La santa
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El aire del campo de batalla era suficiente como para poder quemar los pulmones de las personas, acompañado con el fétido aroma de los cadáveres prontamente putrefactos que eran triturados en los pies de enemigos y aliados para luchar en el frente de batalla.
Los lideres de la alianza se hallaban reunidos en su carpa detrás del frente preparando estrategias para luchar en contra de las filas de Akatsuki, los Ambus intentaban infiltrarse en las filas del enemigo para saber sus planes, los ninjas de rango chunnin en adelante eran lanzado con pesar a las garras de la guerra siendo médicos o no, los gennin por otro lado, eran los encargados de proteger a los civiles y conseguir recursos dentro de los búnkeres subterráneos de cada aldea.
Sakura gruño mientras golpeaba con fuerza al ninja que había intentado atacarla, notando como el ninja que llevaba la banda de Suna se deshacía en un liquido viscoso y blanco hasta no quedar más que un cuerpo completamente blanco de cabello verde y ojos amarillos, completamente inerte.
Era un Zetsu, esos bichos rastreros que habían conseguido meterse en las filas de la alianza creando peleas internas.
La Haruno se sostuvo con sus propias rodillas para no caer al piso del cansancio, siendo rodeada por varios charcos del mismo líquido y cuerpos son vida.
Gracias al examen físico que habían empezado a hacer los Aburame para contener la plaga de Zetsus, consiguiendo así que ella y varios de los de su generación consiguieran tenderles una trampa los enemigos.
— La zona 8 está libre... —Aviso por el comunicado en su oreja derecha mientras caminaba con lentitud hacia el cuartel general en el que ella y los demás se solían reunir.
— ¡Zona 16 limpia! — Aviso Kiba mientras en ladrido de Akamaru se escuchaba a sus espaldas.
— Zona 3 limpia... — Aviso Shikamaru claramente cansado mientras las voces de Ino y Choji se escuchaban.
— ¡Zona 20 limpia! — Se escucho la animada voz de Lee mientras a su vez se escuchaba la voz enojada de Neji diciéndole que se callara
— Un arcón vino donde mi hace poco, Tsunade me ha avisado que debemos ir al cuartel del frente, tiene algo importante que decirnos — Comento la de cabello rosa en el comunicador, recibiendo una respuesta positiva de sus compañeros de generación — Iremos mañana temprano, me retiro.
Se quito con fatiga el comunicador antes de caer de rodillas al lado de un árbol de corteza quemada y seca debido a las nubes de humo que evaporaban toda molécula de agua del cielo sin que estas ni siquiera caigan.
Sus piernas dolían, sus brazos dolían, su cabeza dolía, recordándole con amargura el hecho de que ella no tenía ningún compañero de equipo que le ayudara a caminar devuelta a su carpa.
Una lagrima solitaria callo de su ojo, mientras, que muy a la lejanía podía ver las montañas de humo que venían directamente del frente de guerra, adivino rápidamente que las explosiones que podía ver a la lejanía no era más que el "hermoso arte" de Deidara.
De hecho, ella recordaba con cierte gracia el momento en que ella se había encontrado con aquel Akatsuki, que había venido directamente hacia ella para poder asesinarla por la muerte de Sasori, no debía de ser difícil adivinar que el rubio termino saliendo corriendo al ver que media alianza shinobi estaba a punto de cortarle la cabeza.
Ella duro unos momentos hay preguntándose si acaso Naruto estaba bien mientras llevaba su entrenamiento con las invocaciones de su maestro, se preguntó si acaso Kakashi estaría tan preguntaba por ella como ella lo estaba por él, le dolía pensar que ella no le importaba a aquellos hombres.
Y con respecto a Sasuke, el simple echo de pensar en aquel muchacho la hacia querer llorar, su corazón dolía cuando recordaba las duras palabras que el chico le había dicho cuando se encontraron en aquel momento en la cueva de Oroshimaru aunque de echo aquel Uchiha era un tema muy candente entre los chismes de varias personas.
Aunque lo último que se supo de él era que estaba en busca de su hermano acompañado de un equipo que el mismo había hecho, eso junto con la presunta muerte de Orochimaru en manos del azabache.
Frunció el ceño, había algo extraño, podía sentir una mirada penetrante encima de ella, abrió levemente los ojos buscando al propietario de la mirada, topándose con los ojos rojos y brillantes de un buitre, un nudo se hizo en su garganta cuando vio lo que parecía un trozo de carne humana y rastros de sangre en el pico del ave.
Se levanto y se fue rápidamente de ahí, no sin antes quemar los cuerpos inertes de los Zetsus asegurando su aniquilación alejándose con una pierna coja y caminando hacia el cuartel.
Llego en poco más de dos horas, yendo directamente hacia su carpa, dispuesta a no hacer nada más que descansar para luego levantarse al día siguiente y repetir su agenda nuevamente.
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Tsunade escupió un poco de sangre mientras se agachaba en el piso, la respiración de la Rubia era entrecortada, el shinobi de Kumo que estaba al lado gemía de dolor mientras la Senju curaba la quemadura que esta tenía en la espalda, cuando conseguir cerrar un poco la herida termino entregándoselo a uno de sus Shinobis médicos que lo saco rápidamente del frente de batalla.
La rubia miraba con furia como el rubio de Akatsuki sobrevolaba las nubes del campo de batalla.
El costado derecho de la Senju estaba levemente quemado debió a las explosiones del Akatsuki, aunque un grito del ya mencionado le hizo ver nuevamente al cielo viendo como el Raikage uno con Gaara habían conseguido espantar al escurridizo de cabello amarillo.
Aunque eso no quizo decir que las tropas de Akatsuki no seguían avanzando, no mentiría si dijera que millones de Zetsus se dirigían hacia ellos, y justo ese era el problema, eran miles de clones que parecían no tener fin.