La jefa

49. Bruja, víbora, suripanta... Mamá.

 

 

49. Bruja, víbora, suripanta... Mamá.

 

IVANNA

He hecho el mismo recorrido durante años: bajar de mi coche en el estacionamiento, caminar en tacones hacia el elevador, a veces detenerme en el vestíbulo, a veces llegar directo a mi piso y abrirme paso hasta mi oficina. Cada cosa bajo la lupa de compañeros de trabajo que me odian y juzgan sin piedad todo el tiempo y hoy no es la excepción.

En una hoja de papel tirada en el piso del estacionamiento encuentro el primer indicio de lo que me espera. Es un montaje de mi cara sobre el cuerpo de una víbora con sus huevos.

Como era de esperarse, Rico, el chófer de Rodwell, ya les dijo a todos que estoy embarazada y Doble R nunca «decepciona» cuando se trata de desacreditarme.

Dejo la hoja de papel donde está y continúo avanzando. En las paredes del elevador hay más chistes gráficos pegados con cinta adhesiva a modo de formar un collage.

En uno mi cara está sobre una mantis religiosa, que, si mal no recuerdo, cuyo proceso de reproducción incluye arrancar la cabeza al macho luego de copular. Eso explica por qué la cabeza de Luca está en el piso mientras de mi boca sale una nube de diálogo que reza «Cruel, pero no inesperado».

Ingenioso a pesar de todo.

En el siguiente gráfico la cara de Luca está sobre el cuerpo de un torero que posa junto a un toro muerto, y, en la que le sigue a esa, sobre un jinete que sujeta con un lazo a una yegua.

En los demás «chistes» incluyen a Omi como el tercero en discordia, tanto como para atribuirle la paternidad de Positivo o llamarme tonta por preferir embarazarme de Luca.

El chófer de Rodwell les trajo el chisme completo.

Para terminar, colocando mi cara sobre el cuerpo de una mujer en extremo obesa, celebran que por fin me verán «gorda» y que eso será un duro golpe a mi ego.

Esbozo una sonrisa media.

En cada chiste gráfico ocupo un papel diferente, de nuevo demostrando que vivo en sus mentes sin necesidad de pagar renta.

Al llegar al vestíbulo, gente ingresa al elevador y, conscientes de mi presencia, algunos se ríen de los gráficos mientras otros los censuran en voz alta. Como es mi costumbre, demuestro no importarme. Y me va bien, me es indiferente que se metan conmigo y puedo soportar que también lo hagan con Luca, somos adultos y sabemos lo pesados que pueden ser en Doble R, pero al llegar al quinto piso y ver en la cartelera el fotomontaje de un bebé, aún en el vientre, con ojos color rojo, colmillos y cuernos, sí me hace fruncir los labios.

Y es, aún peor, cuando me acerco y en un Post-it pegado a la cartelera leo:

Ese bebé no va a nacer. Ivanna abortará.

Y abajo alguien contesta:

Sí va a nacer.

Y otro:

¿Organizamos otra apuesta?

¿«Otra... apuesta»?

No puedo evitar pensar en el día que Lobo me dejó plantada o hace dos años cuando Luca se marchó de Doble R.

Ahora también quieren convertir a Positivo en un juego y utilizarlo para reírse de mí y definirme.

«Mamá» es el nuevo apodo.

Cuando me vuelvo dispuesta a seguir mi camino, alguien se apresura a arrancar el gráfico y los Post-its al tiempo que masculla:

—Este no lo arrancamos.

—Y Conserjería volvió a pegar los del elevador —le responde alguien más, permaneciendo tras de mí.

¿Qué? ¿No era su intención que los viera? ¿A quién pretenden engañar?

Aprovechando que traje tacones Louboutin con su distintiva suela color rojo, mantengo firme mi paso y las miradas que se habían vuelto hacia mí regresan a su sitio.

«Yo no me desquito con palabras».

...

Grisel salta de su asiento al verme, al igual es a la única que me da gusto ver, sus ojos van de mi cara a mi vientre, lo que significa que también lo sabe.

No subestimaré a Rico, el chófer de Rodwell, a estas alturas todos lo saben.

—Bienvenida jefa —Me saluda.

—Sabes que vengo de paso. —Suspiro—. Quizá tres días hasta zanjar pendientes y entregar mi puesto. Luego te espero en Soluciones en Rojo.

Grisel se emociona al escuchar eso. Solo me la llevaré a ella y a Pol de Cómputo, que por fortuna ha resultado discreto. Al resto del personal no lo necesito, a menos que quiera mantener saltando mi ojo izquierdo.

Entro a vicepresidencia con Grisel siguiéndome mientras toma apuntes de lo que necesito. Quiero aprovechar mi tiempo y entregar mi puesto rápido para seguir trabajando en mi empresa.

Grisel no me defrauda como apoyo y durante el transcurso de la mañana sale y entra con informes, papeles para revisar y notas con pendientes.

Adelanté con lo que Rico me llevó el lunes, de modo que voy bien, incluso tengo tiempo para llamar a Luca, que anoche, sin ningún pretexto en particular, volvió a quedarse en casa de Omi, pero nos juntaremos más tarde para hacer una visita de «cortesía» a Prudensa.

Le dije a Luca que encontré su «dirección», pero será sorpresa llevarlo ahí y mostrarle cuál es su última ubicación de acuerdo con los reportes de Tyson.

Hago planes y continúo revisando papeles, hasta que soy interrumpida otra vez por Grisel, solo que ahora para anunciar que alguien quiere entrar a hablarme.

—Lo que sea que quieran, que te lo digan a ti —Me niego.

No ocuparé mi tiempo en hablar con nadie. A estas alturas Rodwell ya debería tener designado a su nuevo vicepresidente o vicepresidenta.

—Es Ángela de Recursos Humanos —insiste Grisel, siendo el caso de que fueron compañeras de trabajo.

—¿Ángela?

Ángela fue mi asistente antes de Luca. Pedí a Mago Perman su traslado a otro departamento cuando me dijo que estaba embarazada. No quería oír quejas sobre mareos o vómitos en cada reunión, sobre todo porque se empezaba a correr el rumor de que Aguilera, en ese entonces el vicepresidente de Doble R, se iba a retirar y Rodwell evaluaría uno a uno el trabajo de cada ejecutivo para elegir un sustituto.




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