La Intrusa; Héroes Del Olimpo ▪leo Valdez▪ (n°1)

#4: Sabrina (en la Marca de Atenea el XXXII)

La visita guiada por el Argo II fue bastante divertida, Percy era el chico más agradable y alocado que había conocido en su vida. Rieron, bromearon… Realmente parecían dos viejos amigos de toda la vida.

En un momento determinado del recorrido, entraron a ver a Annabeth a su cuarto y la conversación fue verdaderamente curiosa. Ella estaba con la cabeza enterrada dentro de la pantalla de su portátil y había decenas de papeles esparcidos por la mesa y el suelo.

- ¡Hola Annabeth! - la saludó Sabrina sonriente.

- Preguntadle a Frank. - Respondió Annabeth.

- ¿Qué tal estas? - Preguntó Percy.

- No me apetece, gracias.

- No te molestamos más. - dijo Percy algo desilusionado. - Adiós Annabeth...

-Dentro de un rato. - dijo ella antes de que saliesen del cuarto.

Sabrina se acordaba de cómo lo contaba Percy en el libro. Él decía que cada conversación con ella era similar a esta: Sin ningún tipo de coherencia. Annabeth siempre estaba concentrada en su investigación, sin hacer caso al resto. Sabrina lo entendía en cierto modo, pero aun así tuvo que aguantarse la risa como pudo. Ese trozo del libro siempre la hacía reírse, y acababa de descubrir que no sólo leyendo surtía ese efecto en ella. Aunque la conversación hubiera cambiado, era igual de absurda.

Más tarde, Percy la condujo hasta "su camarote" que en realidad, como no tenía uno para ella sola, compartía cuarto con Piper. Ella dormía en una pequeña cama supletoria improvisada por Leo. Menos mal que Piper la dejaba usar su mesa para instalar todos los libros, calendarios y cuadernos que necesitaba para hacer su parte del trato: prevenirlos de los posibles ataques o contratiempos.

No les había explicado toda la verdad. Sabían que había unos libros entre medias y que si querían su ayuda tenían que confiar en ella. Nadie puso ninguna pega, extrañamente, todos sentían lo mismo que ella: esa sensación de conocerse de toda la vida sin haberse visto ni una sola vez.

Una vez se hubo despedido de Percy, se puso a trabajar. Abrió el calendario y con un rotulador rodeó el día 1 de Julio.

- Las Candelas de Juno… - murmuró para sí.

Llegarían a Roma, y eso significaba que la historia daría un giro dramático en el Coliseo. Sabrina sabía que había mucho trabajo por delante si de verdad querían vencer a Gaia.

-♠♥♦♣-

Esa noche cenaron todos en el comedor. No había mucha alegría en el aire, para ser sinceros. Todos estaban desanimados y con caras largas. Había algunos que ni cogieron plato para cenar, (No fue el caso de Sabrina, que se atiborró a pizza con Percy y Leo.) Después de esa desastrosa cena, prometió que eso no iba a quedar así. Ella iba a intentar arreglar las cosas.

En cuanto acabó de cenar, se durmió pronto y por la mañana, sin hacer mucho ruido para no despertar a Piper, se levantó antes que los demás tripulantes. Se vistió y cogió todo lo que necesitaría para llevar a cabo su maniobra “alegra-semidioses.”

Cuando llegó al comedor, organizó la mesa cuidadosamente. En el centro, colocó un plato con galletas azules como las que le gustaban a Percy. No eran como las de Sally Jackson pero de verdad esperaba que fueran suficiente. A continuación, puso música en un pequeño altavoz que se había traído con ella. Se puso a bailar por la cocina mientras comía una galleta azul cuando alguien interrumpió sus danzas mañaneras.

- ¿Qué haces aquí tan temprano? - preguntó alguien familiar.

Sabrina se giró con una galleta azul en la boca. Percy estaba apoyado en la puerta con los ojos llenos de legañas y el pelo enmarañado. Ella cogió el plato de galletas y le tendió una.

- ¡Oh! Si es azul. - dijo Percy alegremente.

-Sí, me encantan. Me enamoré de la comida azul hace unos años. Más o menos, cuando te empecé a conocer. - miró la galleta recelosa.

No mentía. Había obligado a su madre a prepararla galletas azules durante semanas. Y no sólo galletas: tortitas, gofres, tartas, bizcochos…

La gente empezó a llegar al comedor y las caras de sorpresa eran cada vez más graciosas. Cuando todos estuvieron sentados, Sabrina empezó con su primer preparativo.

-Bien, no me gusta adelantar acontecimientos, pero en un par de horas llegaremos a Roma. Se harán tres grupos; Annabeth, te irás a buscar la Atenea Partenos. Ya sé que tienes descifrado el mapa así que no te será muy complicado. Sé que hay en esta mesa una persona, - dijo girándose hacia Percy de manera sugerente. - Que está pensando que quiere ir contigo como si no hubiera un mañana. ¿Verdad?

- Sí, yo voy con Annabeth - dijo Percy muy seguro de sí mismo.

La hija de Atenea sonrió de medio lado. Esos dos estaban pasando una mala etapa, pero Sabrina sabía que su relación se volvería más sólida que nunca de la noche a la mañana. Ya sabéis, las relaciones humanas se vuelven más fuertes gracias a las situaciones difíciles.



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En el texto hay: fanfic, percyjackson, leovaldez

Editado: 22.02.2020

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