la luciérnaga a la que nunca se la apagó la luz

Capítulo 24

-Joder.-Aparcó rápidamente al lado de un parque y me miró cogiéndome de los hombros.-Esto nunca me había pasado, ¿valdrá lo de las películas?-Preguntó como si yo le fuese a contestar. -Lo siento lo siento, estoy entrando en pánico.- Yo sentía que me ahogaba y solo podía concentrarme en que no conseguía que  el aire entrase en mis pulmones.- A ver respira con migo Noa venga tu puedes. Uno…dos…así Noa toma respiraciones profundas. Uno…dos… tienes que intentar controlar tu respiración. ¿Vale?-Y así lo repetimos varias veces con lágrimas corriendo por mis mejillas. Y aunque todavía me costaba respirar no era nada comparado con lo de antes simplemente la tenia descontrolada por el llanto. Solté un sollozo.-Mierda Noa, ¿Qué ha pasado?-Respiré hondo unas cuantas veces más, hasta que seguía llorando pero mi respiración ya era normal y podía comenzar a hablar sin sentir que me iba a ahogar en cualquier momento.

-Bruno Ruíz.-

-¿Qué pasa con él?-

-¿Le conoces?-Dije con el ceño fruncido.

-Claro es el hijo de Gloria.-Y cuando terminó la frase yo empecé otra veza respirar con dificultad.-No, no Noa controla tu respiración no dejes que el pánico te lleve.-Esta vez conseguí calmarme antes de llegar tan lejos. Pero el sentimiento de vacio no se quitaba.

No paré de llorar y Diego parecía no entender nada.

-¿Quieres que te lleve con Blanca y hablas con ella mejor?-Preguntó dando caricias en mi brazo. Yo asentí y él me dio un apretón como de ánimo y arrancó el coche.

No fui muy consciente de cuando llegamos a casa, ni de cuando bajé, ni de como terminé en el sofá con la mirada fija en la pared y a acurrucada abrazando a un cojín.

Me encontraba con tres personas mirándome fijamente, Blanca se había agachado frente a mí y me había cogido las manos intentando supongo que volviese en mi.

-¿Diego porque no vamos a comprar algo de comer?-Preguntó Gabriel. Dirigí mi mirada hacia ellos al igual que Blanca y Diego se me quedó mirando por unos segundos.

-De acuerdo.-Yo sentía un nudo en mi garganta y según salieron del apartamento volví a echarme a llorar.

-Noa mírame por favor.-Yo la miré por unos segundos y después cubrí con mis manos mi cara intentando reprimir mis sollozos. -Si no me cuentas lo que te pasa no te podré ayudar.-

-No quiero contártelo.-

-¿Por qué?-Dijo mientras se sentaba a mi lado y me abrazaba.

-No quiero descubrir que alguien más que me importa me ha traicionado.-Suspiré.-Duele. Duele mucho.-

-Yo  no te he  traicionado te lo prometo, no sé de qué me estás hablando.-

-Estoy segura de que ellos sabían quién era yo desde el principio.-Dije, sin saber yo misma como describir lo que sentía. Todo se me había juntado, y no lo entendía no entendía como de todas las personas a las que me podía haber acercado me acerqué a los que eran amigos del asesino de mi hermana.

La culpabilidad simplemente me abatía y no me dejaba respirar. La traición era tan grande que mi mente estaba colapsando porque no la aguantaba.

-Noa, no sé de qué me estás hablando.-

-¿Qué sabes del hijo de Gloria?-

-¿De Bruno?-Asentí mirándola.-Poco, habré cruzado un par de  frases con él a lo largo de mi vida. Pero no le veo desde hace unos meses, y  ni Gloria, ni Enzo, ni Hugo ni Sara ha dado explicaciones de donde se encuentra.-

-¿Diego y Gabriel saben lo mismo que tú?-Pregunté.

-Si.-

-¿Estas totalmente segura?-Ella frunció el ceño confundida no entendiendo el por qué de mis preguntas.

-Si.-

-Diles que pueden volver si quieren, quiero enterarme de todo lo que pueda.-Dije quitándome las lagrimas.

Blanca llamo a su hermano y estuvimos unos minutos yo calmándome y Gabriel y Diego volviendo, ya que habían bajado al supermercado que había al lado de nuestro piso no tardaron mucho en volver con bolsas de gominolas.

Cuando les vi entrar por la puerta no pude evitar soltar una risita debido a que llevaban tantas cosas que casi ni les cabían en las manos.

Cuando estuvieron aquí se sentaron en los sillones no sin antes moverlos para colocarlos frente a nosotras y depositando las bolsas en la mesa que quedaba en el centro de todos nosotros.

Nos quedamos unos segundos en silencio ninguno de nosotros sabía cómo empezar hasta que Diego habló.

-¿Por qué te he tenido que ir a buscar?-

-He encontrado una foto.-Dije tragando saliva.

-No entiendo.-dijo Gabriel.

-En la foto aparecía Bruno.-

-¿El hijo de Gloria?-Asentí.

-Con mi hermana.-Se hizo el silencio.

-¿Y cuál es el problema?-Tragué saliva y miré uno a uno sus expresiones y como cambiaron cuando desvelé lo siguiente.

-Bruno está en la cárcel por el asesinato de mi hermana.-Me tembló la voz al decirlo y limpié una lagrima que empezó a caer por mi mejilla aunque a esa le sucedieron más.

Nadie decía nada estaban todos procesándolo.

-Lo peor, es que estoy segura de que ellos sabían quién era yo cuando me conocieron. Vi la expresión de Gloria.-Suspiré.-Ya me parecía raro la actitud de todos ellos hacia mí, lo que no entiendo es que conseguían acercándose a mi.-

-Bruno está en la cárcel.-Dijo Gabriel como si no pudiese creerlo.-Yo… yo creía que era alguien normal.-

-Todas las personas parecen normales y buenas hasta que dejan de serlo.-Dije con odio en mi voz.

-¿Y Hugo nunca te dijo nada? Parecíais tan unidos, que esto me ha dejado un poco descolocada-

-Me siento utilizada me han estado mintiendo todo este tiempo, y si hay algo detrás de interés. Y solo me ha utilizado para llegar a ello.-

-No.-Dijo Diego.-Hugo puede ser muchas cosas pero no sería tan capullo, lo que pasa es que ahora lo estás viendo todo negro.-

-Pero lo que nadie puede negar es que me han estado mintiendo.-Nadie dijo nada por unos segundos.

-Bruno… ¿era muy amigo de Enzo Hugo y Sara?-



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En el texto hay: misterio, amor de hermanas, amistad amigos

Editado: 20.04.2021

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