La Eterna Prometida. Saga Salamina Nº 5

Capítulo 6

La pareja enamorada llego a las primeras horas de la mañana y las miradas de reproche los incomodo por unos segundos pero Alberto se envalentono y le dijo.

_ Deisy en unos días se va conmigo para  Capital y regresamos para la boda_ los miraba muy serio no iba a permitir por nada en el mundo que lo separaran de su amada.

_ Te comiste el pastel, antes de la boda _ le recriminó Felipe, con una sonrisa socarrona_ ¡Aun no se han casado!

Deisy estaba tan roja como un tomate, pero en su interior estaba muy satisfecha por su proceder, amaba a Alberto y no se arrepentía de nada.

_ Madrina, Alberto tiene razón, pronto nos casamos y me voy con él para Capital en unos quince días cuando le entreguen la casa que él compró para irnos a vivir allá _ ella miraba a su madrina con ojos suplicantes.

_ Yo no he dicho nada _ le sonrió su madrina _ solo estoy muy agradecida porque tú y él_ señalo a su hijo mientras le sonreía _ ¡Pronto me darán nietos! _ grito eufórica.

_ ¡Mujer! _ grito don Alberto _ Esto no es honroso, parece como si no les hubiéramos enseñado valores _ dijo muy serio _ pero, por favor denme por lo menos un par de nietos, bien hermosos y muy pronto.

Todos reían felices.

Alberto viajó nuevamente a Capital a concretar el negocio de la compra de la casa.

Y quince días después llamo a su novia prometida.

_ Amor, ya puedes venir desde mañana, ya me entregaron la casa _ le decía a través de la línea_ muero por tenerte acá conmigo.

_¡Oh, Dios, por fin¡ _Exclamó muy alegre _ mañana muy temprano viajo para allá y comenzaré  a organizar nuestro hogar.

_ Si pero primero a organizas la habitación matrimonial _ dijo socarrón _ y podemos probar todas las habitaciones antes de instalarnos en la propia.

_ Sí.  Lo  que me espera es mucho trabajo _ reían muy felices.

Feliz Deisy organizó su maleta emocionada y ayudada por su madrina que la miraba con amor y muy orgullosa de la joven en la que se había convertido.

_ ¿No dejaras de escribir, verdad? _ Deisy escribía unos poemas muy hermosos y Ana los admiraba mucho _ escribes muy lindo.

_ No madrina, Alberto es mi inspiración y creo que tendré inspiración por muchos años, al lado de mi fuente de felicidad.

La noche empezó a caer y a las dos de la madrugada sonó el teléfono de la familia.

Ana se despertó con un mal sabor en la boca y su corazón de madre le indicaba que algo estaba muy mal. Corrió desesperada al teléfono que se encontraba en la pequeña sala y contesto.

Minutos seguidos Felipe, don Alberto y Deisy estaba con ella en la sala, muy angustiados, al ver el rostro pálido y los labios sin un color, todos temblaron.

_ No, no, no, eso es imposible_ gritaba la mujer_ eso no es posible.

Don Alberto recordó una escena muy parecida y enseguida le quito el aparato y comenzó a escuchar, pero su rostro se petrificó y esto confirmo a los demás que era algo muy malo.

Colgó el aparato y con ojos vidriosos los miro y enfoco la mirada en Deisy.

_ Cámbiense nos vamos para la capital, Alberto sufrió un accidente y está en coma_ les dijo de manera rápida y con voz temblorosa_ Vamos a darnos prisa, él nos necesita.

Deisy se quedó tan quieta que no asimilaba lo que su padrino estaba diciendo, solo hacía unos instante ellos estaban hablando, de lo mucho que se amaban y de las veces que se harían el amor.

_ Vamos Deisy, muévete _ dijo don Alberto al verla paralizada _ vamos, mi reina.

Con lágrimas silenciosas y con una plegaria corrió a su habitación y se organizó para partir.

El viaje fue largo y angustioso, Felipe la consolaba aunque su corazón también estaba destrozado por causa de su hermano, no era justo que él muriera, si apenas estaba comenzando a vivir. Como era posible que alguien tan joven muriera.

Alberto salía de su trabajo e iba en su auto y fue cuando un ebrio se salió de su carril y se estrelló directamente con Alberto, sacándolo de la carreta estrellándolo contra un muro de contención.

La familia desesperada llegó  al hospital donde lo ingresaron y corrieron por los pasillos hasta dar con la habitación indicada.

Desde el vidrio que separaba la habitación la familia lo miraba.

Ahí estaba inerte el hermoso hombre sus ojos cerrados, un gran golpe le estaba amoratando el ojo izquierdo, un tubo en la boca y otras máquinas más que tenía conectadas para alargarle la vida.

El médico de turno se les acerco, y con su rostro impasible les dijo.

_ Lamento mucho lo sucedido, pero el golpe que recibió fracturo su cráneo_ los miraba a cada uno de ellos_ él no volverá a levantarse de esa cama, es más él está muriendo poco a poco.

Deisy cayó redondita en el piso por el desmayo que sufrió. Rápidamente la llevaron a una habitación y la sedaron para que pudiera soportar el dolor.

_ No, no es posible_ lloraba Ana, al lado de su esposo_ Mi hijo no.

_ Si lo desean ver y despedirse de él, pueden hacerlo de uno por uno _ dijo el médico apabullado por el dolor que estaba mostrando la familia.

Felipe en un lado lloraba con gran dolor.

_ Mi hermano, papá, perdí a mi hermano_ clamaba en medio de la agonía que sentía su corazón por la eminente perdida de Alberto.

Deisy sedada dormía en una camilla y fue cuando una mano fría la despertó con palabras de cariño.

_ Mi amor, por favor despierta_ le decía con dulzura.

_ ¿Alberto? _ ella abrió los ojos y vio el rostro de su amado. Todo fue una desagradable  pesadilla. _ Oh, Dios se sentó en la camilla de un solo brinco y se abrazó a él_ Dios tuve la más terrible pesadilla _ lloraba con dolor mientras acariciaba la hermosa cara de su amado _ que tu morías y me dejabas.

_ Jamás te dejaré, te amo demasiado, sin ti yo no podría tener paz _ le respondía los besos con amor_ recuerda que el dieciocho yo voy a venir por ti, y nos casaremos y estaremos siempre juntos. Ese día quiero que te pongas el vestido que te regale, te lo quiero ver puesto, para mí, yo vendré  por ti_ la beso con pasión_ No lo olvides, te amo.




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