La llave de la verdad | Crónicaz Multiversales 1

Capítulo 13 - La prisión del palacio

Parte 1 

 

Tiempo: 

12:20 pm, 10 de abril de 2002. 

Lugar: 

Calle The Nightgale, Condado de Alzeka, Continente Ranmer. 

 

—Por favor —dijo el serotiano—, salgan en calma tenemos la casa rodeada. No intenten escapar de ninguna forma que a la primera vez que veamos una sola mano fuera de la casa abriremos fuego y no nos importa si es el tipo más importante del Condado o un niño —vociferó el serotiano al otro lado de la puerta.  

—Señor Deymon —expresó Lanss—, ¿Qué hacemos...? 

—No hay nada que hacer muchacho, solamente rezarle a Narelam para que nos pongan en cárceles iguales —dijo Deymon levantando sus manos. El corazón de Zoey comenzó a latir rápido. Los demás chicos se comenzaron a mirar asustados unos a los otros, las manos de Lanss comenzaron a temblar débilmente sin darle oportunidad de siquiera moverlas, ni siquiera podía alzarlas como lo había hecho el viejo Deymon.   

Aboran por otro lado miraba a la nada con su vista perdida y negaba con su cabeza repetidas veces en silencio.  

—No —susurró la muchacha de ojos marrón oscuros—, no puedo ir a la cárcel.  

—Calma Ab —expresó Lanss apoyando una mano sobre el hombro de su novia.  

—¡No! —gritó esta—, ¡No puedo permitir que me lleven de aquí sin haber comprobado que mis padres se encuentran en esta parte del Condado! 

Todos parecieron suspirar casi al mismo tiempo o en una cadena progresiva.  

—Vamos a escapar Aboran —dijo Zoey intentando parecer positiva frente a su prima, después de todo Aboran la había ayudado cuando Zoey lo necesitaba y parecía que los roles se habían intercambiado, lo menos que podía hacer la niña de ojos verdes oscuros era parecer positiva. Si tan solo no fuera un engaño, pensó Zoey intentando forzar una sonrisa al momento de mirar a Aboran. Pero en su interior todo marchaba en sentido contrario, sí. Logré llegar hasta donde me lo propuse, pero no he encontrado a mi padre, Deymon ni siquiera tiene que ver con él. Tal vez lo que pensaba no era cierto claramente, ¿Por Narelam dónde te has metido? ¿A caso ya no recuerda que tiene una hija? Se preguntó apretando sus manos intentando parecer ruda. Deymon a cambio de darme más respuesta me ha generado más. ¿Para qué espíritus me ha dado esta piedra de color violeta? ¿Por qué yo solamente puedo ver el camino que marca? ¿Por qué mi madre quería que viniera hasta aquí? Todas aquellas preguntas se habían hecho lugar en una pequeña parte de la cabeza de la niña y no dejaban de resonar constantemente. Una y otra vez, en cuestión de segundos mientras que los golpes de la puerta de Deymon se intensificaban. Los gritos de todos quedaron ahogados por el golpe que produjo la puerta contra el suelo.  

—No puedo ir a prisión —dijo Efraín negando con su cabeza—, apenas tengo catorce años. Esta sería una completa mancha que va a perjudicar en mis futuros estudios, me niego rotundamente —Efraín parecía que por fin estaba cayendo en cuenta, lo que quería decir que estaba comenzando a aceptar el hecho de que tal vez... La única salida era seguir el ritmo de la fuerza serotiana. Unos cinco serotianos rodearon la habitación, no habían levantado sus armas (aunque si las llevaban en los cinturones de sus uniformes verdes) pero una de sus piernas estaba en alto, lista para atacar ante cualquier movimiento de los civiles.  

—Registren toda la casa en búsqueda de más civiles —expresó la misma voz que les había gritado con anterioridad. El serotiano en cuestión no poseía un rango de comandante, ya que, se podía ver a simple vista que poseía sus dos extremidades intactas—. Pasaran el resto de sus días en la prisión principal del Condado, es decir la que se encuentra en el propio palacio del Emperador. 

Zoey y Deymon tragaron saliva, Aboran continuaba negando con su cabeza. Lanss no podía mover sus manos solamente temblaban afortunadamente sus piernas si respondían, pero por desgracia la pierna herida de Lanss le pasaba un mal momento, todavía no se había recuperado así que, con cada paso intentaba no cojear mucho e intentar aplacar como fuere el dolor que sentía. Efraín por su lado solamente susurraba "no, no" y más "no". Aboran y Zoey tuvieron que cargar a sus compañeros, Ardoz ni siquiera había hecho el intento de ladrar ni cuando la puerta cayó. Y si Ardoz no ladraba eso quería decir que las cosas no estaban tan bien para el canino blanco. Salieron hacia la calle y alrededor de la casa había unos veinte serotianos que se empezaron a formar en una fila, una camioneta que tenía sus puertas abiertas lista para cargar a los prisioneros que fuera necesarios, en este caso a Zoey y los demás. 

Un camino marcado de serotianos los condujo hasta la entrada de la camioneta, realmente era verdad que tenían la casa de Deymon rodeada, Zoey no podía ni pensar en que hubiera pasado si se hubieran resistido. Ninguno de ellos decía ni una sola palabra, Efraín ya ni siquiera susurraba, ¿Por qué habían necesitado más de veinte serotianos para capturar a cinco personas totalmente comunes? Era algo muy fuera de lo común se suponía que no se usaban más de tres serotianos a menos que fuera el caso de una persona muy peligrosa. A menos que... ¿Deymon era peligroso? Zoey miró al hombre de bata blanca y determinó en el acto que no tenía un atisbo de peligro en todo su ser, ni siquiera parecía coherente que lo pudiera ser por su falta de memoria. Zoey ingresó en la camioneta sentándose al costado de uno de los asientos, Efraín ya se había acomodado y ponía las menos en su rostro, por sus sollozos parecía que estaba a punto de llorar, la siguieron Aboran y Lanss, por último, el viejo Deymon que tras un parpadeó acababa de olvidar todo nuevamente. Las puertas de la camioneta se cerraron dejando a los cinco en completa oscuridad, un par de golpes se sintieron en la puerta del vehículo y este comenzó a moverse. 




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