"El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes"
Deuteronomio 31:8
Usualmente se piensa que los funerales siempre vienen acompañados con lluvia y un cielo gris, pero ese día el cielo estaba tan azul que Haza jamás había visto un cielo tan hermoso como ese día, las nubes parecía copos de algodón flotantes y el césped era del color más verde, y hermoso del mundo.
Genevieve se paseaba por su hogar, esquivando a los invitados al funeral que intentaban darle el pésame, Finley, al contrario de su esposa, permaneció encerrado en su habitación conyugal, incapaz de pararse de la cama, al menos hasta que llegó la hora del funeral.
Las personas que estaban en la casa eran principalmente hermanos de la iglesia y vecinos cercanos, los O 'Riley no tenía amigos, solo se tenían a ellos mismos, un grupo de personas con vidas tristes y duras los cuales habían canalizado su dolor, y lo convirtieron en amor, amor para criar a otras personas para que no fueran como ellos. Finley bajo por las escaleras, llevaba lentes de sol cubriendo sus ojos, pero aún así se podía ver a kilómetros que estaba llorando, el joven hombre descendió por las escaleras en silencio y con cuidado, nadie habló, nadie parpadeo, ni siquiera hubo un sonido de respiraciones, era como si el mundo se hubiera detenido con su presencia. Los mellizos, que hasta el momento habían permanecido en la sala de estar, intentando hablar con los invitados al funeral se acercaron a las escaleras, esperando a su padre al final de ellas, ninguno dijo nada, solo se tomaron de la mano y esperaron a su padre, cuando Finley descendió por completo, tomó a sus hijos por los hombros y los abrazo a ambos, los gemelos tomaron la mano de su padre, como un par de niños pequeños.
Joshua soltó un fuerte suspiro, acariciando sus manos de forma frenética, Haza coloco su mano en el hombro de Joshua y lo abrazo, intentando calmarlo, Joshua giro su cabeza y al ver los ojos de Haza se sintió más tranquilo, Joshua tomó la mano de Haza y deposito un breve beso en ella, luego se puso de pie y caminó hasta donde estaba su padre, Dafne apareció por la puerta trasera, proviniendo del jardín, la chica camino de forma rápida, casi corriendo hacía los brazos de su padre, Finley envolvió a sus tres hijos en sus brazos, Joshua abrazaba a Finley por la espalda, sollozando en el cuello del joven hombre y allí, en una de las esquinas de la sala, se juntaron los cuatro hijos con su padre, sollozando.
Era una escena aberrantemente triste.
Era increíble como una pequeña criatura que ni siquiera pudo nacer provocara tal dolor, en sí los gemelos no lloraban por la muerte de su hermano no nacido, eso no les importaba, de hecho sentían cierto grado de alivio, desde siempre los mellizos Laia y Tate habían sido los niños de oro, los más pequeños y los bebés de la casa, no podían imaginarse dejar de serlo, además que ese bebé tardío les quitaría toda la atención de su querido padre, en sí, los gemelos lloraban por ver a su padre llorar, no querían verlo sufrir.
Genevieve se mantuvo al lado opuesto de la habitación, sin decir ni una palabra, sin un rasgo de emoción en su rostro, de hecho ella estaba completamente quieta, inexpresiva, ni siquiera se veía el clásico movimiento de su pecho al respirar, Haza supuso que se debía porque aguantaba las lágrimas, pero no supo discernirlo bien, ya que las enormes gafas de sol cubrían sus ojos. Haza permaneció en silencio, observaba con detenimiento a Genevieve: alta, rubia, llena de curvas y con un cuerpo que cualquier mujer desearía tener, su cabello corto rubio rodeaba con cuidado su cuello, de una forma elegante y organizada, su rostro estaba completamente limpio, sin un rastro de maquillaje, eso hacía más notable su palidez nata y algunas marcas rojas debajo de los ojos, producto del llanto, incluso sus ojos estaban rojos, sus gruesos labios temblaban, pero parecía negarse a llorar, el vestido gris que llevaba se ajustaba con cuidado a su cuerpo, haciéndola lucir hermosa. Incluso con esa expresión feroz Haza pudo apreciar lo hermosa que era Genevieve O 'Riley, tan hermosa era que incluso la tristeza le sentaba bien, la hacía ver hermosa.
Finley, al igual que su esposa, parecía un ángel, un ángel hecho del trauma y dolor: su cabello negro estaba desordenado, con algunos mechones negros cubriendo sus mejillas, sus ojos azules parecían el océano mismo, su piel estaba aberrantemente pálida, tanto que casi se mezclaba con la pintura blanca de las paredes, al contrario de su piel, sus labios, sus mejillas y la punta de su nariz, y orejas estaban enrojecidas de forma intensa, tanto que parecía sangre. Genevieve finalmente se acerco a su esposo e hijos y los abrazo, uniéndose al momento de dolor. El cuerpo de Genevieve cubrió al de Joshua y finalmente la mujer sollozó, dejando libre su dolor, Genevieve era más alta que la mujer promedio, de 1.80 quizás, todo lo contrario a Finley, que apenas llegaba a rozar la barbilla de su esposa, eso le daba a Genevieve una apariencia más dominante, feroz y protectora, y a Finley le daba una apariencia sumisa, débil, delicada y despertaba la necesidad de protegerlo, algo que Genevieve parecía hacer muy bien.
Evangeline deslizó su mano por el cabello de su marido, observando la escena, al igual que el resto de los presentes en completo silencio, Haza recostó su cabeza en el hombro de su gemelo, Aidan suspiro, limpiándose las lágrimas, el joven sollozo un poco, odiaba ver a las personas sufrir, sentía desesperación plena al ver tanto dolor en un grupo de personas tan buenas como ellos. Al ver que su hijo claramente estaba entrando en desesperación Evangeline tomo a su esposo y ambos lo llevaron a un rincón de la casa, con Haza siguiéndolos.
— Cariño...— hablo Evangeline, acercándose al oído de su hijo —, no llores, por favor, no quiero verte llorar.