La historia de una gran amistad

Duelen mis pies

Duele caminar y no llegar a un destino, es una mierda el ver cómo las demás personas son felices, los de otra mesa se ríen y Rocío quería llorar en su banca, al último del salón retraida siempre pasaba, sus labios con el borde del pupitre, no le interesaba como mierdas se sacaba la raíz cuadrada de nada, ella sólo quería encontrar la felicidad, el puzzle que se armaba en su cabeza no le dejaba pensar, ella tenía demasiadas cosas adentro, sus sentimientos estaban reprimidos, su sonrisa fingida junto con sus comentarios fuera de tono eran su principal característica, Leroy se fijaba en esto pero no podía hacer nada, él se sentía igual. Uno de esos días le tiró una tapa de su lapicero, Leroy levantó su cabeza y vio a Rocío con una lágrima cayendo por sus mejillas.

-Estás bien?-decía en la carta que le botó en un intento que el de física no les viera.

Ella muy extrañada y con una lágrima en esa nota le decía que todo estaba bien, su cara decía lo contrario, sus mejillas estaban empapadas de tanto llorar, sus ojos mostraban frustración y dolor en cada una de sus pestañas estaba una lágrima esperando a caer.

Así pasó todo el último periodo de las clases de ese día, los ojos llorosos le hacían sentir a Leroy muy culpable, pero aún no se explicaba la razón, y aunque el le dijese que le valía un pepino sus sentimiento, en el fondo su corazón sentía algo, ambos pasaron por mucho, Leroy es huérfano y había intentado suicidarse dos veces y ha estado a punto de morir veinte veces aparte de sus suicidios frustrados, Rocío no sabía nada de eso y Leroy nunca se lo quería mencionar.

-Has escuchado sobre el orgullo de un perro?-decía Rocío mirando el horizonte.

Leroy confundido y viendo detenidamente a Rocío dijo-Nunca he escuchado de esa mierda- a él no le gustaba insultar, pero la situación lo ameritaba, sobre todo si era con su mejor amiga.

-Pues...no lo quiero decir, no soy así-decía ella tapando su cara.

-Orgullo dices, será acaso sobre tu ex?

-Cómo sabes que terminé con él? cómo sabes que estaba con alguien?

-Pues últimamente no huele tanto a mierda tu ropa,y usas brillo labial-él quería decir que el siempre le dedica tiempo y se interesaba en ella, pero, no podía.

-Cuando estás comiendo algo un perro siempre te mira, sea lo que comas, al perro siempre se le antoja lo tuyo, lo mesquinas, pero aunque lo hagas en un momento ese perro te lo quita, pero luego de tanto esfuerzo solo lo huele y te lo desprecia, no puedes agarrar tu comida porque ya se ensució, tampoco puedes reclamarle al perro porque ya se fue, solo toca esperar que te sirvan otro, porque si pides lucirás desesperado.

-Ese es un argumento de mierda-dijo Leroy mientras secaba las lagrimas de su amiga con su dedo pulgar y la veía detenidamente a los ojos-te...te-se sonrojó demasiado, estaba casi tan caliente como el fuego quemajudios de Hirler- odio-terminó la frase con los labios de él junto con los de su amiga-si quieres toma esta tarrina servida en bandeja de plata.

-Me estás diciendo perra?-dijo Rocío atónita por el beso del inútil de su mejor amigo el mismo que estaba demasiado rojo.

-Si no quieres, no la tomes.

-Nunca dije que no la quería-dijo ella dándole un beso a su mejor amigo.

-Que quede claro que no te amo, me resbalé y nuestros labios chocaron.



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En el texto hay: humor, humor negro, drama

Editado: 08.10.2018

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