La Loca Esa (novela Cristiana)

38. Visita a la tía Imogen

"Me siento...

No lo sé...

No sé cómo me siento o cómo debería sentirme.

Ni siquiera sé como escribir esto...

Dios, dame fuerzas.

Me siento débil...quebrantada...destrozada...

En los últimos días he hecho todo lo posible para eludir a Günther, sí...ya...ya no es mí "Príncipe de ojos azules", es increíble en el pedestal que lo tenía, mi chico de la universidad y mi príncipe de ojos azules ya no existen, solo es Günther...un tipo cualquiera, con una sonrisa encantadora, pero cuya sonrisa oculta a un monstruo, pero por más que quiera alejarme, no puedo, no puedo...porque lo amo, sé que está mal y todo, pero...es difícil, sé lo que debo hacer, por eso ya no invitó a Günther a mi casa, ni siquiera lo veo, solo salgo corriendo cuando lo veo en la universidad. Harper hoy me grito enojada, dijo que era una puta loca, que no debería alejarme de Günther, que era un estupida si pensaba que alguien más iba a amarme si lo dejaba, me ha gritado enfadada...creo que estaba drogada.

— ¡Nadie te obligo a nada! Todo lo hiciste porque querías.

Me dijo, enfadada, intente explicarle lo que vi, pero no me escucho.

Estoy destrozada...Dios...no sé qué hacer"

Haza suspiro cerrando el diario y guardándolo en su mochila.

— ¡Haza, vámonos!  — grito Evangeline desde el primer piso.

— Ya voy mamá — Haza observó en silencio un momento su mochila, ya tan solo faltaba una página para terminar el diario, las otras estaban arrancadas y no sabría qué hacer al terminarlo, pero de algo estaba segura: lo iba a terminar.

Aidan apareció por la puerta de la habitación, sonriendo con una mirada soñadora, la clase de mirada que tenía cuando era niño y Evangeline lo dejaba ir al trabajo de Katherina, lo cual significaba helado gratis.

— Extraño a la tía Imogen, ¿Crees que ella me extrañé? — Haza se puso de pie y camino hacía su hermano, jalandole las mejillas de forma cariñosa.

— ¿Quién no extrañaría a un angelito cachetón como tú?

— Las personas dicen que si fuéramos del mismo género...y de igual peso seríamos gemelos idénticos 100%, ¿Tú crees? — Haza siempre había escuchado aquello, pero no lo creía, Aidan era muchísimo más atractivo que ella, mientras que Aidan tenía rasgos finos y una contextura delicada, Haza era más brusca y de contextura gruesa, Aidan era solo tres centímetros más alto que ella, pero Haza sentía con todas sus fuerzas que ella era la "melliza fea", una versión más baja y menos hermosa de su hermano, aunque en lo que Haza sí destacaba de su hermano era sus curvas, al ser más gruesa que él tenía una serie de curvas de impacto, aunque ella en secreto deseaba ser tan menuda de apariencia como su mellizo. Aidan y Haza se miraron en el espejo detrás de ellos —. No lo creó, tú eres más bonita que yo.

Haza reprimió una carcajada.

— ¿De qué hablas? Tú pareces un pequeño dios griego mientras que yo soy el troll de un bosque.

Aidan abrazó a su hermana.

— ¡No digas tonterías! Eres muy hermosa, Haza, demasiado — Aidan sonrió de forma pícara —, me imagino que tienes muchos pretendientes, a parte de mi cuñado, Joshua, ¿Verdad?

Haza se sonrojó y empujó brevemente a Aidan.

— ¡No digas eso! Joshua es más que suficiente para mí, además...no soy tan linda como dices.

Aidan bufó.

— ¡Eres hermosa! ¡Punto final!

— Niños, es hora de irnos — anunció Owen desde la puerta de la habitación.

Ambos chicos asintieron y tomaron sus maletas para bajar e ir al auto.

Imogen siempre fue una mujer fría pero desde el regreso de Harper parecía querer extender una rama de olivo y olvidar el pasado, Imogen — al igual que la mayoría de adultos conocedores de la causa de La Noche De Las Pañoletas Rojas — culpaban abiertamente a Haza por la masacre, ya que si Haza no hubiera insistido en que Katherina le diera su número de teléfono a Günther después de estar seis meses separados nada hubiera pasado, Haza lo sabía y aceptaba la culpa, de cierto modo tenían razón y ella lo sabía. Pero ahora la familia tenía la oportunidad de unirse nuevamente, Imogen los había invitado un fin de semana a su mansión, para relajarse y divertirse como cuando eran más pequeños, como era antes de La Noche De Las Pañoletas Rojas.

El viento sopló con fuerza cuando la familia llegó a los terrenos de la mansión, la pequeña Ada dio un salto en su asiento y asomo su cabeza por la ventana, su cabello rizada ondeó con el viento, como las hojas de los árboles, de haber estado en la ciudad Evangeline habría reaccionado alterada y tomaría a Ada de los brazos tirándola hacia adentro del auto para que ningún otro auto la decapitara, pero al estar en el campo y sin ningún auto a la vista dejó a la niña disfrutar del viento de la tarde, y ondear su mano como si de una ola se tratará. Aidan tenía los audífonos puestos y escuchaba a su cantante favorita, Enya, mientras miraba fijamente su muñeca, allí había una serie de cicatrices cuyo motivo Haza supo al instante, la muchacha deslizó su mano por el brazo de Aidan, hasta cubrir su muñeca y con ello, sus ásperas heridas, Aidan levantó la vista de su muñeca y sonrío al ver a su hermana, por un momento pensó que Haza le diría alguna clase de comentario alentador como ya estaba acostumbrado, pero en vez de ello Haza intentó ignorar el tema, a veces era tan agotador toda la situación, era más agotador fingir que todo estaba bien que la propia tristeza.

— ¿Qué escuchas, hermanito?

— Only If, mi favorita  — Haza miro el cielo a través de la ventana del auto.

— Yo prefiero Caribbean Blue  — Haza volvió a mirar a su hermano y agitó sus brazos de un lado a otro, simulando las olas del mar — "Si cada hombre dice que puedo. Si cada hombre es verdadero. Creo en el cielo arriba. Es azul Caribe" — canto Haza.




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