Al terminar de hablar con Sara, sintió que todos los años que pasaron se hubieran esfumado, lo sucedido con Christie y su rota amistad fueran en vano. Vanesa no era rencorosa ni nada por el estilo, pero al ser su única amiga se sintió devastada. Al menos por sus años de amistad debía hacer algo y ese algo sería grande.
En la hora del almuerzo se sentó en la mesa del infierno, solo que esta vez no estaba sola y junto a su lado estaba Sara. Los estudiantes de las mesas vecinas no paraban de susurrar y por sus miradas se sentían escalofríos. Vanesa ya podía imaginar el tema de conversación, algo así como "Compinche de Christie termina junto a su mayor enemiga Vanesa Cooper" justo como los periódicos.
Mientras comía su almuerzo observó a Sara, se notaba nerviosa y miraba hacia una dirección. Vanesa tenía sensorial vampiro pero no lo necesitaba cuando se trataba de Christie, era suficiente las miradas nerviosas, tales como si se trataran del mismo diablo, los estruendosos tacones y su perfume, que "Ugh". Olía a kilómetros.
—Hola querida Sara sé que cometiste tan fatal error, pero por nuestra hermosa amistad puedes seguir con nosotras...Además veo que estás con...
Movió con su dedo su cabello pajoso y bueno, no era rubio, era color negro y sus ojos marrón claro. Tenía cara de bebé y era baja. Todo lo contrario a su personalidad.
Sara miraba hacia los lados nerviosa, se dirigió hacia ellas y después de unos segundos alzó la mirada, una mirada de seguridad y con una sonrisa caminó.
Vanesa sintió que a pesar de las circunstancias eran sus amigas después de todo. Giró su cabeza y estaba dando media vuelta
—¡Jamás¡, no sean ridículas
La mirada de todos que antes era expectante ahora se convirtió en una de sorpresa, la mayoría tenían la boca abierta, otros se iban disimuladamente de la escena. Y bueno, Vanesa estaba sorprendida pero no se le notaba.
—Vamos
Sara la tomó del brazo y caminó rápidamente
Christie no paraba de abrir y cerrar la boca como un pez fuera del agua y al parecer era el momento de actuar. Si Sara era amenazada significaba que Christie no se quedaría de brazos cruzados, ella era de las personas que hacían todo para lograr sus metas.
En el salón de clases, Vanessa comenzó a sentirse mal, nunca antes le había sucedido eso. Al ser mitad vampira nunca sufría de las enfermedades humanas. Su cabeza dolía un montón y tenía fiebre, se recostó en el pupitre.
—Alguien que pase al frente y nos explique esto del tablero
La profesora de Química, miraba a todos con sus gafas a mitad de la nariz, y una mirada severa.
Se preguntaba quién iba a pasar al frente, ni siquiera entendía lo que había en el tablero, parecía él codigo de Da Vinci, su mirada era borrosa y en ese momento su mente no estaba en el salón. Por si fuera poco la voz que más quería oír "nótese el sarcasmo" se escuchó.
—Alguién que es muy inteligente nos podría explicar sobre el tema, por favor Vane, iluminanos.
La profesora le miró con aprobación
—Oh si, si Vanesa Cooper, nunca has pasado al tablero ¿No es asi?
Su cuerpo se sentía pesado, pero sin opción de negarse se levantó tambaleándose
No tenía mas alternativa, era mitad de semestre y las calificaciones eran decisivas. Mientras la profesora le llamaba la atención, se levantó, respiró hondo con dificultad y miró a Chistie.
Empezó a observar fijamente a un punto, tomó el marcador y mientras se volteaba, el marcador se comenzó a ver doble.
—No te vomites querida.
Las últimas palabras que alcanzó a escuchar antes de que todo se volviera negro.
Cuando se levantó, estaba en la camilla de la enfermería, se sintió muy inutíl, su cabeza dolía y sentía náuseas. La enfermera le recetó algunas pastillas, aunque probablemente no le funcionarían. Después de algunos minutos sonó el timbre de salida. Se demoró un poco más en salir, para tratar de no chocarse con Christie. Quien sabe que había dicho cuando pasó todo. No necesitaba saber más de ella.
Al salir, miró como se alejaba el autobús, maldijo internamente, su casa quedaba a a varios kilómetros y no tenía de esas amigas que la llevaban en autos lujosos o cosas asi, por si fuera poco, su casa era una de las alejadas y la ruta no pasaba seguido.
Pensaba en como le castigaría su padre, ya había caminado un poco y estaba anocheciendo, faltaba más de medio camino, no se veía nadie a estas horas, lo único que alumbraba la calle eran los letreros de los bares y restaurantes, pudo ser que a los vampiros de la antigüedad les gustara la noche y cosas asi, pero a ella no, no le gustaba. Ella era solitaria pero el hecho de no haber personas junto a ella le hacía sentir peor, era como si la oscuridad se tragara la poca calidez que rondaba su alma.
Tenía que pasar un parque, ese parque le traía un recuerdo, su padre y ella jugando cuando caía lloraba a todo pulmón, en ese entonces su padre casi se volvía loco, aunque aún seguía así. Sin querer se le sale una risita. Esos recuerdos le hacían olvidar el maldito dolor de cabeza que se cargaba. Escuchó un crujido y se dio la vuelta, una ardilla, se detuvo un segundo. La ardilla se había quedado atrapada en el agujero de un árbol. Era grande y gordita, la sacó cuidadosamente y mientras sonreía observó a su lado. Una silueta en el oscuro de un arbol, no le prestó atención pudo ser alguien pasando por ahí. Al seguir caminando sus instintos le dicen que algo no estaba bien. Intenta correr pero sintió que su dolor de cabeza empeoraba.