Dione leía un poco antes de dormir. Cuando ya no pudo continuar, puso el libro en la mesa de noche y apagó la luz; fue entonces que volvió a ver la sombra de Silvain.
—¿Ahora qué quieres? Vete, voy a dormir.
—Solo vine a ver si necesitabas algo, pero veo que todo está en orden.
Dione se cubrió totalmente con el edredón y Silvain desapareció de la habitación dejándola descansar. A partir de esa noche, las cosas comenzarían a cambiar para la reportera que, sin saber, estaba por cerrar el ciclo del que aquel ente le hablaba.
Esa noche Dione tuvo otro sueño en el que se veía usando una katana. Manipulaba el artefacto con mucha experiencia, como si lo hubiese hecho durante toda su vida.
Al amanecer, la mujer despertó y caminó hasta el baño. Luego de asearse y arreglarse, llamó a Marjolaine, pero su amiga ya no estaba. Marjolaine había salido más temprano al trabajo.
Como no tenía nada que hacer, Dione decidió limpiar y organizar el apartamento. Para hacer de la limpieza una actividad más emocionante, la mujer encendió la radio para escuchar su musica favorita mientras bailaba y cantaba a la hora de limpiar. Por un instante la mujer olvidó que había perdido su empleo, sentía un gran optimismo aquella mañana; contaba con Silvain quien, en cierto modo, se estaba convirtiendo en un ser emisor de buenas vibras.
Al terminar con la limpieza, Dione apagó la radio, se sirvió cereal y se echó en el sofá a ver televisión. Había buena programación ese dia; películas de acción, las favoritas de la periodista.
A eso de las diez de la mañana, alguien llamó a la puerta. Dione no esperaba a nadie ese dia, y al ver lo que estaba pasando, se levantó cuidadosamente y caminó despacio hasta la puerta.
—¡Dione! C’est moi, Max!
Rápidamente la mujer abrió la puerta y recibió a quien por mucho tiempo fue su camarógrafo —¡Qué alegría verte, Max! ¡Pasa!
El muchacho le llevó flores a Dione como símbolo de amistad. Dione, muy agradecida recibió el detalle y agradeció por el mismo. Ver a Max en su casa era algo que Dione no esperaba, pero se sentía muy feliz por la visita.
—¡Qué rico huele! ¿Es lavanda? —Preguntó el joven mientras veía lo limpio y ordenado que estaba el lugar.
—¡Sí! Relajante ¿No? —comentó la mujer e invitó a Max a tomar asiento y le brindó una taza de café —¿No deberías estar en la cadena ahora?
—Pues, verás… debería, pero no tengo mucho por hacer ya que no estás. Vine porque las cosas no están del todo bien. Hay rumores de que Laurine inventó todo, y yo confirmé que sí fue ella, otros dicen que en definitiva tienes algo que ver con Constantin.
—¿Tú que crees, Max? —Cuestionó Dione mirando al joven fijamente a los ojos —Quiero que me digas la verdad.
—Yo creo que eso del romance es falso, en el tiempo que llevo de conocerte he notado que eres una persona correcta, pero hay algo que quiero saber ¿De verdad de reuniste con ese sujeto?
Dione no vaciló en responder a la pregunta del chico —Sí, lo hice. La verdad es que conozco a Constantin desde niña y se de lo que es capaz. El infeliz está culpando a su propia hermana de un crimen que no cometió. —respiró profundo y continuó diciendo —El energúmeno es capaz de culpar a su propia madre de algo asi con tal de librarse de todas sus responsabilidades.
—¿Y dónde está la hermana?
—No lo sé, desearía encontrarla para avisarle lo que está planeando Constantin. Ella está escondida para que el infeliz no la encuentre. —Dione no se atrevía a decirle al joven que tenía el número de Naomi.
—Con un hermano así, yo lo haría —Max entendió la situación de Dione, bebió un poco y luego dijo —No me parece justo que Antoine no te haya escuchado. Como te dije, supe que Laurine fue la del chisme en la cadena.
—Maldita chismosa —habló Dione con mucho enojo —Era de esperarse.
—Debe cuidarte, hay mucho loco suelto y nadie está seguro ahora. Si necesitas algo, lo que sea, solo llámame.
—¡Gracias, Max!
El chico se despidió de Dione y rápidamente salió camino a la cadena. Debía estar lo antes posible ya que Antoine estaba bastante insoportable desde que despidió a Dione.
Mientras tanto en el canal…
Octave se encontraba preparando un informe para la próxima emisión de las noticias cuando Max llegó al lugar, se acercó a su puesto y le comentó que había estado en casa de Dione minutos antes.
Laurine observaba al camarógrafo constantemente y le envió un mensaje vía e-mail a su jefe diciendo que Max había llegado tarde a trabajar. Octave logró verla, se levantó de su puesto dirigiéndose a ella y le dijo —Anda, dile a Antoine que Max llegó tarde a la oficina debido a un embotellamiento a pocas calles de su casa.
Laurine sintió temor ante la mirada de Octave, mirada que intimidó incluso a su jefe quien luego de recibir el mensaje salió de la oficina para ver qué pasaba.
—¿Dónde está Max?
—Acaba de llegar, un embotellamiento cerca de su casa lo atrasó.
Antoine al no creer, se acercó al joven camarógrafo —¿Por qué llegaste tarde?
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Editado: 06.08.2021