La heredera de Lyuvov (libro 1)

Capítulo 17: “Godni”

Me siento tan enojada, frustrada y desconcertada al descubrir que mi abuelo es Dard y fingió su muerte. No encuentro una explicación para todo lo ocurrido, mi cerebro intenta asimilar la información pero estoy bloqueada. ¿Por qué ocultarlo si sacó a relucir todas las mentiras en apenas unos días? Quisiera tenerlo de frente para que me explique, quiero respuestas, y le exigiré justicia por todo el mal que ha causado.

Joseph me abrazo estando aún en el suelo, sentir el contacto con su piel me hizo recordar tantos bellos momentos, cuanto lo amé y cómo termine odiándolo. No pude retener las lágrimas que se escurrieron empapando mi rostro. ¿Por qué todos me fallan?

—Una reina no debe llorar —la voz de Kate esta vez fue suave, apenada, un susurro lleno de cariño.

—Kate...

—Kolie, te voy a apoyar —me interrumpió—. Basta de discusiones, en el fondo lo sabes. Él y yo no tuvimos nada, solo fue un montaje para poder desaparecer y venir aquí. Recibir mis poderes no fue fácil, casi nadie descubre sus habilidades con 19 años, mucho menos logran dominar los elementos en un año. Tú y yo somos excepciones, recibiste tus poderes por Armin y, yo, había sido bloqueada al nacer por mi madre. Cuando ella murió desapareció su conjuro y todo salió de golpe. Ahora que lo sabes, que conoces mi historia, déjame ser... ¡TU GUARDIANA! —exclamó decidida esas últimas palabras. Ella tiene razón, desde que llegué a la academia mi suposición fue que el año en Europa lo pasaron aquí, solo que no esperaba que se brindara a ser mi guardiana.

—Kate... tú... ¿Estás segura? —Joseph tartamudeó.

—Kolie fue mi mejor amiga y Dard... es alguien que odio con todo mi ser —jugueteó con sus uñas, hace eso cuando está molesta y la impotencia la domina, conozco el sentimiento.

—No me digas que también mató a tu familia —me puse de pie.

—No, a mi familia no la mató Dard, fue un accidente. —Su mirada se cristalizó — Mamá dejó el gas abierto, ella estaba teniendo episodios de demencia y, bueno, todo explotó. Dard no trabaja así —se encogió de hombros. Solté un suspiro de alivio, suficiente mal ha hecho para agregarle otro asesinato más. Durante años Kate había sido mi hermana de otra sangre, pensaba que mi abuelo también la quería como su nieta así que por lo menos respetó eso.

—¿Van a seguir? —gritó Joseph— ¡Dyado no es Dard!

—Joseph acabo de recordarlo... —lo miré transmitiéndole todo el dolor que siento.

—¡Armin! ¡No juegues con Kolie de esa forma! —sus ojos se volvieron de un rojo intenso de repente— ¡Muestra la verdad! ¡AHORA! —sentí un fuerte escalofrío recorrer mi columna, mi cuerpo se tensó y mi mente quedó en blanco.

(...)


Tres niños corren riendo a carcajadas por un sendero de tierra húmeda al borde de un acantilado. Parece que están jugando cuando uno se tropieza y cae al suelo. El más alto se acerca y lo ayuda a levantarse mientras el otro sigue corriendo.

—¡Espera! —grito el mayor corriendo tras el que se le ha escapado.

—Es un tramposo, ahora llegará primero a la cima —dijo el pequeño apresurándose y adelantando al grande.

Los más chicos, están casi a la par cuando la tierra se desprende y caen. Uno logra sostenerse con una mano de la raíz de un árbol que sobresale, para no caer por el precipicio, y con la otra se aferra su hermano gemelo, son idénticos. El mayor desde tierra firme le extiende la mano al que está primero, tira con todas sus fuerzas, pero juntos son muy pesados y no puede levantarlos. Aguantan con todas sus energías durante unos minutos, pero el agotamiento venció al primero, su mano sudorosa se volvió muy resbaladiza, el segundo se aguanta con ambas manos y comienza a resbalarse hasta que se suelta.

—¡Dyado! ¡¿Por qué lo soltaste?! —el mayor logra subirlo y se asoma a ver donde calló su otro hermano, se encuentra demasiado alto, los frondosos árboles no le permiten ver con claridad.

—Se resbaló —sollozo el pequeño cubriéndose el rostro—, se ha muerto.

(...)
 


Me desperté sudando, no comprendo el motivo de mi desmayo ni de mi sueño. Será que, ¿mi abuelo mató a su hermano gemelo? ¿Fue realmente un accidente? Andrea llega con una bandeja llena de frutas, jugo y galletas.

—Supuse que debías tener hambre, no quise despertarte —se disculpó y puso la bandeja sobre la mesita.

—No pasa nada, gracias. Tengo mucha hambre y a la vez estoy confundida. ¿Joseph...?

—Durmió en nuestra sala. Es lindo que te quiera tanto, lástima que no es el indicado. —Suspiré y ella se sentó a mi lado— Kolie, el espejo lo tenía él en su túnica, al parecer lo cogió de tu mesita.

—Por eso desapareció.

—Debo confesarte algo, cuando salimos de tu habitación ayer, no pude evitar contarle a Marie lo de Fabio.

—No hay nada...

—Olvide que los maestros ancestrales tienen un oído muy agudo, por lo tanto, creo que nos escuchó y se llevó el espejo para examinarlo. No pienses mal de él.

—Ya me parecía raro que se fuera sin dar guerra.

—Probablemente no confía o no quiere creer que Fabio es tu destino.

—¡¿Fabio es mi destino?! —exclamé, Kate aparece en la puerta y se queda petrificada.

—Eso dice el espejo, su nombre está grabado en el marco... —le hago señas para que se detenga ya que Kate nos escucha.

—Fabio desea hablar contigo.

—¿Eh? —me aclaré la garganta— ¿Sobre qué?

—Recuerda que no terminaron su conversación.

—Kate, no me gusta Fabio.

—Lo sé —desapareció.

—Uy, ¿ahora qué? —Andrea palideció.

—Debo hablar con él.

—Come algo primero, le pedimos a la profesora que te dejara descansar, seguro que pronto regresa.

—Cierto, mi entrenamiento...

—Come —me entregó una manzana, la acepté y le di una mordida. El sabor de la fruta fresca inundo mi paladar. No sabía cuanta hambre tenía hasta que devoré todo lo que había en la bandeja en cinco minutos.



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En el texto hay: magia poderes y secretos

Editado: 27.12.2021

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