De pronto, Conrado despertó en medio de la acera de su oficina. Un llamado por teléfono le aviso que su esposa había decidido fugarse con otro hombre. Fue en ese instante, luego de recibir aquella noticia, en que recordó esos raros acontecimientos, el llorar por una mujer en medio de una playa, vagar deliberadamente por un bosque de figuras humanas, y aquellas sensaciones que fueron acarreadas con todo esto. Nadie lo sabía, quizás ni el mismo estaba seguro, pero volvió a encontrarse en aquel extraño lugar donde todo comenzó, donde su vida tomo un rumbo inesperado.
No era consiente, su mente quedo deshecha, pero definitivamente se hayo en ese lugar, del cual nunca podría escapar, y en el cual permanecería el resto de sus días.