Sergio
Debo confesar que no soy bueno con los sentimientos desconocidos, no es común lo que me pasa con Emily desde que la conocí no he podido controlar mis impulsos. Al principio creía que era por el sexo, pero la verdad es que siempre fue más que eso, comencé a sentirme extraño desde que la vi, y no sé a ciencia cierta si estoy enamorado de ella, creo que no, pero si sé que me gusta pasar tiempo con ella, y no solo para tener sexo, me gusta conversar con ella, disfrutar de una comida e incluso se me han ocurrido un par de cosas que podríamos hacer juntos. Pero el sábado cuando desperté en mi cama estaba solo y entonces los planes que tenia se esfumaron. Pensé en llamarla pero me arrepentí, quizás la estoy abrumando un poco ya que ella no está acostumbrada a este tipo de cercanía, y es normal que dude, después de lo que pasó, dudar es lo más sensato.
Pero eso no cambia el hecho de que me decepcionó no encontrarla a mi lado por la mañana, es gracioso porque me gusta mi espacio y mi tiempo a solas, es la razón por la que no traigo chicas a mi apartamento y las veces que lo he hecho, me hubiese gustado no encontrarlas por la mañana, pero Emily es diferente. Su presencia hace este lugar más bonito.
El sábado después de que desperté solo, decidí trabajar. Gian se fue a Italia a pedido de Paolo, lo cuál me dará una par de semanas de paz.
Al levantarme de la cama, noto que en la mesa de noche Emily ha dejado sus pendientes, sonrió, eso es otra cosa que no me molesta en absoluto, de hecho me gustaría encontrar más cosas de ella por mi apartamento, le daría un toque más cálido.
¡No puede ser! Ni yo mismo entiendo lo que me está pasando.
Mi fin de semana completo pasó de la misma manera, trabajaba en mi laptop, hacia llamadas y pensaba en Emily. De vez en cuando revisaba su número en mi celular pero me detenía antes de marcarlo.
Finamente llegó el lunes y me desperté a la hora de siempre cumpliendo con mi rutina de la mañana, ejercicio mientras veo noticias, baño y desayuno. Salgo de mi apartamento en camino a grupo MCC, el tráfico está muy pesado a esta hora como es usual.
Mi teléfono suena y en mi pantalla un número desconocido se ilumina.
— ¿Cómo estas Sergio?
— Michael, ¿ya llamas de números desconocidos?
— Si, es que estamos a dos semanas de las elecciones y tu empresa está siendo investigada, no es bueno que nos relacionen.
— Nathalie, ¿Qué tanto sabe?
— Lo básico, tu cambio de identidad por lo sucedido en Berlín tu protección por el departamento como agente condecorado, pero ella está segura que tu eras un doble agente y que fuiste infiltrado por la mafia siciliana.
— No va a encontrar nada.
— No sé, está muy decidida anoche me llamó para amenazarme, dijo que botará mi carrera si descubre que yo te encubrí.
— ¿ Como es que te dejas amenazar por uno de tus agentes y más sin pruebas?
— No la dejé, envié un requerimiento disciplinario para ella a New York, pero por su conocimiento en el tema de las mafias, el departamento le brinda bastante apoyo. Supe que ha andado investigando en los barrios que maneja tu familia buscando a alguien que te identifique.
— Entiendo, déjame hacer un par de llamadas y luego me comunico contigo.
— Sergio, no puedes matarla seria muy sospechoso, trata de hacer el menor ruido en estas dos semanas, después de las elecciones veremos que hacer.
— No mato mujeres Michael.
Cuelgo la llamada e inmediatamente llamo a Gian.
— Acabo de irme y ya no puedes vivir sin mi.
— Necesito que te quedes en Italia por dos semanas.
— ¿Porqué razón?
— Nathalie se ha estado moviendo por los barrios y está investigando la empresa, a ti si te puede vincular conmigo.
— No me jodas, Sergio. ¿Y yo que le digo a Paolo?
— No sé invéntate algo, ve a visitar a tu mujer, has escala en otro país, no sé.
— ¡Con mi mujer estoy ahora idiota! Y Paolo sabe que no paso más de dos días con ella.
— No sé Gian algo se te ocurrirá.
Nathalie ha decidido dar problemas ya y debo de encontrar una manera de pararla sin hacer tanto ruido. Debo pensar en algo.
Finalmente en el edificio de la empresa, paso por la oficina de recursos humanos para entregar unos documentos que se me solicitó firmar, subo al elevador y llego al segundo piso donde todo el mundo está como loco.
Camino hacia las escaleras y una vez en el tercer piso doy un a mirada hacia el taller donde todos trabajan arduamente excepto Emily que está sentada en su mesa distraída en una de las ventanas. Jerry llega hasta mi con cara de preocupación.
— ¡Señor Mandavier bueno días!
— Buenos días Jerry, ¿Por qué parece que el lugar va a explotar?
— Porque va a explotar, la semana de la moda comienza éste fin de semana que viene y aún tenemos cosas retrasadas, tengo el área de marroquinería trabajando a todo vapor igual que a los pasantes, por la tarde comenzaremos con las fotos para la publicidad así que las modelos vienen hoy, mas tarde.
— Bueno, parece que todo está bajo control, así que respira, aun quedan cuatro días.
Pero él sigue con su cara de preocupación y me extiende una hoja.
— Señor, la Señorita Carter ha decidido renunciar a la pasantía y a la beca.
Yo leo la carta de renuncia firmada por Emily y no entiendo nada. Jerry me ve asustado, quizás porque mi cara en este momento no es agradable. Estoy bastante molesto. Primero Nathalie y luego Emily.
— Dile a Emily que suba a mi oficina.
Jerry asiente y baja de inmediato, yo camino hacia mi oficina y me siento en el escritorio con las manos entrelazadas dejando mi barbilla descansar sobre ellas. Dos toques suenan en la puerta con un adelante que sale de mi boca, veo a Emily caminar hacia a mi bastante molesta con la mirada como un remolino.
Con mi mano la invito a sentarse, una vez que lo hace me levanto de mi silla y rodeo el escritorio para quedar justo frente a ella mientras me recargo sobre él.
Busco la carta que me entregó Jerry y la pongo frente a su cara.