La Guerrera de Corazón Puro | Dragon Ball Z

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—¿Qué no puedo…? —masculló Milk despacio, su voz desbordando de incredulidad. Sin embargo, ese sentimiento rápidamente se transformó en enojo, que no tardó en pintarse en todo su rostro—. Pero, ¡¿por qué no?! —exclamó en alto—. Subí la torre por mi propia cuenta, sin ayuda, así como todos los demás.

—Eso es una cosa, y ésta es otra —respondió el maestro Karin con simpleza, logrando únicamente irritar aún más a Milk.

—Pero Maestro Karin —intervino Krilin con voz cauta—. ¿No podría…?

—Ustedes deben irse de una vez —le cortó Karin con brusquedad, girándose rápidamente hacia Krilin y los otros—. No  dejen esperando a Kamisama más tiempo. Recuerden que tenemos sólo poco menos de un año, así que vayan, vamos. —Señaló con apuro con su bastón hacia una puerta que daba al exterior—. No se queden ahí parados. El Templo Sagrado se encuentra justo encima de esta torre. Por esta ocasión se les permitirá llegar a él volando, así que háganlo en línea recta desde la punta y seguro lo encontrarán sin fallas.

Todos se miraron entre ellos por unos segundos, algo vacilantes sobre qué hacer. Como era de esperarse, Tenshinhan y Chaoz fueron los primeros en moverse, saliendo por la puerta, y elevándose en el aire hacia la parte superior de la torre. Krilin y Yamcha fueron los que más aguardaron, quizás pensando si podrían decir cualquier cosa en favor de Milk, pero la decisión del maestro Karin parecía firme. Así que una vez que los volvió a apresurar para que se fueran, no les quedó más remedio que seguir a sus dos compañeros.

—Oye, ¿se te olvida acaso que yo no sé volar? —exclamó Yajirobe con molestia, cruzándose de brazos.

Karin chistó con molestia como respuesta a su comentario.

—Siempre tan inútil, Yajirobe. Krilin, ¿te molestaría llevarte a este gordinflón contigo?

—Ah  sí… claro —respondió Krilin dudoso, aunque de nuevo su atención se viró un momento hacia Milk. Ésta lo miró de reojo un instante, y luego se desvió molesta hacia otro lado. No era claro si acaso estaba enojada con ellos o no, pero Krilin esperaba que fuera claro que no había mucho que ellos pudieran hacer.

—Vamos, Krilin —le indicó Yamcha apurándolo, por lo que el joven guerrero se apresuró a alcanzar a los demás.

Como le había solicitado el maestro Karin, Yajirobe se montó a la espalda de Krilin, y éste se elevó cargándolo. Por sus diferencias de tamaño pareciera difícil creer que Krilin pudiera levantarlo tan fácilmente, pero ciertamente en sus arduos entrenamientos le había tocado cargar en su espalda cosas mucho más pesadas.

—¡No se te ocurra dejarme caer! —le gritó Yajirobe, aferrándose a él más fuerte con sus gruesos brazos.

—¡No me aprietes tanto! —exclamó Krilin con molestia.

Un segundo después, Milk pudo ver como Krilin, Yamcha y Yajirobe desaparecían también de su vista, dirigiéndose flotando hacia donde les habían indicado.

Una vez que quedó sólo ella, respiró hondo por su nariz, intentando serenarse lo más posible antes de volver a hablar. Debía haber algún tipo de malentendido en todo eso. Milk era consciente de que se había unido al grupo a último momento sin que la hubieran “invitado” exactamente, y quizás aquello había resultado un poco grosero. Pero si el maestro Karin era un ermitaño tan sabio como todos decían, confiaba en que si hablaba con él de forma civilizada entendería su situación.

—Maestro… —comenzó a hablar con voz más calmada, pero no logró decir mucho más antes de que aquel hombre gato la interrumpiera.

—¿Sigues aquí? —comentó Karin con algo de sorpresa, girándose de nuevo hacia ella—. Será mejor que vuelvas a tu casa de una vez, ¿no crees? No tienes nada más que hacer aquí.

Dicho eso, se dirigió con paso calmado hacia las escaleras que llevaban a la parte superior.

—¡Espere! —pronunció Milk con apuro, caminando presurosa detrás de él—. Usted no lo entiende, yo en serio necesito entrenar con Kamisama y volverme más fuerte lo más rápido posible. Mi hijo, Gohan, él…

—Sé lo que le pasó a tu hijo —pronunció Karin con voz calmada mientras ambos subían las escaleras—. Lo sé todo.

Aquella afirmación tomó totalmente desprevenida a Milk, dejándola sin palabras por unos momentos.

—¿Lo sabe? ¿Cómo lo…?

Ambos terminaron de subir hacía la parte superior de la torre, que era casi como una extensa terraza circular sin paredes; sólo las columnas que sostenían el techo y un barandal bajo. Desde ahí alrededor sólo se veía el cielo azul y las nubes, y soplaba una brisa fría y fuerte que casi sacudió a Milk en cuanto puso un pie en aquel sitio. A diferencia de la cámara inferior que tenía más cosas como vasijas, armarios, e incluso una bañera, en aquel espacio casi no había nada, salvo una columna ceremonial en el centro sobre la que se encontraba una curiosa estatua pequeña de algunos elefantes alzando sus trompas.

—Desde acá arriba tengo mis métodos para ver lo que ocurre allá abajo —comentó de pronto Karin, jalando de nuevo la atención de Milk. El gato se había colocado frente al barandal, inclinándose un poco hacia adelante para ver hacia las nubes—. Sé que no quieres volverte fuerte para combatir a los invasores que vienen en camino, sino para salvar a tu hijo que fue secuestrado por Piccolo. ¿No es así?



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En el texto hay: peleas, dragon ball z, universoalterno

Editado: 06.04.2024

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