La leyenda de los Ignis | #2 |

Capítulo 43. Una maleta inacabada

Nicky no sabía muy bien dónde mirar, desde luego no quería ver la cara de Nathaniel ni la del profesor, y fijarse en Claudia tampoco era una buena opción. Se sentía realmente mal. Quería a su mejor amiga, la adoraba como a nadie más en el mundo, pero no de esa manera, y nunca pensó que le hubiese dado pie a pensar eso. Ahora después de lo que había pasado no sabía cómo no hacerle daño...

—Clo, yo... —comenzó la morena rompiendo el incómodo silencio.—No te preocupes cariño —interrumpió Claudia cogiendo delicadamente la barbilla de su amiga y alzándola para que esta la mirase a los ojos—. No hay nada que decir. Simplemente quería hacerlo y lo he hecho, ya está ¿vale? —añadió con una enorme sonrisa.

Nicky la miró confusa, no sabía si sentirse aliviada o molesta. En ese momento decidió optar por la primera opción, era la más sencilla para todos.

Óscar y Nathaniel seguían contemplando la escena perplejos, vale que no tenían derecho a decir nada, pero aun así los había dejado completamente fríos, sobre todo a Nate quien seguía sin creerse lo que acababa de ver. ¿Su hermana había tratado de quitarle al amor de su vida?, ¿en serio?, ¿a quién le pasaban ese tipo de cosas? Era irreal, de hecho, esperaba despertarse en cualquier momento.

—Bueno, muy buena charla Nicky, pero tengo que irme —dijo Clo con una media sonrisa y abandonó el lugar no sin antes colocar su mano en el hombro de su hermano y dedicarle otra sonrisa triunfal.

Nicole se mordió el labio inferior y miró a los dos chicos, ¡qué situación más incómoda!

—Esto, ¿queríais algo? —preguntó inocente como si no hubiese ocurrido algo.

Los dos chicos continuaron en silencio.

—Supongo que no, así que me voy a ir yendo que tengo mucho lío —dijo marcando y alargando cada una de las palabras.—¡Espera!

Óscar se esforzó porque su voz sonase firme, pero no fue nada creíble.

—Tú y yo tenemos una conversación pendiente —añadió el nuevo director.

La domadora se mordió el labio inferior. De tanto morderlo se había hecho una pequeña herida, pero ella no era consciente de ello. Solo quería salir de ahí cuanto antes.

—Sí, claro... Es que ahora estoy muy liada, tengo que hacer algo... —inventó.

Sus palabras que avanzaban despacio y sus frases inacabadas provocaron que los chicos supiesen con certeza que mentía.

—¿El qué? —preguntó el profesor.

¿En serio?, ¿por qué no la dejaba ir? Esta situación era demasiado incómoda... Y Nate ¿por qué no intervenía? Se había quedado completamente mudo desde que había visto lo ocurrido.

Nicky miró hacia el pasillo esperando que algo ocurriese, y para su alivió sí que ocurrió algo. Su hermano cruzó la esquina a toda prisa, la cogió del brazo y se la llevó de allí sin mediar palabra. Nicole se dejó arrastrar ante incredulidad del domador y el aqua.

—Siento haberte traído así hasta aquí, pero tienes que ayudarme —dijo Bruno desesperado.

Nicky nunca lo había visto así, estaba comenzando a preocuparse. Primero casi la había tirado al suelo de un empujón, y ahora la había arrastrado a la fuerza, aunque hubiese sido muy conveniente para ella, hasta la puerta de la habitación de María.

—¿Qué pasa? —preguntó ella.—Entra —respondió él empujándola dentro del dormitorio de la ignis.

Nicole entró a trompicones tratando de no caer al suelo, ¿pero qué le pasaba a ese? ¡No hacía falta ser tan bruto! Con haber abierto la puerta y habérselo pedido hubiese sido suficiente.

Miró a María, quien parecía absorta en sus pensamientos mientras hacía la maleta.

—Ey, ¿qué haces?

La rubia ni siquiera se paró para mirarla, tenía muy claro lo que quería hacer.

—Si vienes por tu hermano ya le he dicho lo que tenía que decirle, no quiero repetírtelo a ti —respondió sin muchas ganas.—¡Eh! —se quejó Nicole.

¿Por qué era tan borde? Ella no le había dicho nada.

—Creo que os he dejado bastante claro a los dos que ni me interesa lo que pase en vuestra relación ni me voy a meter, así que no tengo idea de lo que os ha pasado, pero no lo pagues conmigo —respondió algo brusca.

María dejó lo que estaba haciendo y miró a su amiga. Sí que había sido algo seca con ella. No había sido a malas, simplemente estaba molesta con su padre y lo estaba pagando con las personas equivocadas...

—Lo siento, la cosa no iba contigo, pero... —Hizo una pausa—. No quiero discutir más con nadie, me quiero ir y me gustaría que por una vez desde que estoy aquí se aceptasen y se respetasen mis decisiones.

Nicole no pudo evitar reprimir una pequeña carcajada que provocó un evidente enfado en la cara de María. 



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En el texto hay: internado, drama y romance, dragones

Editado: 23.09.2018

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