Hace nueve años...
Siempre que regresaba pasando las seis de la tarde de la empresa de su padre, se encontraba la misma bicicleta transitando por ese sendero. Era irreconocible, a lo lejos se podía ver ese foquito rojo que titilaba debajo del asiento y un casco que protegía la cabeza de quien la manejaba. Nunca se detuvo a detallar cómo era esa persona, llegaba tan cansado y fastidiado de las exigencias de Artemis Dimou que apenas podía respirar, pero de alguna extraña manera se sentía acompañado, era como si le dijera a la distancia, “Solo un día más, resiste… Sígueme”. Porque Kalen, procuraba manejar detrás suyo, custodiando, mirando el pedalear que lo relajaba… Hasta que en una desviación se separaban para llegar a su destino.
No pasaban muchos automóviles, el camino rural y sin pavimentar hacía que la mayoría de las veces quedaran varados, como en ese momento esa bicicleta que antes de orillarse se percató que una rueda se había doblado. Kalen salió de su auto y se acercó con la intención de ayudar, pero se detuvo en seco cuando escuchó que lo insultaba una dulce pero potente voz femenina… sí, esa persona que lo guio y acompañó todas las noches de regreso a su mansión, era mujer.
—Regresa a tu auto, amigo, ¡No necesito otro idiota con sus deseos de ayudarme! —gritó ella, haciendo énfasis en las últimas palabras cuando sintió su presencia. No levantó la vista, seguía batallando con la bicicleta.
—No soy otro idiota… pero sí deseo ayudarte —dijo él y vio como la mujer se irguió al escucharlo. Jamás iba a saber que era una chica, porque llevaba un gabán que cubría la mayor parte de su cuerpo. Qué incómodo debía ser andar en bicicleta con eso puesto, pensó.
Ella lo miró fugaz y después de detallarlo con desdén, girar su rostro para echarle una mirada a su auto, chasqueó su lengua.
—Tienes razón… no eres otro idiota… —comentó ella, su rostro se inclinó un poco y Kalen pudo detallar como sus iris lo miraban con recelo porque lo hicieron sentir como aquellas veces en que su madre lo atrapaba en su habitación haciendo planos a altas horas de la madrugada, pero algo le decía que lo que iba a decir aquella mujercita sería muy diferente a un simple regaño—. ¡Eres el mismo idiota que me mira el culo desde su auto como un pervertido mientras se mastur…!
¡Hola!
¡Arrancamos con el primer capítulo!
Un encuentro... muy singular XD Nuestra chica es de carácter y muy directa...
¿Qué opinan?
Es muy hermoso ver que con lo poco que está publicado haya atrapado su atención y espero que esto se mantenga en cada capítulo. ¡Gracias!
Nos vemos muy pronto, las leo al salir...
Un abrazo virtual, tengan un hermoso fin de semana:
Dria York.