Narrador:
Un café no era suficiente para mantenerse despierto un día entero, pero Brandon estaba acostumbrado a trasnocharse en el trabajo y a amanecer con bolsas oscuras en sus ojos sin lamentarse por ello.
Estaba también un poco desnutrido para colmo, sus hombros estaban cansados y sentía un ligero dolor de cabeza que solo empeoraba todo.
Se había preparado mentalmente para rechazar a su hermana cuando le propusiera buscar las estúpidas flores que Allison o como se llamara quería dar como disculpa, en realidad el la hubiera rechazado hasta que se hicieran viejos pero como siempre su hermana intervenía para solucionar sus problemas de comunicación.
Bostezó y por como sus ojos pesaron estaba seguro de que parecía una mierda pero de todas formas salió de su oficina con la frente siempre en alto ignorando su dolor para buscar la estúpidas flores y terminar de una vez por todas el contacto con esa gente.
El camino era difícil y cada vez se encontraba más confuso talvez la mujer le había dado la dirección mal a su hermana, no se iría hasta confirmarlo.
Las casas estaban en malas condiciones igual que la calle y todo lo demás, a lo lejos vislumbro un pequeño local pintado de amarillo con flores dibujadas.
Rodo los ojos y llegó directamente, saliendo de su auto y abriendo la puerta que inmediatamente con el sonido de la campana dió a conocer su presencia.
El ruido lo espanto pero recobro la compostura al ver frente a el a Allison toda desalineada y con tierra por todas partes.
Ella sonrió triunfante y él rodó los ojos una vez más.
—Bienvenido_ ella dijo cálidamente, limpiando su mano del pantalón para luego extendersela. El la ignoro.
—Las flores de mi hermana espero que estén listas_ ella asintió y por un momento su sonrisa basilo dejando caer su mano.
—Tienes que escogerlas_ se animó y el suspiro ruidosamente siguiéndola a pasos lentos y seguros.
—Las margaritas, Tulipanes, Rosas blancas y rojas,Girazoles...
—Girazoles_ el dijo inmediatamente, los girazoles convinaban con su estado de ánimo.
—¿En serio?, son mis favoritos_ ella aplaudió como una niña y el la observo detenidamente mientras las empaquetaba y cuidadosamente se las entregaba aún con una sonrisa plasmada en el rostro.
Se regaño mentalmente por pensar que la sonrisa de la chica era linda, no es que Alice sonriera mucho tampoco.
Un disparo sonó a lo lejos y ambos salieron del concurso de miradas que estaban teniendo, ella reaccionó primero y corrió a cerrar las puertas, el se unió segundos después para ayudarla también desesperado al escuchar más disparos.
—Es normal por aquí_ ella le regaló una sonrisa a medias que a pesar de aceptar el no pudo devolver.
—¿Porque vives aquí?_ la curiosidad le ganó a la razón y en contra de su buen juicio aún hizo la pregunta.
Una pregunta personal que no debía haber hecho pero que al observar el lugar que en su mente de niño rico y mimado parecía un basurero, pensó en la mansión que vivía Alice y los lujos que se gastaba.
Para el no tenía sentido.
—Vivo con mi padre, y mamá y el están divorciados_ ella declaró sin sentirse incómoda por la pregunta —Mi padre siempre a sido pobre y cuando el divorcio finalizó Alice y yo tuvimos que decidir, ella se quedó con mamá y mi corazón se rompió al pensar en dejar a mi padre solo_ guardo silencio por un minuto y el supo que habia tocado un nervio.
—Lamento hacer esas preguntas_ se disculpo rápidamente tratando de aligerar el ambiente que el arruinó.
—No importa_ ella sonrió —Esto durará un buen tiempo y ya es tarde, ¿quieres quedarte en mi casa?_ el levanto arrugó la frente y ella se apresuró a decir —Padre está en casa así que no tienes que preocuparte por eso.
—Gracias, pero no hay otra manera de salir_ no es como si en casa alguien lo estuviera esperando pero se sentía incómodo en casa ajena.
—No, lamentablemente las bandas ocupan todas las salidas y hasta el amanecer no se puede salir_ ella dijo lentamente como para que el comprendiera la gravedad del asunto, asintió aún sin querer dormir en su casa pero sin muchas opciones.
Al cerrar definitivamente el lugar ambos se subieron al auto y pasaron dos esquinas para llegar a su casa, el miedo en los huesos y el se preguntó si ella tendría que pasar lo mismo sola.
Llegaron a la casa dónde Ronald los esperaba y inmediatamente abrazo a su hija.
—Por Dios, te llamé tantas veces al celular, estuve a punto de salir a buscarte_ y era cierto el hombre estaba en la puerta justo cuando tocaron.
—Tranquilo papá estoy aquí, gracias a el_ el frunció el ceño sabiendo que fue ella que lo salvó en realidad.
—¿Y a quien debo el honor de agradecer la vida de mi hija?_ el salió de un trance que no sabía que se encontraba.
—Brandon Collins, señor Bennett_ el hombre en cuestión sonrió a medias.
—Supongo que tendrás que quedarte está noche chico, por tu ropa se que no eres de aquí_ ambos lo miraron y el se convenció de decir:
—Era amigo de Alice en la universidad_ se presuro a decir, para calmar los ojos inquisitivos de ambos.
—Alice nunca hablo de ti_ el dijo sospechando de su mentira.
—No éramos muy cercanos... pero estuve en su boda, nose si me reconoce_ el chasqueo los dedos y asintió contento con su respuesta.
—Cierto, cierto te Vi por ahí_ Brandon asintió aún con su seriedad común pintada en la cara.
—Ven a cenar chico, únete a nosotros_ le costó un minuto reaccionar a tanta cordialidad y humildad que a sus ojos no se veía todos los días.
Miro la interacción de Allison y su padre con tanto recelo, ambos estaban riendo y de alguna forma y otra se encontró sonriendo de lado sin abrir la boca.
Ronald contaba chistes y Allison reía libre sin sentirse incómoda con su presencia, eso le pareció real y se dió cuenta que no podía culpar con su actitud fría y distante a la hermana de Alice solo por sus viejos rencores que solo lo estaban consumiendo.