La Loca Esa (novela Cristiana)

40. El dinero lo pagó todo, incluso la muerte.

"Volverán los rescatados del Señor, y entrarán en Sión con cánticos de júbilo; su corona será el gozo eterno. Se llenarán de regocijo y alegría, y se apartarán de ellos el dolor y los gemidos."

Isaías 51:11

A la mañana siguiente encontraron el cuerpo de Harper colgando al lado de la casa y únicamente lo vieron al alejarse en auto del lugar, Owen fue quien llamó a Imogen, no le dijo que pasaba, solo le dijo que se asomara a la zona derecha de la mansi...

A la mañana siguiente encontraron el cuerpo de Harper colgando al lado de la casa y únicamente lo vieron al alejarse en auto del lugar, Owen fue quien llamó a Imogen, no le dijo que pasaba, solo le dijo que se asomara a la zona derecha de la mansión, frente al árbol, desde la carretera vieron a Imogen salir corriendo e intentar bajar el cuerpo de su hija, finalmente decidieron regresar y ayudarla, ya que sus gritos se escuchaban desde la carretera.

No hubo funeral.

Tampoco cremación.

Imogen donó los órganos de Harper y el resto lo regalo al hospital, que hicieran lo que quisieran con aquel cuerpo, al menos de esa forma Harper salvaría vidas.

Tras el suicidio de Harper, Imogen donó todas las cosas de sus hijas, tanto de Harper como de Celia, vendió todos sus muebles, ropa y cualquier cosa que hubiera en la casa, vendió su auto y se fue a otra ciudad vecina. 

Lejos de los rumores de las personas del pueblo, quienes se enteraron de aquello que hizo Harper.

Una semana después a los Fierro Morales les llegó una citación al juzgado, Imogen les había dejado tres cuentas bancarias llenas de dinero a nombre de Haza, Aidan y Ada, además de una cuarta cuenta adicional para Evangeline y Owen, por último estaban las escrituras de la mansión, todo con una pequeña nota: "Lo siento".

"He hablado con Harper, ella me ha dicho que al menos Günther merece poder explicar las cosas, me reuniré con él, en secreto claro, mis padres ya se enteraron que él me golpeó, los mellizos lo dijeron. Solo hablaré con él y lo olvidaré para siempre" 

Haza cerró el diario, sintiendo un enorme vacío en su pecho, justo lo que temía sucedió: aún tenía preguntas sin resolver; quizás jamás sabría lo que realmente sucedió, Harper ya le había aclarado muchas cosas, pero aún tenía una duda, misma que Aidan también tenía; ¿Por qué? ¿Por qué Günther les hizo todo aquello? ¿Por qué amaba a Aidan, un niño, de una forma tan enferma y retorcida? ¿Por qué él? ¿Por qué ella? ¿Por qué ellos?

La muchacha de tan solo dieciseis años se limpio las lagrimas y murmuró:

— Te perdono, Harper.

 




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