—¡Jay! — deje de leer el manga en mis manos y la puerta de mi habitación fue abierta por Eris. —¡Jay! — salto sobre mí, sacándome el aire.
—¿Qué pasa Eris?
—¡Quiero ir contigo a Boston! ¡Llévame!
—Hum, no creo que sea posible. — antes de que pudiera replicar, los mellizos entraron y también se subieron a mi cama.
—¡También queremos ir! ¡Llévanos! — pidieron los dos y toda la distracción que logro sacarme de mi estado depresivo, se esfumo.
—Chicos… — no me escucharon y siguieron sacudiéndome mientras gritan su solicitud. —Paren… ¡Alto! — los tres se detuvieron. —Primero que nada, necesitan el permiso de papá y mamá, ¿lo tienen? — continue ante el gruñido de Eris y Bianca. —Y segundo, no puedo cuidar de ustedes.
—¡¿Por qué?! — pregunto Bianca.
—Bueno…
—¡Yo sé por qué! — grito Eris y acto seguido, me apunto con uno de sus deditos acusadores. —Porque hará cosas con su novia.
—¿Cosas? — pregunto con inocencia, Logan.
—Si. — aseguro con sus brazos cruzados. —Se besarán y también dormirán en la misma ca… — cubrí la boca de este pequeño diablito.
—No le hagan caso, ya saben que Eris tiene zafado un tornillo. — los mellizos me miraron no convencidos con mis palabras. —Auch. — tuve que apartar mi mano ante su mordida de conejo. —Eso dolió, Eris.
—¡No tengo un tornillo zafado! ¡Jay malo!
—¿Por qué están todos aquí? — miramos hacia la entrada de mi habitación, encontrando a Hunter con un brazo apoyado y mirándonos con diversión.
—¡Papá! — los tres corrieron a sus pies y pidieron lo mismo.
—No es posible eso.
—¡¿Por qué?! — gritaron los tres.
—Por muchas cosas, pero lo más importante es que Jay es su hermano mayor y no la niñera. Él va a visitar a su novia y si los lleva no podrán divertirse.
—Entonces si vamos con Jay, ¿no podrá besarse con su novia y dormir con ella?
—Eh… sí. Así es. — Hunter palmeo la cabeza de Eris con una sonrisa tensa. —Cariño, lo mejor será que no uses esas palabras hasta que seas un poco más grande.
—¿Por qué?
—Hum, digamos que son palabras para adultos. — Eris estaba por preguntar algo más y cuando algo le da curiosidad sus preguntas son algo subidas de tono, pero Hunter se adelantó. —Tu mamá te espera abajo, linda. Este fin de semana es suyo.
—¡Es verdad! — todo asunto anterior fue borrado de su pequeña cabeza y una gran sonrisa le dio brillo a su lindo rostro. —¡Mami!
—¡Eris no corras! — Hunter salió detrás de ella y antes de que los mellizos salieran detrás de ellos, tome a cada uno en mis brazos.
—Hermano. — mire a Logan. —Tu novia es muy bonita.
—¡Si! ¡Es bonita! — les sonreí a ambos.
—Gracias. Y si, es muy bonita.
Toda esta escena sucedió debido a que vieron mi fondo de pantalla y conocieron a Elena. No se los había mostrado antes porque nunca preguntaron, pero después de ver cómo es su aspecto no han dejado de decir que quieren conocerla y jugar con ella. Han sido molestos, y para calmarlos los invité a hablar con ella hace unos días y ya que Elena estuvo de acuerdo, por primera vez tuve compañía en una llamada nuestra.
—¡Y su hermano también es guapo!
—¡Muy guapo! — alce una ceja, un poco celoso.
Theo como algunas veces lo hace, se autoinvito a la habitación de Elena cuando teníamos esa llamada y mis hermanos curiosos me pidieron que les mostrara una foto de él, una vez lo conocieron se olvidaron por completo de mí existencia y solo hablaron con los hermanos Halls por casi una hora.
Puedo imaginar perfectamente a Theo muriéndose de risa después de que mis hermanos se despidieran y cortaran la llamada como si yo no tuviera voz, y ante esto tuve que volver a llamar a Elena para hablar unos minutos con ella y desearle dulces sueños.
—¿Estás triste hermano? — pregunto Logan. —Lo has estado desde ayer.
—Un poco.
—¿Por qué? — pregunto Bianca. Juntarse tanto con Eris le ha contagiado lo curiosa, pero no se puede hacer nada cuando son inseparables y duermen en la misma habitación.
—No podre ir a visitar a mi novia. — sentí un dolor en el pecho lo cual termino por matar mis ánimos. —El próximo juego está muy cerca y este fin de semana entrenaremos.
—Entonces, ¿Por qué ella no viene a verte?
—Es complicada, pequeña. — bese la mejilla de ambos y una vez baje las escaleras, deje sus pies en el suelo.
—Hola, niños. — miramos a Lena quien tiene en sus brazos a Eris.
—¡Lena! — gritaron los mellizos, corriendo hacia ella para abrazar sus piernas y darle la bienvenida.
—¿Cómo están?
—¡Muy bien! — contesto Bianca. —Pero mi hermano esta triste.
—¿A sí? — Lena me miro y solo le sonreí un poco ante la gran boca de mi hermanita.
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Editado: 21.04.2024