07
Bulma llevó a Milk hacia la habitación dentro de la casa, para así intentar tratarle sus heridas lo mejor posible con la ayuda del botiquín que el maestro Roshi tenía a la mano. La de su cara no parecía tan grave, pero ya había comenzado a formarse un notorio moretón en el área en la que ese bárbaro la había golpeado. Para esto aplicaron un ungüento que en teoría ayudaría a reducir la hinchazón y a aliviar el dolor, y sobre el área un apósito.
Lo más preocupante era el golpe que había recibido en el torso. Milk se retiró la parte superior de su traje morado, para que así Bulma pudiera verla. Un gran moretón se había también comenzado a formar, abarcando en especial su costado izquierdo. Bulma no era doctor, pero ciertamente aquello no se veía nada bien. Igual no le quedó más que aplicar el mismo ungüento especial para golpes en el toda el área amoratada, y luego rodearle todo su torso con vendas.
Como detalle final, le dio un par de analgésicos potentes para el dolor que con suerte le ayudarían a sentirse mejor, e incluso quizás la hicieran dormir un poco.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Bulma una vez que terminaron, mientras guardaba todo de regreso en el botiquín.
—Mejor —respondió Milk con voz apagada mientras se colocaba de nuevo su camisa, lo más rápido que su dolor se lo permitía.
—Sigo pensando que deberíamos llevarte a un hospital para que te revisen.
—No iré a ningún lado hasta que sepa que Gohan está bien —declaró Milk con una firmeza inamovible.
A Bulma sólo le quedó suspirar resignada. Tal parecía que la obstinación era un rango común en la familia Son, lo que le hacía preocuparse por lo que sería del pobre Gohan en el futuro.
Llamaron en ese momento a la puerta. Milk ya se había colocado de nuevo sus ropas.
—Adelante —indicó Bulma, y al instante la puerta se abrió. Kirlin y el maestro Roshi ingresaron cautelosos.
—Bulma, si queremos alcanzar a Goku será mejor que nos vayamos de una vez —indicó Krilin en cuanto estuvo adentro, tomando por sorpresa a Milk.
—Sí, vamos —asintió Bulma parándose de la cama.
—¿Irán con Goku? —cuestionó Milk algo confundida. Si acaso lo mencionaron antes, era probable que no los hubiera escuchado debido a su aturdimiento.
—La verdad es que todos sabemos que no podemos confiar en Piccolo —indicó Krilin con seriedad—. Quizás no podamos hacer gran cosa, pero si dejamos a Goku a solas con él, sería muy capaz de traicionarlo, o incluso de aliarse con ese otro sujeto para acabarlo entre ambos.
El rostro de Milk se llenó de golpe con miedo al momento de escuchar aquella posibilidad, misma que no le había cruzado en lo absoluto por la mente hasta ese momento, pero que ahora le resultaba de hecho aterradoramente posible.
—¡¿No puedes ser algo más sensible por una vez?! —exclamo Bulma de golpe con tono de regaño, de seguro tras percibir el fuerte efecto que sus palabras habían tenido en Milk.
—Bueno, pero por eso mismo debemos ir e intentar servir de refuerzo para Goku si se necesita —masculló Krilin nervioso, un tanto intimidado por la reprimenda de su amiga.
—Krilin tiene razón —intervino el maestro Roshi—. Además, ¿cuántas veces podremos tener la oportunidad de ver directamente a los dos guerreros más poderosos de este mundo pelear hombro a hombro? Goku y Piccolo son una combinación asombrosa que no podemos simplemente pasar por alto.
—Maestro Roshi, me preocupan bastante sus prioridades —indicó Bulma con severidad, observándolo con los ojos entrecerrados—. Pero la verdad es que si Goku termina muy herido luego de pelear con ese otro sujeto, Piccolo es muy capaz de aprovecharse de ello para hacerle daño. Será mejor que vayamos por él.
—Yo iré con ustedes —indicó Milk de pronto, poniéndose lentamente de pie.
—No digas tonterías, niña —contestó el maestro Roshi con dureza—. Estás muy malherida. Lo que tienes que hacer es quedarte a descansar.
—El maestro Roshi tiene razón —secundó Krilin—. Además, Goku dijo que lo esperaras aquí.
—¡¿Cómo quieren que me quede aquí tan tranquila luego de todo lo que acaban de decir?! —exclamó Milk en voz alta, claramente consternada y molesta, haciendo que los tres retrocedieran un paso con mero reflejo.
El haber gritado de esa forma al parecer le provocó un pequeño respingo de dolor, que la hizo encogerse un poco y llevar ambas manos hacia su costado herido. Respiró hondo, intentando sobreponerse al dolor, pero también procurando calmar sus ánimos. Una vez que se sintió preparada, volvió a hablar.
—Además… mientras Goku distrae a ese hombre, quizás podamos tomar a Gohan y llevarlo lejos de ahí a un lugar seguro. Así Goku podrá pelear sin preocupaciones.
—Esa es una buena idea —asintió el maestro Roshi—. Pero, ¿crees en serio poder emprender el viaje en tu condición?
Milk asintió.
—Los analgésicos ya están haciendo efecto. Así que vámonos ya. Mientras más esperamos, más tiempo está Gohan expuesto al peligro.
Sin esperar confirmación de su parte, comenzó a caminar hacia la puerta del cuarto, ya al parecer con un poco más de seguridad en sus pasos.