A los cuatro meses de nuestra relación insistió en que conociera a su familia, exceptuando a la pequeña Sofía quien compartía los fines de semana con nosotros y a mi parecer era una nena preciosa y súper despierta.
Su núcleo familiar consistía en sus padres ambos cincuentones, una hermana de aproximadamente 18 años y un hermano un año mayor que el, de unos veintisiete años.
Al primer instante de conocer a sus padres me parecieron una pareja muy simpática de trato, pero bastante secos entre sí, al igual que sus hermanos, demasiados serios y podría decirse que casi rayando en la amargura. En algún momento sentí que no sería fácil la tarea de integrarme a esta familia pero puse mi mayor empeño y aunque al principio fue históricamente aterrador, podría decirse que fue una misión interesante pues al final cedieron ante mis encantos y pude considerarlo como un objetivo superado.
Poco a poco me gané a su hermana de nombre Mirari (Milagros en Portugués) y la motivé a salir de su zona de confort, le recomendé que saliera del claustro familiar y que se iniciara en algún curso y trabajara fuera de casa. Realmente su vida dio un giro de 180 grados y por un buen tiempo fuimos grandes confidentes.
Su madre se dedicaba a las labores del hogar y extraordinariamente pasaba cada día de su vida dedicada a atender a su marido y sus hijos. En cuanto a su padre y su hermano no había mucho que decir habían dedicado su vida al arte de elaborar pan, pasteles, dulces y demás exquisiteces, aunque podría decirse que lo hacían más por tradición familiar que por el arte de la comercialización como tal así que no podía decirse que fuera el principal ingreso económico de la familia
Pero realmente quien se ocupaba de ese quehacer era el hermano de David, su padre se había alejado de estas actividades por motivos de salud y solo asesoraba al hijo cunado este lo requería.
Así pasaron tres meses más y nuestra relación se fortalecía día a día así como el amor que sentíamos el uno por el otro, pero algo ocurrió inesperadamente y un día en una avenida de Caracas mientras esperábamos el cambio de semáforo un conductor comenzó a sonar la bocina insistentemente, tal era la persistencia que llamó poderosamente mi atención, David y yo estábamos tomados de la mano y sin proponérmelo se la solté sorpresivamente, de inmediato reconocí ese auto y a la persona que intentaba salir de él, fue un momento que no quisiera volver a experimentar jamás, de repente comencé a correr desaforadamente, me vi en un instante atravesando calles y avenidas sin parar hasta que el cansancio me detuvo en seco, al percatarme concluí que me había alejado por mucho, pero mucho, no sé qué pensaba, no sé qué razonamiento exigirle a mi perturbada mente. Dios esto era muy difícil, era lo que tanto temí, estaba ocurriendo a unas cuantas cuadras de allí, en esa intercepción había quedado congelado mi pasado y mi presente.
Casi en shock y sin saber a dónde dirigir mis pasos seguí caminando. Una hora después estaba entrando en el laboratorio de la universidad, cuando Silvana me vio de pie allí se imaginó que algo estaba mal. Salimos al cafetín y le conté lo que estaba ocurriendo, finalmente Abel había aparecido y yo no quería vivir esto; no quería ver su rostro, no me atrevía.
Por otro lado estaba David, como justificar mi actitud, tenía que ser súper honesta con él, pero tampoco estaba lista, y ambos sabían exactamente dónde encontrarme, no podía ocultarme por mucho.
Es en momentos como estos que desearías que la tierra se abriera y te tragara por completo.
Abel….. David……. Abel….. David…..No se trataba de deshojar la margarita, se trataba de mis sentimientos…...son tan diferentes, pero quien es el amor verdadero…. Solo sé que no quería estar frente a Abel….. No quería ni pensar que algo que creía sepultado, reviviera dentro de mí, no quería experimentar nada más…. Solo quería ….. Alguien podría desconectarme por un largo, largo tiempo.
Lo último que recuerdo de ese difícil día fue que me quedé dormida en la cama de Silvana luego que ella me obligara a tomarme un te muy fuerte de esas plantas extrañas que solo ella reconoce……. Desperté bien entrada la tarde del día posterior….. Encontré una nota que me dejo pisada bajo los libros de botánica, me pedía que no saliera del apartamento por nada del mundo y que revisara los mensajes en la grabadora.
Dios cuantos mensajes….. muchos ….. de David…. De Abel y miles de llamadas perdidas.
Pero por qué me siento tan mal, tan mareada que sería ese brebaje que me dio Silvana.
Estuve toda la tarde pensando que hacer y solo se me ocurrió que debía hacerle frente a David y darle una explicación sobre mi comportamiento, gracias a Dios él estaba en antecedentes sobre mi relación anterior y sobre que había quedado en…. “Cuando nos volvamos a encontrar” de hecho él siempre me lo recalco e insistió en que saliéramos ya que según sus cálculos Abel no aparecería nunca más.
David lo asimiló muy bien pero insistió en que no lo viera ni contestara a sus llamadas…..como podría hacer esto, pero así lo hice obvie todos los mensajes y llamadas por un tiempo hasta que unos cuantos días después cuando salía del edificio vi el auto de Abel estacionado frente a la residencia……. Por supuesto que retrocedí y volví rápidamente al apartamento….. Imagino que se cansó de esperar y se marchó.