Flashback-4

El principio del mundo

Al principio, el mundo estaba formado por un continente único llamado “Pangea”, hará unos 200 millones de años. Pero desafortunadamente, debido a los incesantes movimientos de tierra sucedieron diversos terremotos, en la tierra y en el mar, fragmentando este continente en tres trozos.

Este hecho originaría diferentes eras en la historia: La era Triásica, la Jurásica y la Cretácica, naciendo nuevas especies animales y vegetales en un mundo todavía virgen y despoblado de la que sería la especie más dañina y poderosa: el ser humano.

Compartiendo ese mundo primitivo existían muchas especies que salieron del subsuelo, despertando de un letargo que había durado eternamente hasta hoy.

La vida en esos tiempos era sencilla y pacífica. De los árboles nacieron bellos seres, llamados Dríades, de aspecto y altura humanos, llenos de extrema bondad con todas las criaturas, acompañados como su fiel séquito de otras muchas de ambos sexos, pero minúsculas, con alas de luz en la espalda y que tenían la capacidad de volar y reproducirse, estableciéndose en aquellos mismos árboles o entre las flores. Del subsuelo despertaron dos figuras parecidas: Centauros y Unicornios.

Los unicornios eran bellos caballos dotados de un cuerno que campaban a sus anchas sin molestar a nadie, ya que eran extremadamente tímidos. Los centauros, se podría decir que eran sus siervos, los veneraban como a dioses, pero sus vidas eran muy diferentes. Cazaban en la espesura a otros animales, enfrentándose primero a poderosos saurios y en la época del Triásico a los primeros mamíferos.

Pero a pesar de ser tan distintos, respetaban el equilibrio natural del mundo y pasaron milenios sin que nada lo rompiese.

Hasta que de los primeros mamíferos nacieron otros más inteligentes, los homínidos y de allí se formó la evolución humana que todos conocemos, del Homo Australopitecus en el continente que sería nuestra actual África, hasta el Homo Habilis, Homo erectus, y nuestro antepasado más directo: Homo sapiens, siendo separado en dos especies que llegaron brevemente a convivir entre sí: Homo Neaderthalensis y hombre de Cromañon, que se extendieron por Europa y los otros continentes.

Bueno, pues estas dos especies causarían un gran impacto en este equilibrio, ya que sus cráneos evolucionados requerían mucho alimento y la caza, pesca y otras actividades hicieron que todas esas criaturas tan antiguas decidieran regresar a sus refugios.

La dríades y su séquito se mimetizaron con la flora y los centauros y Unicornios regresaron a la protección de sus cuevas y jardines subterráneos.

¿A qué viene esta inesperada lección de historia? Os preguntareis impacientes, deseosos de llegar al quid de la cuestión. Pues que pasarían miles de años de forzado encierro, hasta que un grupo de científicos desesperados desalojara aquel grupo de islas en medio de las Bermudas y de este modo poderse sentir nuevamente seguras para finalmente renacer.

Los nuevos residentes no eran considerados ninguna amenaza; quien sabe por qué misteriosas leyes se regían aquellos seres para decidir quien era aceptado y quien no, pero fue así y por fin, pudieron recuperar lo que antiguamente fue suyo.