Emily
Siento que la cabeza me va a explotar. Toda la informacion que ha llegado a mí por boca de Sergio está viajando por mi cerebro uniendo puntos que estaban incompletos en esta historia extraña que se supone ser mi vida. ¿Cuales son los planes que Dios o el universo tienen para mí? Es decir... He estado en una maldita montaña rusa desde muy pequeña, la calma llega por segundos y luego caigo de nuevo sin saber cuando parará. Envidio la vida de Brittany, Gina y Sam. Siempre que los escucho hablar de su infancia, sus días en la secundaria, sus vacaciones con sus padres, sus ex novios y todas esa cosas de personas normales y comúnes que me recuerda lo diferente que soy.
— ¿En que piensas?
Sergio me observa con cara de preocupación.
— Dime una cosa, ¿Entre los negocios de tu familia, estan incluidos la prostitución, explotación sexual, secuestro, trata de personas?
Él lleva su mirada hacia otro lado, tardandose en responder.
— No directamente.
— ¿Sergio si o no?
— Si, pero no está entre mi cartera de negocios, más si en la de Gian.
¡Mierda! Soy como Sheryn.
Llevo las manos a mi cara y me levanto de la mesa caminado hacia el área de lavanderia para recuperar mi ropa que ya debe de estar seca. Sergio me detiene justo en la puerta.
— Emily quédate.
— ¿Tu de verdad entiendes lo que está pasando? No debiste conocerme, te obligaste a trabajar para una organización como la de Jakob, solo para que yo viviera, ¡Yo Sergio! Ahora vas a condenar a muchas mujeres a vivir lo que yo viví en ese lugar para que yo pueda diseñar vestidos lindos.
Su cara le cambia en este momento.
— ¿Me estas diciendo que debí dejarte morir en ese lugar?
— Si, ¡Eso debiste hacer! Debiste dejarme en ese lugar para que todo siguiera su curso, tú serias aún un agente y estarías salvando personas en vez de matarlas.
El semblante de Sergio ha cambiado, totalmente serio y sus ojos se han oscurecidos.
— ¿Has prestado atención a todo lo que te he contado? Aún como agente no salvaría a nadie, a menos que eso benefiaciara a alguien.
— No importa pero en Berlín salvaste a todas esas personas que estaban secuestradas en esa bodega, los regresate a casa. Nosotras ya estabamos condenadas en ese club pero ellos aún tenian esperanza.
— ¿Estás escuchando las estupideces que estas diciendo?
Eso me sorprende un poco, esta es la primera vez que Sergio me habla de esa manera. Desde el tiempo que tengo de conocerlo jamás me ha levantado ni siquiera la voz. Él nota mi sorpresa y trata de calmarse. Pero yo no me quedo callada.
— Sí las escucho, pero es la verdad. No todos los agentes pueden ser malos, por ejemplo Nathalie, ella se acercó a mi porque está trabajando en esos casos, ella quiere desmantelar todas esas organizaciones.
Sergio se ríe un poco bajo me mira como si pensara que soy tonta.
— Nathalie es muy buena agente y está muy entrenada
De repente siento algo de celos al escucharlo hablar asi de ella.
— Pero lo que menos le interesa es salvar a alguien. Ella se acercó a ti porque cree que por tu culpa lo de nosotros no pasó a más. Ella solo está trabajando en esos casos porque quiere vincularme con la familia y meterme preso, porque según ella la dejé por correr detras de un prostituta. Quiere vengarse de mi y conseguir un ascenso, mientras eso pase le dará igual si los inocentes mueren. Es lo que la agencia llama "daño colateral" y por cierto en Berlín, fue una de las que estaba de acuerdo con abandonar a las chicas del club, aún conociendo los perfiles de cada una y sabiendo que todas eran víctimas.
Me ha dejado totalmente sin saber que decir, simplemente ya no sé en que creer, me desplomo en el suelo de la lavanderia con la espalda reclinada en la lavadora. Por un momento pienso que el intentará levantarme y llevarme a otro lugar más comodo pero simplemente se sienta frenta a mi con su esplada reclinada en la pared y sus brazos descanzando sobre sus rodillas. No deja de mirarme. Su ojos están del azul habitual, ya no están oscuros y el semblante de su cara se ha suavizado.
— ¿Por qué piensas que el haber salvado tu vida no valió la pena? ¿Porqué siempre te menosprecias? Odio que hagas eso.
— Porqué no tengo ni idea de lo que se supone hago aquí, es decir piensa un poco, no solo es el asunto de la muerte de mis padres eso digamos que es normal, pero pude haber sido adoptada por una bonita familia como muchos niños han tenido la oportunidad, sin embargo me tocó una familia moustrosamente horrible. A James lo golpeaban hasta que sagraba y casi siempre era por mi culpa, porque una vez corrí tras un conejo y destruí una pila de heno, otra vez fui detrás de una mariposa. Yo siempre he sido como una polilla volando al rededor de un bombillo y él siempre tomaba la respondabilidad para que no me golpearan. Terminó preso por salvarme.
Limpio las lágrimas que corren por mi rostro.
— Ahora he arruinado tu vida, me salvaste y estas metido en toda esta mierda y ¿para que? para que paraque retome una vida llena de traumas que probablemente terminaré jodiendo otra vez.
— Mi vida ya estaba arruinada desde antes Emily.
Supongo que lo está diciendo para hacerme sentir bien no sé, pero no dejo de pensar que soy como un agujero negro que arrastra hacia la oscuridad todo lo que se acerca. Sergio se mueve para estar un poco más cerca, casi entrelazando nuestras piernas e inclinandose un poco hacia mi cara.
— Piensa en esto.
Sergio toma mis manos y las acaricia.
— Ambos debiamos estar ese día en el club, y toda esa mierda de vida que ambos hemos tenido nos llevó a ese preciso momento.
— ¿Desde cuando tu crees en esas cosas?
— Desde que empezaste a aparecer por todos lados en mi camino. ¿Aún no lees libros de Nicholas Sparks?
— Creí que no te agradaban las mujeres que leen novelas románticas.