Nada más al girar la llave dentro de la cerradura y empujar levemente la puerta, tenia la certeza de que no había nadie. Algo bueno en definitiva.
Sabía que debía tener cuidado para que nadie me escuchara salir de la casa de Raquel. Y aunque suena algo retorcido y torpe, debo meterme en el papel de espía de esas películas que tanto veía con Daniel.
Abrí la puerta con cuidado pero esta sonaba como en las películas de terror. Diantres, ahora todo me suena a películas.
《Concentrate》
Con un poco de ruido logre salir de la habitación, y llevándome aún conmigo mi mochila, sabía que todo fue real. Así que debía uir.
En las calles todo era aterrador, se veían pequeñas sombras pasar rápidamente y aveces me preguntaba si era alguna persona, o mi mente haciéndome una mala pasada.
Cada vez me acercaba más al edificio y más me asustaba. ¿y si Michael esta allí? ¿si es una trampa?
Mire las cartas que lleva aún conmigo, sabía que todo fue real por estas cartas, pero debía asegurarme de que Michael aún estaba sin vida en el apartamento.
No es algo normal que vaya ver a un muerto, pero algo dentro mío me pide a gritos que vaya y vea que esta muerto.
¿por que quería que estuviera muerto?
Siento repugnancia, dolor y sobre todo odio. Odio hacia Michael, por eso no lloraba por él.
《Merecía morir》
Sacudi ligeramente mi cabeza quitando ese pensamiento de mi cabeza. ¿que me pasa?, ninguna persona merece morir, la muerte no es algo que se debe desear ni a tu peor enemigo. Eso siempre me lo decía Raquel.
Cuando al fin llegue al lugar no me movia, no podía hacer que mis pies reaccionarán. Pero mis manos automáticamente abrieron la puerta.
《No es necesario verlo》
Era verdad. No debía y no quería ver a un muerto, y menos si ese muerto es Michael, y sobre todo la posibilidad de que lo aya asesinado. Las cartas son la evidencia suficiente de que todo era real.
-hola Alissa- dijo un señor asomándose por la puerta número 23.
-que tal- dije fijando mi vista en el.
Puede que halla vivido en este lugar gran parte de mi vida, pero a este señor estoy segura de que jamás lo había visto.
Su cabello oscuro ya daba evidencia de que necesitaba una cortada, sus ojos avellana no transmitían nada, absolutamente nada. Y su sonrisa me hacía erizar toda mi piel.
-¿Michael no ha llegado?- pregunta y comienza a acercarse más a mi.
《Entra y sal de alli》
-no, solo que he olvidado una cosa...seguro Michael debe estar dormido.- fingí mi mejor sonrisa.
-oh ya veo. Pero ¿a donde irás?, eres muy pequeña aun para andar a estas horas tan tarde afuera- dijo con su escalofriante sonrisa aún.
-solo iré a casa de Raquel. Ya sabe señor, la dulce señora de la tienda de abarrotes...Ahora si me disculpa, tengo que entrar-
Con alguna fuerza que encontré en mi cuerpo entre al departamento, pero antes de que pudiera cerrar la puerta un pie me impide que lo haga.
-¿no te importa si platicamos Alissa?- dijo y empujó la puerta.
Y aunque para mi, sentía que la fuerza que aplicó para empujarla fue mucha, para el parecía como si hubiera sido algo ligero.
《Mantente alerta》
-¿de que quiere platicar?- dije tajante.
《Mantente alerta》 me repetía una y otra vez. Alerta, sentía que era peligroso.
-bueno tu ya sabes de que, he visto hoy a una peculiar chica- dijo y se sentó con desdén en el sucio sofá.
-¿peculiar?-
-una pelirroja, tu la viste ¿no es cierto?- cruzó los pies Cómo si se estuviera acomodando.
Una chica pelirroja...La chica de las cartas.
《Miente》
-No, no he visto a ninguna chica así. Y si la hubiera visto, de seguro no pasaría desapercibida de mi mente- dije acercándome al umbral que separaba la cocina de la sala.
-no sabes mentir- dijo y me pare en seco- si, si la viste. Yo la vi a kilómetros, esa flamante cabellera roja no pasa inadvertida ¿verdad?-
-diga su punto señor-
-no me llames señor. Eso me hace sentir viejo, bueno más viejo de lo que ya soy- dijo y soltó una sonora carcajada.- tu si la viste y ese es mi problema, ahora debes saber algo, algo mínimo por lo que veo, ya que regresaste aquí-
-ya le dije, solo vine a buscar unas cosas y me iba- trate de sacar un cuchillo de los cajones inferiores.
Cuando sentí el mango lo tome con fuerza y lo oculte entre la manga de mi sudadera.
-y dime...¿para que viniste a buscar un cuchillo?- dijo aquel hombre en mi oído.
Había llegado a mi lado en un cerrar de ojos, y eso me asustó.
-¿que quiere usted?-
-lo sabia...bueno me ahorras un montón de charla, ahora que sabes de tu linaje- dijo y tomo mi brazo.
Y al igual que sucedió con la puerta, me arrebato el cuchillo sin siquiera el más mínimo esfuerzo. Y por mas fuerza que hubiera aplicado para aferrarme al cuchillo, él logró arrebatarmelo.
-¿linaje?, quien quiera que sea usted debe saber que lo único que se sobre la sangre que corre por mis venas, es que mis padres me odian-
-tu sola te hiciste descubrir Alissa, es obvio que ya sabes lo que eres...o si no, ¿como explicas al hombre muerto en aquella habitación?- dijo y señaló la puerta de la habitación principal.