La llave de la verdad | Crónicaz Multiversales 1

Capítulo 18 - La tribu de los Kabarys

Tiempo: 

5:01 pm, 17 de abril de 2002 

Lugar: 

Océano Taff 

 

Zoey se encontraba en una de las sillas en el interior del barco de Deymon. Tenía a Ardoz en sus brazos y le estaba rascando la cabeza entre sus dos pequeñas orejas blancas. Se levantó y dejó a su perro en el suelo. Zoey se agachó y poniendo una voz lo más aguda posible dijo: 

—¿Quién quiere un poco de comida?  

Ardoz contestó con un ladrido y moviendo su larga cola blanca rápidamente golpeando sin querer el lomo del gato de Aboran, Lorko. Que estaba durmiendo sobre una alfombra. El gato maulló y corrió subiendo a una de las repisas en la parte superior del barco. En ese momento Lanss abrió la puerta, estaba despeinado y sus ojos apenas podían abrirse.  

—Parece que te ha sentado bastante bien la siesta Lanss —dijo Zoey mientras tomaba una lata de comida para perros y se la vertía en un pequeño plato a Ardoz, el animal comenzó a comer como si fuera la primera vez que veía aquella exquisita comida—. Tranquilo chico, vas a terminar redondo como Lanss.  

—Oye, te escuché Zoey —dijo Lanss, los dos comenzaron a reír, en ese momento entró Aboran.  

—¿De qué nos estamos riendo? —preguntó la joven Aboran con una amplia sonrisa. 

—De que estoy un poco redondo —dijo Lanss mientras se acercaba a Aboran señalando su propio estómago y mirándolo detalladamente. Los dos se acercaron hasta que se encontraron a un par de palmas de distancia. 

—Creo que eres perfecto así —aduló Aboran. Lorko saltó al hombro de Zoey, Aboran y Lanss se besaron tiernamente mientras que Zoey le tapaba los ojos a Lorko y Ardoz. La niña de ojos verdes oscuros aclaró su garganta débilmente después de varios segundos. Su prima y Lanss se alejaron algunos centímetros.  

—No voy a dejar que los niños vean esta aberración —susurró Zoey mientras continuaba tapando los ojos de los dos animales. 

Y pensar que yo podría haber tenido eso con Efraín, pensó Zoey dejando al descubierto los ojos del perro blanco y el gato negro para abrazarse a sí misma. No puedo seguir viviendo en esos momentos. Tengo que avanzar, tengo que encontrar a papá. Aunque... Tampoco puedo ser una desalmada y no volver a recordar nunca más a Efraín o a mamá. En ese momento Zoey logró salir de sus pensamientos a causa de una campana que sonaba en la proa del barco. Zoey, Aboran y Lanss salieron. Estaba un poco frío así que Zoey se cubrió con una manta que estaba en suelo, a medida que se iban acercando a la proa advirtieron que era Deymon quien los estaba llamando moviendo la pequeña campana que se encontraba a un costado suyo. Por fin pudieron ver que en el horizonte se hallaba una isla. Esa era la isla de los Kabarys.  

El barco continuó avanzando hasta llegar a unos puertos que se encontraban en la playa de la propia isla. Unas figuras negras los esperaban en la isla. Era unas nueve o diez, realmente no se podía saber quiénes eran por la lejanía en la que se encontraban. Extrañamente el puerto no se encontraba aferrado al suelo, en su lugar parecía solamente una plancha de madera que se extendía por fuera de la playa. Dos hombres saltaron al mar y nadaron hasta donde estaban, llegando un poco menos de un minuto, saltaron hacia el barco y cayeron en frente de los chicos y Deymon.  

Los dos hombres eran bastante altos (más altos que Aboran) y estaban en cuero, uno de ellos tenía un taparrabos mientras que el otro tenía unos jeans negros. Realmente era como si vinieran de culturas totalmente distintas, Zoey los miró a los ojos y advirtió algo en particular... Los dos hombres tenían uno de sus ojos (en las dos personas era el izquierdo) y el derecho un ojo era de color negro y otro marrón. Zoey también pudo ver que los dos tenían un mechón de pelo de color violeta, aunque todo su demás pelo era negro.  

Zoey se encogió de hombros. Será una tradición de la tribu, pensó la niña.  

—¿Quiénes son y como llegaron aquí? —preguntó uno de ellos. Deymon dio un paso al frente, pero eso solamente complicó un poco más las cosas, porque inmediatamente los dos hombres desenvainaron sus espadas. Las dos hojas eran de color negra.  

—Lo siento —dijo Deymon levantando sus brazos—. Zoey puedes... ¿Mostrarles? —la chica asintió sin dejar de mirar aquellas dos armas que les apuntaban a los cuatro.  

Zoey Viquery se sacó la llave gris que traía colgada en el interior de remera. Lanss le tendió una pequeña caja que era donde habían guardado la piedra violeta, la chica también la saco y con los dos objetos en cada mano extendió los brazos hasta los dos hombres, ellos se miraron durante unos segundos.  

—Vamos a ayudar a aferrar su barco al puerto —dijo uno de ellos sin indiferencia—. Tienen que hablar con Amanda. 

Después de eso, los dos hombres guardaron sus armas y se volvieron a tirar al mar. Guiaron a Deymon hasta el puerto y lo aferraron sin ningún inconveniente. Uno de los hombres de antes acomodó la rampa del barco y los cuatro junto con a Lorko y Ardoz se bajaron al puerto. Allí había otras personas con los mismos rasgos, una mujer de unos cincuenta o sesenta años se acercó a ellos.  

—Tú debes ser Zoey... ¿Verdad? —preguntó la mujer mirándola a los ojos, la mujer también tenía el ojo izquierdo y un mechón derecho de color violeta, en su cintura portaba una espada. Zoey solamente pudo asentir, la mujer le tomó las manos—. Mi nombre es Amanda Uyadul y soy la líder de la tribu de los Kabarys —la mujer dejó de mirar a Zoey y levantó su vista fijándose en sus acompañantes, posó su mirada sobre cada uno y después miró hacia el barco detenidamente—. Querida... ¿Podrías decirme dónde está tú madre? 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.