaban hablando?
—No es algo que debas saber.—Respondio Natalie con voz fría.
—Pero me interesa.
—Dijo que no debes saber eso, casi nadie lo sabe, cuando ella este lista para decírtelo, lo hará, en su tiempo.—Al fin hablo Malia y él chico ya no sabía que decir.
—¿Que es eso tan importante?—Preguntó Natalie. Malia salio cuando supo que ya no pertenecería a la conversación.
—Tengo, tenemos que decirte algo.
—¿Tenemos?
—Diego también. Acompañame.—Dijo haciendo una seña para que lo siguiera.
Iban bajando las escaleras de cemento, caminaron en dirección a la biblioteca.
—Alto no podemos pasarnos de las doce.—Advirtio Natalie
—Tranquila falta mas de una hora para que sean las doce. —Menciono Sebastian—Tu sigueme
Caminaron hasta la entrada de la bodega, y ahí se encontraba Diego sonriendole a Natalie.
—Hola.—Se dirigio a Natalie.
—¿Y ahora que?—Pregunto Natalie a Sebastian ignorando a Diego.
—Tenemos que enseñarte algunos vídeos de los de vigilancia. ¿Puedes abrir por favor?—Diego dijo amablemente.
—Esta bien.—Natalie abrio. Fueron en dirección de la sala de control y los chicos se sentaron en los respectivos lugares a los que ya estaban acostumbrados. Y empezarln a teclear.
—Ven, necesitas ver esto—Diego le hizo una seña a Natalie para que prestara atención a una pantalla.
—¿Que demonios es eso?.—Pregunto Natalie.
—No lo sabemos.—Le respondió Sebastian
—Mira, aquí esta de lo que nos protegemos.—Señalo otra pantalla
—Infectados, son demasiados en tan poco tiempo.—Dijo Sebastian acercándose para ver mejor.
—¿Crees que halla una cura?—Natalie seguía haciendo preguntas
—No lo creo, tal vez si, lo mas probable es que no.—Diego parecia pesimista
—Tengo otra pregunta.
—Hazla—Dijo Diego, Sebastian no estaba en la platica, solo se quedaba viendo las pantallas y analizando lo que pasaba afuera.
—¿Puedes ver si él domo esta bien? Oh mover tecnología que se encuentre en la escuela mediante estos teclados.—Dijo señalando los teclados.
—Si, como ya sabes puedo ver to losugares de la bodega y al parecer de la escuela, no muchos pero si varios, tengo como quince más o menos que nos dan vista a las calles de la antigua ciudad. Puedo abrir él domo... ¡Natalie! Alguien esta pidiendo entrar al domo. Llego un mensaje. Ahora llaman, ¿les respondo?
—Si, si responde, rápido.
La pantalla mas grande se prendió dejando ver a un ejercito no muy numeroso pero, se veían masomenos de su edad, al frente había dos chicos.
—Hola.—Saludo uno de ellos, él mas alto y de tez morena.—Somos del ejercito.—Dijo mostrando una placa, Diego y Sebastián supieron que no mentía, ya que conocían las placas del ejercito.—¿Podrían dejarnos pasar? Venimos por arriba—Preguntó amablemente
Diego obedeció y les dio paso, puso en automático para que él domo se cerrara en dos minutos. Antes aviso por las vocinas, estrictamente a los salones de último año, que estuvieran alertas y bajaran al patio inmediatamente y si, llegaron al patio antes que los del ejercito poniéndose en alerta por la avioneta que ya aterrizaba en el techo del edificio del Instituto. Él techo del domo se iba cerrando al mismo tiempo que los soldados bajaban.