La Leona En La Cantera Del Pandicornio

CAPITULO 9

A finales de enero, Pame y Fanny, una nueva amiga que se había transferido del plantel de Guadalajara, convencieron a Narah de ir a bailar a una disco. No le agradaba del todo el tener que hablar a gritos y el molesto zumbido que la perseguía las horas siguientes por los altos decibles pero Fanny aún extrañaba la perla de occidente y accedió. Unas horas después fue a la barra por un vaso con agua y se topó con Humberto.

-¡Narah! ¿Qué onda?

-¡Hola, Humberto!

-¿Con quién vienes?

-Con mis amigas. Están en la pista. ¿Y tú?

-Con unos amigos. Vine por los tragos.

-¿No estás muy chico para estar aquí? ¿Cómo te dejaron entrar con esa cara de niño que te cargas?

-¿Cuál niño, Narah? ¡Tengo dieciséis años! ¡Ya soy un hombre! Y el hermano de uno de mis cuates es el gerente.

-¡Ah! Bueno. ¡Nos vemos!

Los ojos de Humberto brillaron. –Jaziel viene al rato.

-¿Está aquí? ¡Me dijo que llegaba el otro sábado!

-Sí. Pero tuvo que adelantarse por el relajo que se armó con lo de la amante de Rico.

-¿Ya se supo?

-Sí. Estrella los encontró.

Sintió un balde de agua fría. No imaginaba cómo debía sentirse su amiga. Se sentó en la mesa del chico para escuchar la historia. Un rato después:

-Oye, vamos a bailar en lo que viene mi primo, ¿no?

-...Está bien.

Se sentaron de nuevo.

-¿Te cansaste?

-No. Solo tengo sed; voy a la barra.

-¡Yo voy! ¿Qué quieres que te traiga?

-Agua.

-¿Agua? ¿Cómo crees, Narah? ¡Te voy a traer una margarita!

-¡No! No estoy bebiendo alcohol. –Recordaba la resaca que había padecido y no quería revivirla.

-Le diré al barman que le ponga poco tequila.

-Dije que no. Quiero agua y si no la traes voy a ir yo.

-¡Ok, ok! Aguántame.

Sacó una bolsita de su camisa y vació el contenido en el agua antes de volver.

 

Pame se acercó:

-¿Qué onda? ¡Te perdí de vista!

-Me encontré con Humberto, el primo de Jaziel. Dice que está aquí y va a venir. Lo estoy esperando.

-¿Llegó sin avisarte?

-Al parecer. Tal vez pensaba sorprenderme. O se le olvidó por un problema que tiene su hermano.

A la amiga le pareció muy extraño que Jaziel no avisara que había llegado y que fuera a salir de reventón sin Narah pero no quiso verse cizañosa. –Ok. Pues me avisas cuando nos vayamos o si te vas con él.

-Va.

 

Humberto volvió. Bailaron de nuevo y regresaron a la mesa porque Narah se sintió cansada. Un momento después cerró los ojos. El chico se le acercó:

-Estás muy bonita... –Le acarició el rostro. Ella medio abrió los ojos. No dormía pero no podía incorporarse. No sabía qué pasaba. Veía todo entre brumas y se sentía sin razón. –Me gustas mucho. Siempre me has gustado. –La besó. –Veía al chiquillo, sabía que era el primo de su novio pero no podía detenerlo. Sentía su cuerpo sin fuerza. La toqueteó sobre la ropa. –Siempre había querido acariciarte. Cuando Jaziel lo hacía lo odiaba.

-...Jaziel... Quiero a Jaziel.

-Ssssshht... Yo soy Jaziel. –La recostó en la banca y se puso sobre ella. Desabotonó su ropa, quitando todo estorbo. Narah quedaba en blanco por momentos y cuando despertaba lo escuchaba decirle que era su novio. Sin embargo, el rostro no coincidía con el nombre. Esas manos extrañas le abrieron las piernas. Estaba a punto de penetrarla cuando Pame se acercó:

-¡ÓYEME, ENGENDRO! ¡¿QUÉ CREES QUE ESTÁS HACIENDO?!

-¡! ¡Nada! ¡Ella quería!

-¡¿ELLA QUERÍA?! ¡PERO SI ESTÁ NOQUEADA! ¡LÁRGATE DE AQUÍ, CHAMACO PENDEJO O TE VAN A TENER QUE IR A SACAR DE LA CORRECCIONAL!

Humberto se subió el pantalón y salió corriendo del lugar. Pame se hincó y trató de despertar a su amiga. Le arregló la ropa y buscó al gerente para pedirle ayuda. El muchacho no quería problemas así que hizo todo lo que pudo para despertarla: Le dieron yogurt para provocar el bajón, la hidrataron, la cubrieron y le dieron algo dulce porque comenzó a temblar. Unas horas después salieron del lugar amenazando con demandar por admitir menores de edad y venderles bebidas alcohólicas, además de no revisarlos al accesar para evitar el ingreso de drogas. El gerente se quedó frío. Todo aquello había sido su responsabilidad.




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