XI
¿Y ahora?
El calvario comenzó. Ahora soy legalmente la esposa de este desgraciado. Martín solo me dejó traer un bolso con los documentos personales y la libreta en blanco que tomé de la casa de Roberto para hacer la lista del supermercado … Roberto… un nudo se hizo en mi estómago…
<< viernes, 4 de abril.
Mi vida se ha vuelto un caos, me he casado obligada con Martín, no sé dónde estoy. Tomamos una avioneta que nos trajo a algún lugar apartado en el país…. Martín duerme, a pesar de ser nuestra noche de bodas no me ha obligado a estar con él, es más, ni siquiera ha mencionado la idea, para mí es un alivio, pero no sé cuánto tiempo durará. ¡Oh Roberto!… sé que encontraras la forma de encontrarme… te extraño.>>
***
Te tengo en la mira maldito infeliz…
- Alex, muévete, no podemos perder más tiempo… - dije bruscamente.
Estoy tan enojado, tan frustrado. No pude llegar a tiempo… si solo hubiese llegado unos minutos antes. Quizá no hubiese podido evitar la muerte de Jessica y su bebé, pero tal vez Elena estaría a salvo y ese criminal tras rejas.
Pero ahora estaba todo listo. El operativo está en marcha. Una avioneta nos trajo a una pista de aterrizaje privada de una hacienda cercana. Desde allí los jeeps nos acercaron a la casa. Tengo con una orden de registro de la propiedad y una de arresto en contra de Martín.
Alex confesó y entregó las pruebas suficientes para iniciar el proceso. Pero como condición pidió ser partícipe del operativo. No confío en él, no como antes, pero hasta el momento todo lo que ha dicho ha resultado cierto.
Estoy a cargo de la operación, he estado a cargo en otras ocasiones, pero ahora era diferente. Antes me había sentido seguro y poderoso, hasta excitado y emocionado. Pero ahora… ira y miedo es lo que siento a cada paso. Me siento encabronado a tal punto que he sido una patada en el culo para muchos de mis compañeros, pero este no es un caso como los otros. Si ese infeliz le pone una mano encima… de pensarlo, siento ganas de patear a Alex por su idiotez sin límites. Solo quiero que ella esté a salvo, solo quiero poder abrazarla una vez más. Siento pánico al imaginar que algo pueda sucederle. Me pondría delante de una bala por ella, Dios lo sabe, pero no sé qué haría si la perdiera.
Seis treinta AM y las luces están encendidas. Según el informante, saldrían del país en una avioneta a eso de las 10AM. ¡Maldición, quizás adelantaron los planes! La avioneta aún estaba en la pista y le estaban haciendo los últimos arreglos. No hay más tiempo… Hice una seña a mi equipo.
La entrada fue limpia, se encañonaron a los sirvientes, no se produjo ningún inconveniente, ni siquiera un ruido extraño que alertara que algo inusual pasaba en la casa.
Los patrones están en el cuarto principal, había dicho el sirviente que mantenía contacto con la policía.
Alex me acompañó. Subimos la escalera sin hacer ruido. Cuando llegamos a la puerta nos miramos. Esa mirada de complicidad y confianza, ese “yo te cubro” dicho con los ojos, como lo habíamos hecho en muchos otros casos.
Di una patada a la puerta y entramos de golpe al dormitorio apuntando con las armas.
Pero el cuarto estaba vacío…
- ¡No, no, no, MALDICIÓN! – maldije tomándome la cabeza con las manos. No podía ser… había tramado todo con demasiado cuidado, todo estaba saliendo como se había planeado. Alguien tiene que haberle avisado que los íbamos a incautar. O había sido el sirviente o… la radio de Roberto sonó en ese instante.
- Riquelme hay movimiento en el hangar del avión.
En ese instante Alex lo apunto con el arma. El disparo se escuchó en la instancia retumbando en los pasillos de la casa.
* * *
- Es la señal. – dijo Martín al oír el disparo – Más te vale que te mantengas callada, tu antiguo noviecito nos encontró… pero no nos atrapará, ¿cómo crees que se verá con un agujerito en la frente? No creo que cambien mucho sus facciones, aunque quedará algo inerte…
- El camino está despejado por la puerta de atrás, nadie nos verá si salimos ahora. Hay un jeep esperándonos…
- ¡Ah! Maldito Martínez, ¡cómo no fuiste capaz de avisarme antes bastardo de mierda!
¡Oh! No, ¿Alex? Como era posible que estuviese ayudando a Martín en esto.
La mordaza que tenía estaba tan apretada en la cara no me dejaba hablar y las ataduras de las muñecas me estaba haciendo daño. Salimos por una puerta trampa de la saca y entramos en una especie de bodega que conectaba con el hangar.
- Te sorprende que tu ex este de mi lado… pues te diré que siempre ha sido así… desde que te conoce… fue gracias a mí. Recuerdas esa noche querida, ¿la salida del pub? Cuando te defendí. Se supone que en ese momento tú tenías que enamorarte de mí, ese idiota cobró mucho por molestarte, por lo menos pude darle una paliza. Entonces le pagué a este idiota para que saliera contigo. La idea era crear una historia y una ruptura lo suficientemente potente como para que te hiciera caer en mis brazos, pero el muy imbécil se enamoró de ti, ¿puedes creerlo? Y se atrevió a amenazarme… a chantajearme con que te contaría todo… pero le advertí que no se jugaba conmigo.