¿Porque me engaño a mi misma? ¿Porque siempre digo que es la última vez que voy a beber si realmente sé que no?
Seguía sin tener señales de vida sobre mi padre y estaba empezando a preocuparme. ¿Debía llamar al número que me dió? ¿Y si llamaba y no aparecía nadie? O peor aún, ¿y si llamaba y me secuestraban? Tenía asimilado que mi padre es un hombre de negocios muy ocupado, pero no creo que no tenga ni dos minutos para contestarme a un mensaje, simplemente para decirme si está bien o no. Solo con un “estoy bien hija” tenía suficiente.
Abrí Instagram y ví que Sofía me había etiquetado en una foto. Salíamos todos súper bien, pero ¿que cojones hacía abrazada a Dastan? ¿Y porque? Empezaron a venir flashbacks a mi cabeza sobre lo que sucedió ayer en el baño y automáticamente mis mejillas se pusieron rojas. No me creo que estuviese apunto de besar a Dastan. La verdad es que tenía una sonrisa de oreja a oreja no os voy a engañar, pero Lara habrá visto la foto y lo más probable es que mañana en el instituto me coja de los pelos y me haga un tour privado por él.
La que has liado Farah
— Sofía, mi cabeza va a estallar, tengo una resaca impresionante. Necesito ir a dar un paseo al parque y a comerme un helado —le envié un mensaje, realmente lo necesitaba.
— En diez minutos estoy en tu casa
Me puse ropa cómoda, un chándal beige básico y unas zapatillas completamente blancas, me recogí el pelo y salí fuera dónde me estaba esperando con su coche.
— Pero mira a quién tenemos aquí a la futura novia de Dastan —dijo Sofía riéndose mientras me pitaba desde el coche.
— Déjate de bromas Sofía, no suelo arrepentirme de las cosas que hago pero de esta me arrepiento muchísimo —fruncí el ceño mientras me ponía el cinturón, yo sabía desde lo más profundo de mi corazón que no me arrepentía.
Aparcamos el coche en un parking no muy lejos del parque, el helado nos pillaba de camino, así que prácticamente lo teníamos todo cerca.
— ¿Era necesario subir esa foto Sofía?
— ¿Cuál es el problema? Salimos todos guapos y bien felices, mira qué cara tenéis Das y tú
— Claro Sofía, ahí está el problema —suspiré profundamente— Que salgo abrazada a él y con nuestras caras pegadas. ¿Sabes qué significa eso? Que el lunes probablemente sea mi último día con vida.
— ¡Anda Farah, serás exagerada! ¿Tú teniendo miedo? Eso sí que es raro —frunció el ceño mientras le daba un mordisco a su helado— es más, no te preocupes, no me alejaré de ti en todo el día, si ya somos culo y mierda el lunes lo seremos más aún.
La tarde pasó rápida. Sofía es lo más parecido a mi psicóloga personal. Estar con ella es todo lo mejor que te puede pasar. Es una persona cariñosa, va a priorizar la felicidad de los demás ante la suya, y siempre la veréis con una sonrisa en la cara. Es la amiga que todos nos merecemos tener.
Una vez en casa, me dí un baño de agua caliente y mi cabeza no dejaba de darle vueltas en que Dastan era el chico que me mandaba los mensajes a través del anonimato.
"Estabas preciosa ayer por la noche" fue el primer mensaje que recibí de él. ¿De verdad se fijó en mí el primer día que nos conocimos? Siempre recordaré que mientras besaba a su novia me miraba a mí cosa que fue un poco raro e incomodo a la vez.
[...]
Desde que he sido pequeña, sé perfectamente por dónde se mueve mi padre, y por desgracia a muy corta edad he presenciado situaciones que un menor no debería de ver, así que estoy curada de espantos y lista para lo que se venga encima. He aprendido a defenderme a raíz de ver cantidades innumerables de peleas, aunque habían pistolas de por medio pero dudo que Lara vaya sacarme una Glock-19 en mitad del pasillo, así que no estaba asustada ni lo más mínimo. Me asustaba más el castigo que iban a ponerme; que a la gatita furiosa que iba a estar esperándome.
— ¿Estás bien Farah? —dijo Ryan sacándome de mis pensamientos, mientras pasaba su brazo por mi hombro y me abrazaba— te noto rara.
— Mi padre hace mucho que no contesta mis mensajes, y llevo días preocupada. —agaché la mirada intentando aguantar mis lagrimas— ¿sabríais a quien podría llamar?
— Preguntaré a mis padres a ver si ellos saben algo —me dió un beso en la cabeza— no te preocupes pequeña que ya verás que todo estará bien. Ahora coge algo para desayunar que te llevo al instituto.
Me dirigía al instituto, tenía el estómago revuelto, incluso en algún momento pensaba que iba a vomitar hasta mi primera papilla ahí mismo. Me bajé del autobús y ahí estaba Sofía, tal cual me prometió; esperándome.
Íbamos caminando por los pasillos, todo el mundo nos miraba. Jamás me había sentido tan intimidada como ahora. ¿Que le pasaba a la gente? Decidí ignorar las miradas y los cuchicheos de la gente cuando de golpe me dí cuenta que Sofía desapareció de mi lado y noté como algo me empujaba haciendo que cayera en el suelo.
— ¡Farah! —oí mi nombre desde la otra punta del pasillo—
Giré mi cabeza y ahí estaba, Lara, mirándome con cara de furiosa y con ganas de matarme mientras sus amigas tenían a Sofía cogida de los brazos y apartada en contra de su voluntad.
— ¿Se puede saber que mierdas hacías abrazada con mi novio?
Si supieras lo que casi hacemos en el baño
Ese pensamiento hizo que soltase una pequeña risa, a la misma vez que me levantaba del suelo y clavaba mi mirada a los ojos claros de ella. Estos celos me estaban empezando a cansar, por el simple hecho de que Dastan y yo eramos solo amigos.
— ¿De qué mierdas te ríes? Eres una zorra medio-metro que viene aquí desde la otra punta dispuesta a comerse el mundo, ni tú padre te quiere y por eso te mandó aquí con tal de no verte nunca más.
¿Cómo? ¿Que acababa de escuchar?
Estábamos rodeadas de gente, y se formó un silencio muy incómodo. Fui acercándome a ella poco a poco, con mi ceño fruncido y cerrando los puños con la mayor rabia que había sentido jamás. Su mirada de cachorrito me recordaba a la última persona que tenían los trabajadores de mi padre amarrado a un poste minutos antes de que le disparasen en la cabeza.