Una mañana en la comisaría, el agente Robert registraba en la base de datos en busca del nombre Silvain Durand. La computadora solamente mostró a dos sujetos de los cuales uno ya estaba muerto desde hace más de seis meses. El otro vivía en Le Marais, uno de los barrios más antiguos de París.
Al obtener la dirección, Normand salió con Zoé para hacerle unas preguntas al sujeto. Cuando llegaron al hogar de residencia de aquel misterioso hombre, se dieron cuenta de que no podía ser él ya que Dione lo describió como una persona joven, aproximadamente de su edad. El hombre en aquel departamento no parecía de unos 28 años; todo lo contrario. Era un anciano de algunos 80 años que vivía con sus nietas.
—Disculpe Monsieur Durand ¿Tiene usted otro nieto aparte de la joven? —preguntó Normand.
—¡No! — habló el anciano — Solo mi nieta Jacqueline y su hermana Geneviève. No tengo nietos varones.
—¿Pasa algo, agentes? —preguntó Madeimoselle Durand.
Normand explicó lo que pasaba, investigaban a un sujeto por acoso bajo el nombre de Silvain Durand, y el único con vida era su abuelo.
—No se preocupen, tal vez alguien usando una identidad falsa. Lamentamos las molestias, tengan buen dia. —dijo la detective Zoé apenada por causar molestias.
Los agentes salieron del lugar. Al abordar el auto, Zoé le exigió una explicación a su compañero —Normand ¿Qué demonios pasa?
—Alguien está acosando a Dione vía telefónica. No es desde ahora, pero creo que aún estamos a tiempo de actuar.
—Tenemos mucho por hacer en la comisaria y tú investigas a un anciano que apenas puede respirar. ¿C'est quoi ton problème?
—Zoé, dieron el nombre de Silvain Durand, el maldito sigue a Dione a todas partes ¿Quieres que me quede cruzado de brazos y deje que le hagan daño? Es mi deber como detective investigar y proteger a los ciudadanos.
—No estás protegiendo a una ciudadana, estas protegiendo a tu mejor amiga.
—¡Es mi deber de todas formas! ¿Es que Dione no es ciudadana? ¿Si quiera estás escuchándote a ti misma, Zoé?
La detective comenzaba a enfadarse —¿Qué hay con el sacerdote? Era tu amigo también ¿Y dónde está? ¿Eh? ¿Dónde está?
—¿Insinúas que lo asesinaron por mi culpa? ¡Vaya detective!
El silencio dominaba el interior del vehículo.
—Normand, lamento haberme portado asi. Es solo que he estado muy estresada estos días y casi no he podido dormir.
Normand no decía nada, solo miraba por la ventana tratando de calmarse. Luego de unos minutos, giró la llave y condujo en completo silencio hasta la comisaria. Al llegar, ambos bajaron del auto. Normand caminaba velozmente y su compañera intentaba alcanzarlo. Ambos se detuvieron en la puerta principal.
—¿No piensas hablar? — le preguntó Zoé antes de ingresar al edificio.
Como era de esperarse, el agente no decía nada. Estaba realmente enojado por la actitud de la detective. Parecía no importarle que la vida de Dione corría peligro. Al ver que el agente Robert no le dirigía la palabra, Zoé lo dejó tranquilo y se dirigió a su oficina.
Normand revisaba algunos papeles y salía regularmente a investigar junto a los oficiales. Trabajaba duramente en el caso del sacerdote sintiéndose frustrado al no encontrar un indicio acerca de los responsables. A pesar de estar seguro de que Constantin tenía las manos metidas en aquel terrible suceso, necesitaba pruebas suficientes para poder encerrarlo.
En una de sus salidas aprovechó para encontrarse con Naomi, la hermana menor de Constantin. Sabía que la bella joven no estaba de acuerdo con las actividades a las que su hermano se dedicaba.
—No he visto a Constantin desde hace mucho, me mudé de casa. Recientemente fue su boda y no asistí, no quiero estar cerca de la gente que lo rodea, ¿Por qué? —Naomi no tenía conocimiento de las últimas andanzas de su hermano mayor —No me digas que está relacionado con el asesinato del sacerdote.
—Para ser francos, tu hermano es el principal sospechoso y no hemos podido dar con su paradero. Creí que tal vez tú podrías ayudarme, te daré protección y todo lo que sea necesario —intentaba convencer a la dama.
—Lamento no poder brindar información, lo último que supe de él fue que se casó con una tal Paulette y se mudó poco después, no sé el apellido de su esposa y no me interesa saberlo.
—¿Cuándo fue la última vez que hablaste con tu hermano? —cuestionó el agente.
—Hace aproximadamente siete meses. Trato de evitarlo a toda costa y como dije antes, no verme involucrada con los malditos que lo rodean. Si de verdad supiera su ubicación no dudaría en decirte, créeme.
Normand dio un sorbo de café, acto seguido se frotaba las manos hasta que decidió preguntarle si el nombre de Silvain Durand le era familiar.
—No, en lo absoluto. Jamás conocí a nadie con ese nombre mientras viví con mi hermano —Naomi creyó conocer a una chica que tal vez podía darle información acerca del sujeto —Conozco alguien que quizás te pueda ayudar, su nombre es Adrienne Gautier.
—¿Dónde la puedo localizar? — preguntó el agente mientras sacaba un bolígrafo y su pequeño cuaderno —Necesito la dirección.
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Editado: 06.08.2021