La Loca Esa (novela Cristiana)

11. Mitchell

"Pero el Señor dijo a Samuel: No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura, porque lo he desechado; pues Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón."

1 Samuel 16:7

Esa mañana Haza estaba en especialmente feliz, ya que era sábado y ese día se le había asignado que predicar, el tema se trataba sobre el amor al prójimo, ya tenía algunos versículos bíblicos y algunos testimonios, algo que Haza había aprendido er...

Esa mañana Haza estaba en especialmente feliz, ya que era sábado y ese día se le había asignado que predicar, el tema se trataba sobre el amor al prójimo, ya tenía algunos versículos bíblicos y algunos testimonios, algo que Haza había aprendido era que una predicación era más fácil de memorizar si una historia estaba involucrada en ella.
Ese día Haza se había puesto un vestido negro, de manga larga con encaje, era algo provocativo ya que estaba apegado al cuerpo de Haza, pero su madre le había dado el visto bueno y si a ella le parecía adecuado a toda la congregación le parecería adecuado.

Era la semana infantil por lo tanto cada noche los mejores predicadores menores de 16 años darían el mensaje del amor de Dios, a los más pequeños se les pondría alguna película cristiana o actividad interactiva que les enseñará más del amor de Dios: generalmente en dichas épocas los jóvenes menores de 16 tenían el control absoluto de la iglesia, siendo quienes recogían las ofrendas, quienes cantaban, quienes oraban o predicaban, también se les asignaba alguna clase de actividad dinámica para el repaso de la lección. El sábado sin duda alguna era el día más importante y como siempre Haza contaba con el honor de predicar, claro que Jazmín había intentado mover algunas influencias para que su horroroso hijo perfecto predicara, lo mismo habían intentado hacer otras madres, pero no lo lograría, no con una mujer tan tenaz como Evangeline lo era, ella impedido que algo asi pasara, no permitiría que hicieran a Haza sentirse mal al haberla ilusionado con predicar el sábado y luego simplemente le quitaran ese derecho, pero antes de la predicación venía el momento de adoración, por lo tanto los himnos sonarían en cada rincón.

Pero antes era el momento de la lección y esa lección le había correspondido a Haza, y su familia interpretarla. El tema era los recuerdos y como cosas tan simples como el oído, olfato o gusto podrían traer a la mente dichos pensamientos. Haza estaba vestida de una mujer inglesa clásica de los años 90s del viejo mundo, Adaliah como una vietnamita, Evangeline como una maestra y Owen como un electricista: cada uno debía contar cómo su vestimenta de una u otra forma había logrado traerles algún recuerdo.

—  Haza — hablo Adaliah remangando el traje largo y amarillo que usaba, le habían tenido que peinar su rizado cabello en dos coletas, pero incluso asi su cabello desafiaba activamente la gravedad, manteniéndose hacia arriba de su cabeza, yendo hacia el techo, haciendo parecer que tuviera dos pequeñas antenas de hormiga — ¡Los olores nos recuerdan cosas!

— Exacto, Ada, algunos nos recuerdan cosas de nuestro pasado.

El propósito de sus vestimentas era recordar el pasado, distintas épocas que de una u otra forma traen recuerdos la familia había vivido. Haza estaba vestida como su madre el día de su graduación de la escuela: con un overol rosa de falda, una camisa azul y unas medias de rayas blancas, y rojas, con un par de lentes de sol, un conjunto el cual su madre había usado con tal de imitar a una actriz de una película vieja del viejo mundo; por otra parte Adaliah estaba vestida asi en honor a quien la había ayudado a nacer, Liu, una joven la cual ayudó a Evangeline a dar a luz, lastimosamente después de ese día jamás la volvió a ver, aunque Evangeline solía bromear sobre el parecido que tenía Liu con la Emperatriz madre del reino de Laurasia, aunque en si era difícil saber de donde era, ya que el reino de Laurasia, era lo que hoy en el viejo mundo se conocía como Asia; Evangeline estaba vestida como maestra en recordatorio del antiguo trabajo de Owen, antes del accidente claro, a algunos le pareció un poco cruel recordarle al joven hombre su vieja profesión, pero nadie dijo nada directamente; y por último Owen estaba vestido de electricista haciendo alusión al hermano de Evangeline, Edan, que años antes de unirse al ejército fue electricista.

Cuando dicha interpretación se terminó prácticamente toda la familia corrió a cambiarse ya que luego Ada y Evangeline tendrían un dueto, mientras que Owen recogería las ofrendas ya que era un diácono.

— ¡Hermanos! ¡Hoy es un día de gozo para alabar y glorificar a nuestro Dios! Por eso los invitó a abrir el himnario adventista y cantar con alegría el himno número 1: "Cantad alegres al señor" — la voz de Evangeline estaba llena de pasión y devoción, Ada por otra parte disfrutaba de ser el centro de atención.

Haza ni siquiera las escucho estaba centrada en practicar su predicación, nunca estaba demás estudiarla un poco más. 

A pesar de haber practicado infinidad de veces en la semana con tal de estar preparada para ese sábado las piernas le temblaban, Haza llevaba siendo predicadora desde los 5 años y no la había tenido nada fácil, la "Élite" de su iglesia eran los pastores, maestros y miembros adinerados, como resultado sus hijos e hijas eran un horror total, burlándose de ella con cualquier excusa e intentando hacerla menos, la mayoría de pastores querían que sus hijos siguieran sus pasos sin siquiera pensar en lo fatídico que era para un niño pasar horas y horas practicando su predicación. Para Haza era distinto, ella había elegido ser predicadora, pero la mayoría de chicos y chicas en su clase de "Niños y Niñas predicadores" estaban por obligación.
Evangeline quería que sus hijas aprendieran algún arte en el ámbito cristiano, Haza escogió la teología, Ada la música, Aidan el violín y...Katherina era una genio con la flauta dulce. 
Ada a su corta edad ya era una cantante sin igual, su voz era potente y su pequeño cuerpo irradiaba una melodía que te transportaba al mismísimo cielo. El hecho de hablar frente al público desde tan temprana edad le había dado a Haza la seguridad suficiente como para ser una gran oradora en su escuela, hablar en público no era un problema para ella. Aun asi se sentía intranquila, añoraba a sus hermanos, deseaba tenerlos cerca, hacía mucho que Ada, Aidan y Katherina no hacían un trio musical, lastimosamente ya nunca podrían hacerlo.




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