En el claro de Luna,
donde el cielo estrellado es el más extenso,
fue cuando sucedió un milagro.
Eres mi tesoro más preciado,
el Universo llegó y te entregó,
aunque parecias desorientado eres lo que necesitaba,
en una guerra dentro de mi,
hiciste que mi corazón volviera a latir.
En un solo coro de ángeles,
la catedral entonó su preciada sinfonía,
cuyas melodías se posaron en tus labios,
un regalo del Universo que poseía alas de arcángel.
Debajo de un preciado manto sagrado,
tu nombre fue escrito en pluma de oro,
tu espíritu renovó las energías de mi miserable alma,
la sonrisa que fue capaz de resplandecer en aquella tétrica catedral,
tu verde jade se introdujo hasta lo más profundo
reparando hasta lo que yo creía perdido.
Fue tu dulce voz,
la que tejió en cuerdas de oro
un nuevo comienzo.
La verdad es que llegaste a mi
para que me salvaras.
Mis brazos te entrelazaron en un eterno abrazo,
con todo un público presenciando,
mi alma renació entre las cenizas.
La verdad es que te amo,
y aunque me claven mil espinas,
te escogería una y otra vez.
Si amarte es pecado,
aceptaría morir incinerado,
para demostrar que mi amor es puro
y que te amo.
Mis cadenas fueron mi arma,
y en aquella batalla levantaste tu espada,
era ciego pero, me guiaste hasta el final del tablero,
juntos lo logramos...
Amor mío,
alguna vez tu me salvaste...
Y con el toque de la palma de mi mano,
te entregué el último latido puro de mi corazón,
tan solo para que sobrevivieras de aquella tempestad,
poco a poco,
que sigilosamente te atacaba.
Mis cadenas fueron mi arma,
y en aquella guerra levantaste tu espada,
estabas ciego y la sangre desbordaba de tus brazos,
pero, fuí quien te guió hasta el final del tablero,
juntos sobrevivimos.
Te entregué el último latido puro de mi corazón,
y sé que tendré que pagar esta deuda,
pero, cuando vi que ese verde jade regresó,
sentí que era el ser más acendrado del mundo.
No importó el dolor de las llamas consumiéndome,
ni esas llagas abriendo paso entre mis pieles,
tan solo con ver esa sonrisa
sentí que mi alma sería eterna.
Entre la paz que brindaba el extenso desierto,
entre los petrificados guerreros,
me acerqué lentamente a tus brazos,
y dormí en tus regazos...
Poema XV:"Fantasía de ensueño I"
26 jul 2018. 00:59hrs