Ay, uy, auch

Presente
Clarissa despertó desorientada, por suerte ahora se encontraba en una cama, Paola no se hallaba por ningún lado y la habitación estaba en penumbras, solo alumbrada por unas cuantas velas.
Se incorporó un poco pero se detuvo en cuanto vio que un hombre entraba en la habitación.
-Veo que has despertado
-¿Quién eres?
El hombre permanecía en tinieblas, por lo que no podía ver su cara. Él comenzó a reír.
-No importa ángel, mi nombre no importa
-Pero quiero saber quien eres y que hago aquí
-¿Aquí?
-Sí
-Pues verás, eres el ser mágico más poderoso que existe en la Tierra desde tiempos remotos y nos prometieron la salvación siempre y cuando ganáramos en una pelea contra nuestra misma especie
-¿Especie?
-Yo soy un vampiro, le gané a todos los vampiros de mayor edad y después tuve que pelear con las demás especies para tener el privilegio de ser el primero de tenerte
Clarissa se levantó definitivamente de la cama.
-¿El primero...?
El vampiro se acercó a ella, despacio.
-No saldrás de aquí ángel, no hay nada que puedas hacer...estás en mi casa y nadie sabe que estás aquí
-No entiendo, estaba con Paola en el bosque y ahora estoy aquí y no tengo idea de como llegué aquí
Cuando el vampiro llegó a su campo de visión pudo notar que era muy guapo, extremadamente atractivo si alguien preguntaba. Un hombre de más de uno noventa, de pecho amplio y caderas estrechas. Su cabello llegaba a sus hombros, negro como la noche y unos enormes ojos azules adornaban su cara compitiendo con una boca gruesa. El aliento de Clarissa se atascó.
-Mi nombre es Michael y tú no has salido del bosque
-No entiendo
-Debía conocerte antes de... soy mayor que tú, eres solo una niña y no deseaba que la primera vez que me vieras supieras que estabas destinada a tener relaciones sexuales conmigo
-¿Entonces esto es un sueño?
-No, es una promesa ángel, mi alma ya encontró la tuya así que pronto mi cuerpo encontrará al tuyo
-No creo que...
-Sé que eres pura y sé que has vivido en otro mundo, prometo tomarte cuando...
Clarissa no escuchó sus últimas palabras, alguien la arrancó de ese sueño. Alguien alta, hermosa y terriblemente peligrosa.