La Guerra De Las Bestias

Solo nos queda ver tras la ventana

 

Habitaciones en silencio, un comedor vacío, sabanas sobre muebles, cortinas tapando los secretos y maletas en la puerta, las rosas marchitas, el cielo llorando, el frío abrasa sin dejarle ir.

Los recuerdos se aferran y el corazón grita, pero la mente solo susurra: caya, ya hiciste suficiente.

Solo se escuchan a las maletas caminar por el suelo del jardín, un auto rojo se encontraba en la entrada de la casa, subió al auto y este avanzó, parecía que iba lento, las ventanillas se empaparon de agua, solo se escuchaban los suspiros profundos, el chofer en ratos lo veía por el espejo y quitaba la mirada, era tan fácil ver el sentimiento tan fuerte como si le quitasen un pedazo enorme de él.

El chofer sin pensar solo preguntó:

- ¿acaso su corazón está llorando como el cielo lo hace?

El con voz fría solo dijo:
- El corazón no siente

Y así fueron las próximas dos horas, el con la melancolía dentro de sí, sabía lo que pasaba, sabía su destino, sabía que la vida es un libro con capítulos y él estaba cerrando uno, tal vez uno muy largo para comenzar el que pareciese el capricho de un escritor frustrado con las páginas tristes, parecía un camino largo, eterno, lo peor de todo es que ni siquiera él sabía su camino.

Al fin llego al aeropuerto, había mucha gente esperando sus vuelos, familias tratando de calmar a los niños que corrían por los pasillos, empresarios que solo veían sus relojes con el teléfono en la oreja haciendo sus llamadas, parejas de recién casados derramando miel por el lugar, y el, el sin compañía alguna más que la soledad misma.

Se sentó en una banca para esperar su vuelo, sacó un cuaderno de cuero muy elegante, abrió una hoja, observó la ventana que se encontraba tras de él y escribió:

"si no se le da otro camino al río seguirá yéndose por el mismo camino"

El tiempo transcurrió y al cabo de tres largas horas subió al avión que lo llevaría a lo que sería su nueva vida, escuchó música más las notas eran tristes sin ser el quien las eligiera, tal vez algo más sabía su sentir o ese 
algo sabía su destino, era solo una moneda al aire, solo era una probabilidad o ni siquiera estaba escrito el siguiente capítulo.

Pasaba el tiempo, los minutos, los segundos y todo parecía una inmensa eternidad, era como si el reloj estuviese fallando, dolía, y mucho, dolía el pensar que tu vida no tiene sentido, que tuvo alguna vez pero ya no, solo pasaron un borrador sobre tus mayores anhelos, existe algo llamado depresión, ojala y alguien nos dijese cuando llegara, que nos dijese que se siente como estar en un cuarto oscuro cerrado tras barrotes de los cuales no puedes salir, como caer en el vacío, caer en el centro de la tierra y estar en una caída monótona, así se encontraba el, solo, con mil guerras en la cabeza, con voces susurrantes diciendo 
-regresa 
Solo eso, solo una palabra con el poder de cambiar cursos.

Al cabo de 13 horas abrió otra vez aquella libreta y escribió:

8:00pm

Ya casi aterriza el avión, falta dos horas para comenzar de cero, lo sé, todos quisieran tener esta oportunidad, dejar en borrador aquel libro que arruino nuestro egoísmo, el capítulo que decidimos escribir sin pensar en las consecuencias del desenlace o volver a empezar la pintura que manchamos con un pincelazo, pero...

Estoy mintiendo. Me miento a mí mismo por pensar que esto pasara, es lo único que me queda, pero sé que no puedo engañar a la mente, ella sabe que esto es una farsa, lo sé, todos lo saben, pero no hay vuelta atrás, todos somos culpables de nuestro propio destino.

9:00pm

Ya paso una hora, el cielo oscureció, siento como si el supiera la melancolía.

Cielo ¿acaso porque sabes que la tormenta está llevándose los únicos pedazos de corazón que quedaban?

Noche ¿acaso hoy me has robado las estrellas que quedaban en el firmamento por los reproches de tus horas robadas?

Aire ¿quizá has sentido el frío que me hela por dentro y has querido sentir mi pena?

Quisiera escucharles, pero sé que el dolor es mío, yo soy el culpable, solo yo, no sé qué hacer con esta cárcel que creó mi mente, soy mi prisionero, mi verdugo, mi propia tormenta y eso nunca cambiara, por ahora solo me queda decir adiós

Adiós a ser feliz, hola a mi miserable vida

Hola a Danilo.

Llego la hora, aterrizó en otro país, otro mundo, otro idioma, otra forma de ver la vida, bajo del avión, el clima era frío, no más frío que él, las luces de la ciudad estaban encendidas, las estrellas brillaban alumbrando el cielo, caminó, salió del aeropuerto y una camioneta negra lo esperaba, en ese momento su celular sonó, era el número del general Romanov

- ¿Ya ha llegado a México?

- Sí, me encuentro en la entrada del aeropuerto, estoy subiendo a la camioneta

- Ven a la siguiente dirección...

- Está bien, pero ya he encontrado un hotel, me iré esta noche

- Te iras a la dirección que te envié y no está en discusión

- ¿Sabes qué? No quiero discutir adiós, nos vemos mañana.

Después de eso colgó el teléfono y se fue directo al hotel.

La habitación era lo suficientemente grande para él, tenía una hermosa vista, era algo lujoso para alguien común.

La noche transcurrió, contaba estrellas y suspiros más nada lograba hacerle al león dormir, solo pensaba lo que sería su vida.

Así pasaba hora tras hora, el silencio del cuarto retumbaba, el reloj solo contaba un minuto más a la eternidad, el café le quitó el sueño y no precisamente el de aquella taza en la cocina.

Llegó el amanecer, aun había melancolía en las ventanas, ventanas que tapo con cortinas cubriendo los secretos dentro de él, se dio un baño, recorto su barba, se vistió con su traje mostrando sus logros en el pecho, en sus zapatos se podía ver su propio reflejo, se perfumó con una fragancia recalcante de su carácter, desayunó, y al cabo de un rato se marchó del lugar, continuó su camino, ese día era de tráfico, tuvo que tomar un taxi porque la camioneta se quedó sin gasolina.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.