-Qué escuchas?-dijo Leroy cogiendo el celular de Rocío.
-Oye, no hagas eso-dijo el profesor retándole al muchacho.
-En esos tiempos Leroy no era el más querido por los profesores, sus notas eran altas, pero por alguna extraña razón del universo una mierda con moscas alrededor les agradaba más que el muy aseadito chico.
-Tranquilo, ese viejo se nos carga a todos-dijo un chico detrás de Leroy.
-Y tú quién demonios eres?
-Soy Frederic Onceavo Tercero Segundo-dijo el muchacho con cara de llamarse Pedro.
-Te llamaré Pedro, y hazme un favor, lárgate.
Pedro se fue y solo quedaba Rocío, Leroy y los ojos del profesor de química clavados en Leroy, el mismo que se aguantaba unas fuertes ganas de mandarle su insultada en medio del recreo, pero como era un *niño bueno¨, dejaría la masacre que tenía planeada para otro día, el espectáculo iba a ser bello, todos en el piso rogando por sus vidas, el ruido de súplicas adornando bellamente el ambiente con olor a pólvora y como detalle final, los cuerpos de todos los profesores en medio del salón principal formando el nombre ¨Leroy¨.
-Qué bello paisaje-dijo Leroy dando una sonrisa a medias.
-El mismo sueño? idiota-contestó su casinovia Rocío.
-No sabes lo que pienso.
-La masacre perfecta, pero en tu sueño hay un pequeñísimo erros, falta el beso final de dos pdicópatas que se acuestan y coquetean en medio de los cadáveres-dijo Rocío halando de la manga a su mejor amigo hasta fuera del salón en medio de la clase de compuestos químicos.
Nadie les reclamó nada, ellos se fugaron en medio de la clase mientras el profesor intentaba comprender los garabatos hechos en la pizarra por uno de sus alumnos.
-Lero...dónde mierda está?-gritó el enfurecido profesor mientras dudaba entre salir a buscarlo o dejar a sus ¨ovejas¨ solas-no haré lo que dice la biblia, me quedaré aquí con estos animales que son capaces de matarse entre sí.
Así fue como la pareja de amigos salieron desde el curso hasta la terraza del colegio donde se sentaron a mirar el sol de las diez de la mañana, los ojos de Rocío y su color de piel quedaba iluminada con el sol más puero de todo el año, o toda la vida, al menos así lo veía Leroy el mismo que evitaba hacer una cara de idiota mientras miraba a la princesa loca que estaba a su lado.
-Pareces retrasado.
-Tú pareces idiota, tápate del sol, te harás más negra.
-Maldito racista.
-No soy racista, tú no soportas mis opiniones-dijo esto mientras miraba sus ojos, ambas miradas chocaron- espero que sepas valorar este pensamiento, mi mundo está en llamas y solo sirve para molestar, pero debo admitir que ese jodido mundo es el único en el que quiero vivir, Rocío eres mi mundo.