A lo largo de la obra se hará mención en repetidas ocasiones del lenguaje de las flores para resaltar emociones, pensamientos, sentimientos o hasta determinados eventos futuros. Al principio de cada capítulo se mostrará “la flor del capítulo” y determinará cual es la emoción principal de la parte.
En caso de hacer mención de más flores sus significados estarán al final del capítulo.
Ward, M., & Compañía. (1877). “The language and poetry of flowers.”
CAPITULO IV:
┌─────────── •✧✧• ───────────┐
La Amapola Silvestre (Scarlet Poppy en inglés) es una flor cuyo origen es incierto, pero se cree que evolucionaron como una adaptación ventajosa para la reproducción.
Las flores de amapola silvestre tienen pétalos de un rojo brillante e intenso, y en el corazón de la flor hay pintado un centro oscuro.
En el lenguaje de las flores, las Amapolas Silvestres representan la extravagancia, lo fantástico.
└─────────── •✧✧• ───────────┘
A las siete con veintiún minutos el carruaje se detuvo enfrente del inmenso portón de oro abierto de par en par. No éramos los primeros en llegar, pues los estudiantes ya estaban entrando y muchos otros caballos se estaban retirando para no bloquear el camino.
Esta vida de ricos es absurda, pensé con los ojos bien abiertos por la sorpresa al ver que nadie a parte de mí estaba sorprendido por el inmenso castillo que se alzaba frente a nosotros. La situación entera parecía un chiste de mal gusto.
— ¡Llegamos muy rápido! Estaba un poco preocupado de que tardaríamos un poco más en llegar… ¿Estás listo?— Viktor, como siempre alegre me dirigía una mirada expectante.
Nuestro caballo ya se había detenido cuando una mujer de muy buen ver y un inconfundible porte militar se acercó a toda prisa hacia nosotros, como si nos hubiese estado esperando. Abrió con calma, pero experiencia la puerta del carruaje, observándonos con estoicismo desde arriba con una expresión que, en otro momento, habría fácilmente confundido con el dolor de un estreñido. Su cabello rubio cenizo estaba recogido en ceñido moño y su mirada tensa me hablaba antes de que ella lo hiciera. Se ve a leguas que esta mujer es de mecha corta, y tampoco cabía duda de que era un alfa.
Luché con todas mis fuerzas por mantener mi espalda recta y cabeza firme, mostrando una fachada de indiferencia frente a la imponente mirada de la mujer, pero se complicaba cada vez más cuando ella no decía nada y sólo nos observaba duramente. Primero a Viktor y luego a mí, pero me analizó durante unos instantes más que a él y de inmediato comencé a sacar conclusiones por mi cuenta. Supongo que no debe de reconocer mi rostro, o quizás lo hace y no se acuerde de ningún otro título aparte de “Joven amo” o algo así.
Mirando más abajo, con algo de miedo de irritar a la tenebrosa mujer, alcancé a observar que en su pulcro uniforme azul de cientos de euros se encontraba un nombre en letras más pequeñas de lo que pude leer, pero conseguí a entrever “Dolores”
¡Vaya! ¡Y yo que me quejaba de tener un nombre feo! Pobre Dolores, con razón se le ve tan amargada.
— Bienvenidos, joven Hyacinth, joven Lavender— Dolores nos saludó a cada uno sin quitar su rostro de amargura. Su voz era gélida, podría jurar que incluso más que la nieve que caía. La alfa ladeó brevemente su cuerpo y extendió su mano derecha en dirección a Viktor, invitándolo a bajar del carruaje.
— ¡Buenos días!— Viktor respondió por los dos con una sonrisa radiante. Él no correspondió la firmeza de Dolores e hizo una pequeña reverencia con su cabeza, animándose a hacerle un poco de platica para calmar la tensión en el ambiente que de repente se había formado— Oh, que frío hace hoy, ¿no es así?
El alfa frotó sus manos y se encogió brevemente en su asiento al sentir el frío entrar por la puerta. Tomó un poco de impulso y se inclinó para aceptar la mano de la mujer y lentamente salió del carruaje, mirando hacia el piso para no pisar su capa.
— Por supuesto, joven. Estamos a seis grados centígrados— Dolores respondió con un tono de voz muy ensayado, como si se hubiese preparado durante tres años para decir el clima. Sus ojos duros jamás abandonaron los de Viktor, quien parecía muy acostumbrado a todo eso.
— ¡Seis es mejor que cero!— Viktor se carcajeó sin dejar que la seriedad de la alfa lo afectara. Ella asintió y una vez el alfa estuvo en el suelo intentó hacer el amago de ofrecerme la misma mano para bajar, pero Viktor fue más rápido y se apresuró a darme él su mano, la cual no dudé dos segundos en aceptar con un dulce sonrojo creciendo por mis mejillas, pero agradeciendo su rapidez. Si hubiese que tenido que aceptar la ayuda de Dolores seguramente me hubiese cagado encima.
Tomé aire y del carruaje salí con las piernas temblorosas, pero con la expresión más digna que pude. Intenté no liberar feromonas que pudiesen delatar mi ansiedad y quedar expuesto como el pobre que soy al lado de todos estos niños ricos. Si ya estoy aquí no me queda de otra más que salvar mi puto culo.
— Bienvenidos sean a Bythesea, academia de reyes y hogar de revolucionarios. Mi nombre es Dolores. Acompáñenme a su registro— Ni una palabra más ni una palabra menos. Su espalda muy recta la hacía ver mucho más alta, pero en realidad debía de ser de mi altura. Cuando se presentó hizo una pequeña reverencia enfrente de nosotros, flexionando sus rodillas y agachando su cabeza hasta que pudimos ver su coronilla.