La extraña muerte de Levi Richards

Capítulo 3. Un diario.

Escribo esto desde la incomodidad de una silla desvencijada. En Terión todos duermen tranquilos, la pesadilla del caso de Lou Bedek, una réplica del caso Levi Richards ha sido finado por él mismo y una linda chica de nombre Mei Fennel, sólo yo conozco, empero, la verdadera situación que se ha cernido sobre la ciudad, la isla, y el planeta. Soy el doctor en medicina, en el área de psiquiatría Matthew Nihel Edel, y ruego a Linda, que en paz descanse, que perdone mis acciones que tuvieron aliciente en el amor que tanto le profesé.
Seré sucinto con el relato, pues no quiero prolongar más mi estancia en este mundo, que ya fue maldecido por una entidad con un poder inconmensurable. Asimismo, quiero que quien lea esto pueda perdonar mis acciones. Y he de remitirme ahora hasta el catorce de junio, el día de la muerte de Levi Richards.

Su muerte no fue sorpresiva en realidad, lo que sí llamó al horror en mí fue la forma en que murió. La lanza perforando su cuerpo solo dejaban espacio a una idea de la defunción de Levi, y era la más hecatómbica, dejen que continúe.
Me aparecí en la reunión del departamento de inteligencia en el edificio de matemáticas de la universidad Serenity de Terión esperando exhortar a las autoridades a dejar el caso libre, sin resolver, así eludiendo el horror que podría despertarse de lograr concretarse aquello que, temía había intentado Levi Richard — ese imbécil —. La sola mención de Myrna en aquella improvisada reunión de trabajo me provocó náuseas.
Pido la empatía de quien lea esto y crea que debí haber hablado con los policías acerca de mis conjeturas.
Era el culpable de una masa de suicidios muy ingentes, mis pacientes terminaron su vida gracias al tratamiento que les diera yo con las llaves de cobre — malditas —. Aproveché un poco del poder del Grimorio, ahora que sabía que Lyrse, aquella presencia se encontraba en nuestro mundo, este logró que se me absolviera de todos los cargos, a cambio solo tuve que hacer un tratamiento más, el de Alejandro Zwai, a quien además intenté heredar el libro; pero este perdió la cordura.
Tenía que ser capaz de darle seguimiento a este caso de cerca, pero Antonio Bedek se mostraba reacio a colaborar conmigo, y puso a su hijo Lou a investigar desde la academia, un error muy caro, pensando en que el mismo podría verse atraído por las mismas razones que Levi Richards. ¡Oh! Quién imaginaría lo que ahora sé.
Lo que ocurrió en el abandonado anfiteatro de Serenity es fácil de adivinar cuando has leído el Grimorio, y ves la forma en la que murió el chico. En los anales del Grimorio, personas como Levi o yo tomamos los rituales como un reto, algo a realizar, Lyrse es más aquiescente, así como es el primero en despertar, de manera que para mí no existió peligro al traerlo al mundo material, sin querer hacerlo realmente, con Myrna, empero, las cosas no se rigen bajo las mismas leyes.
Lennon Fairbanks es el heraldo de esta diosa, el único hombre capaz de amainar la furia de esta, que rezuma cada vez que es llamada por personas lascivas en búsqueda de un poder para satisfacer sus pasiones. Son las conjeturas del ritual las que más menguaron mi salud aquellos días, Levi murió como muchas otras personas en la historia cuyos nombres jamás fueron tallados en una tapia conmemorativa; pero temo que Myrna haya advertido la presencia de Lyrse, misma que la llevaría a instalarse en un cuerpo, para así buscar su completo despertar.
El lugar donde Lyrse actuaba era sencillo de seguir, allá donde hubiese extrañas muertes no asociadas a un caso aislado, allí estaba él, además, normalmente seguía una retahíla, antes de que una persona muriese, otra ya había sido poseída por Lyrse. ¡Oh! Temo mucho ahora que sé que personas cercanas a los Zwai han muerto.
En los rituales hechos a Myrna, un contenedor material, dicho sea, una persona que será secuestrada en su propio cuerpo para poder contener a la diosa, debió haber sido aprisionada junto a las demás chicas, asimismo, esta debía valerse de sus medios para llegar hasta el anfiteatro. Dios no quería que fuese Helena Zwai.
Debo decir nuevamente que tenía que seguir el caso de cerca, y con el apuro que los Zwai causaron en mí, me armé de un sombrero de ala ancha, una espada y me dirigí a Serenity, asesinando al director de entonces, Jedebiah Hoffman; el caballo lo compré el mismo día a un labriego que abandonaba Terión hacia el Desfiladero del Diablo, cuando hube matado a Hoffman, también acabé con el caballo, lo lancé al río Pigmeo y acudí con Jones, jefe del departamento policial, para pedir la sustitución en calidad de informante como director de Serenity.

Todo salió muy bien, fui nombrado director y agente encubierto. He intentado exhortar a Bedek a trabajar de la mano, pero este se muestra reacio, y mi miedo se acrecienta tiempo después. Rubí Lacan había desaparecido, justo como en el caso de Levi Richards, Lou Bedek había desaparecido, y la pista de Lyrse se había perdido desde Alejandro Zwai. Temía mucho que Lou hubiese sido poseído por Lyrse, este sería más capaz de concretar el ritual para Myrna, ya en posesión de un cuerpo material más fuerte como el de aquel chico. Levanté la alarma en Terión, y pronto todos buscaban al hijo de Antonio, era menester refrenar sus acciones antes de que algo catastrófico ocurriese.
Omitiré todo lo ocurrido durante mi mandato pues es un ciclo permanente de derrotas, cada vez más adveraba la idea de que Los había sido poseído, por la protección que los alumnos brindaban sobre su paradero, y lo escurridizo que se presentaba. Esto hasta el momento que Lou fue visto una vez más saliendo de Serenity con dirección desconocida, sólo podía confiar en aquellos que se prestaban a detener aquel horror.
Llegamos en el crepúsculo al anfiteatro, dentro, Lou y Mei, ambos en sus cabales, combatían a quien yo creo — vamos, ahora puedo asegurarlo —, a quien sé que era Myrna. Ambos salieron victoriosos de las faenas, pero aún debía buscar entre las escaramuzas. Reí espasmódico cuando encontré el error en el ritual hecho por Lyrse sobre Lou, ¡no había un «contenedor», todas las chicas que salieron eran plagiadas que brindaron del escenario, pero no había ninguna que contuviese a Myrna una vez que está saliera!…
Fue entonces que supe que mis días habían acabado. De las bodegas subterráneas del anfiteatro asomaba el rostro de Helena Zwai, una niña pura, que sería el cuerpo perfecto para Myrna. Y creo que he omitido el detalle más horroroso de todo ello: a diferencia de Lyrse, los cuerpos poseídos por Myrna, si cumplen con el estándar de pureza, están destinados a perdurar durante el tiempo en que el cuerpo no fuera asesinado mecánicamente. Estamos perdidos, los dioses han comenzado a despertar, y pronto se verán exacerbados por las formas del hombre moderno, ignoro el paradero de Lyrse, aunque, a juzgar por la integridad mental de Lou, creo adivinar que ha desaparecido, pero eso ya no es un obstáculo, no ahora que Myrna tiene un cuerpo material.
Me gustaría despedirme de alguien. Pero la culpa me amenaza con asesinarme antes de que lo haga yo mismo. ¡Oh! Maldito el día que ese libro llegó a mis manos.




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