La herencia maldita

Capítulo 36.

Felipe.

Después de la cena, Paola se quedó en casa a recoger la mesa y limpiar la loza, mientras yo llevaba a Rocío al balneario.

- Quería volver a pedirte perdón por mi comportamiento al mediodía. No entendí tu dulce trato hacia mí en el almuerzo y el vino de país me subió a la cabeza. - dijo mientras salíamos por las puertas del castillo.

- No. Lo entendiste bien, y si no fuera por tu Cookie, tal vez terminaríamos en la cama. - Honestamente admití.

- Eso sería un error. Porque estás enamorado de Paola. – sonrió tristemente ella.

- No lo sé. Todo es demasiado confuso con ella. Me acerco, pero ella se aleja.

- ¿Confuso? Oh sí. No me dijo nada sobre ti. No esperas que, ella te se ofrecerá a ti como yo lo hice. - se rio. - Hay que ganarla, o más bien su confianza. Porque después de Jonathan, tiene miedo de confiar en alguien.

- ¿Quién es Jonatán? - pregunté.

- Este es el hombre más malvado de la tierra, no solo le rompió el corazón, sino que también le dejó una deuda que aún paga al banco. – dijo Ro.

- ¿Cuánto debe?

- Hace dos años eran cien mil, ahora probablemente sea menos, no lo sé con seguridad. A Paola no le gusta hablar de eso, pero durante dos años trabajó todos los días para pagar esa deuda.

- ¿Todavía lo ama?

- ¿Qué? ¿Te estas riendo? Él la engañó, inventando su secuestro. Ella sin pensarlo mucho pidió el préstamo, dejando las joyas de su abuela como aval, pero ese cabrón cogió el dinero y perdió todo en el casino. Ahora me temo que él le ha quitado cualquier deseo de amar y creer en los hombres, porque en todo ese tiempo no tenía ninguna relación.  Por lo tanto, si no tiene intenciones serias con ella, es mejor que no le molestas. Por cierto, ¿Cuál es el acuerdo que firmasteis? - preguntó.

- Necesito su ayuda como contable para arreglar la cooperativa que nos dejó mi padre con una deuda de diez millones de francos. - Respondí.

- ¿Entonces eso significa que es verdad? Para ser honesta, pensé que era una broma. ¿Como lo tomo?

- Lamentablemente no es ninguna broma. No sabía ese problema, que tenía. Pero nada amenaza a Paola, de todas formas, voy a asumir esta deuda, porque soy yo quien debe pagar las locuras de mi padre, no la pobre chica. - dije con firmeza.

Llegamos hasta el balneario, la ayudé con las maletas y le mostré una de las habitaciones.

- No está mal. - dijo Ro, examinando su nuevo hogar.

- Siempre puedes venir al castillo, dar un paseo con Cookie, cocinar la misma cena maravillosa, o hacer lo que quieres. Es que este es un pueblo y la gente de aquí es muy atenta a los nuevos vecinos y su moralidad, a parte nosotros no somos solo visitantes, somos los herederos del Duque de Zermat, así que sería mejor que vivieras aquí.

- No te disculpes, lo entiendo todo. – sonrió ella. - Los negocios son los negocios, pero no lastimes a Paola o no saldrás airoso solo con una mano lastimada. - ella sacudió su dedo hacia mí.

- Ni siquiera lo pensé. - Sonreí. - Descansa.

Regresé al castillo y encontré a Paola sentada en la mesa con la computadora. Estaba haciendo algunos cálculos.

- Vete a la cama, tienes cara de cansada. Mañana hablaré yo mismo con los representantes de la cooperativa para convencerlos de posponer la apertura del balneario y del restaurante. Además, se nos otorgará una licencia para vender alcohol solo después de tres semanas. - dije.

- Si, pero te quería enseñar una cosa. Aquí están los cálculos para la bodega. Ya sabes, venden uvas aprecio muy barato a Francia, porque no hay forma de procesarlas aquí. – dijo Paola y giró la pantalla hacia mí.

- Supuse, pero no sabía que había tantos, - Miré sus cálculos.

- El padre de Thomas me lo explicó muy bien. Necesitamos posibilidad de vender más.

"Tomas de nuevo, ¿puedes vivir un día sin ese idiota?" - Pensé enojado, pero en voz alta dije dulcemente:

- Ya es tarde. Estás cansada y necesitas descansar. Mañana será un nuevo día, mañana resolveremos el tema de la bodega.

- Tienes razón, estoy muy cansada. - Respondió ella y de repente preguntó: - ¿Me puedes dar su auto para ir a la ciudad mañana por la mañana?

- ¿Viene alguien más a verte? – pregunté sonriendo, aunque no me hacía ninguna ilusión recibir alguien más.

- No viene, pero ya llegó ayer. Es un amigo de mi madre y un muy buen gerente. Quiero mostrarle nuestro legado. ¿No te importa? - preguntó.

¡Si, que me importaba! En realidad, estaba en contra, porque yo mismo aún no había descubierto todo y no estaba listo para escuchar los consejos de otras personas, ya tenía suficiente con ella. Pero la historia contada por Ro se me quedó grabada en la cabeza. No quería ofender a Paola, sobre todo porque ella quería ayudarme.

- Por supuesto que no me importa. Incluso podemos almorzar con él y Ro en casa de Bernard. - dije alegremente, extendiendo mi mano para ayudarla a levantarse de la silla.

- Maravilloso. Buenas noches, Felipe. - dijo y se fue a su habitación.

A pesar d sus deseos no dormí en toda la noche, o mejor dicho, muchas veces me despertaba, porque Paola aparecía en mis sueños y me besaba, y yo la amaba.

Incluso después de hablar con Ro, Paola seguía siendo para mí una enorme caja de secretos que no sé por qué quería abrir. "Parece que solo se ve espinosa, pero si la aprietas contra el corazón, ¿qué sentiré? ¿La pasión, con que me besaba? ¿Ira, como el primer encuentro? ¿Desesperación, como la noche en que se enteró de la deuda? ¿Qué? Parece que está sonriendo, mirándome directamente, pero ella está completamente cerrada, ni siquiera la deja acercarse. ¿Cómo se volvió así? ¿Por qué se reunió con una persona indigna durante tantos años? Solo que ella no dirá nada.” - pensé, aunque no necesitaba todo esto para nada. Nunca he salido con una chica problemática con un pasado.



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En el texto hay: humor, odio amor, finalfeliz

Editado: 15.05.2023

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