La Luz Del Seraphiel

En Busca Del Pasado

Luego del sueño que había tenido, el joven sabía que tenía que adentrarse a los secretos de su pasado pero no como humano sino como ángel. Su vida anterior. Necesitaba indagar más sobre la verdad oculta en los baúles les tiempo.

Daniel se sentó en su habitación, rodeado de libros antiguos y notas esparcidas por el suelo. Había pasado días investigando sobre Seraphiel, tratando de entender más sobre el ángel caído y el motivo de su caída. Sabía que para liberar a Azrael y enfrentarse a Asmodeo, debía conectarse con su propio poder interior, con la luz de Seraphiel que aún residía dentro de él.

Las historias que había encontrado eran fragmentadas y a menudo contradictorias, pero una cosa era clara: Seraphiel había sido un ángel poderoso, un ser de luz que había caído en desgracia por razones que Daniel aún no comprendía por completo.

Decidió que debía ir al lugar donde Seraphiel había sido atrapado por la oscuridad, un lugar donde podría revivir los eventos que llevaron a su caída y quizás encontrar la clave para acceder a su poder.

Esa noche, Daniel se preparó para el viaje. Sentía una mezcla de miedo y determinación mientras caminaba hacia el antiguo cementerio en las afueras de la ciudad, el lugar donde, según los textos, Seraphiel había sido derrotado por un poderoso demonio. La luna llena brillaba débilmente a través de las nubes, y una bruma espesa cubría el suelo, dándole al lugar un aire aún más sombrío.

El cementerio estaba en ruinas, con lápidas desgastadas y tumbas olvidadas por el tiempo. Daniel avanzó con cautela, sintiendo que cada paso lo acercaba más a un destino inevitable. Sus sentidos estaban alerta, y la sensación de peligro era palpable.

Al llegar a una tumba antigua y olvidada, Daniel sintió una fuerza que lo llamaba. Cerró los ojos y permitió que su mente se abriera, conectándose con la energía del lugar. De repente, el mundo a su alrededor cambió, y se encontró en un escenario completamente diferente.

El cielo estaba oscuro, cubierto de nubes negras que parecían girar en espirales ominosas. El aire estaba cargado de una energía pesada y opresiva. Frente a él, vio a Seraphiel, su forma angelical resplandeciendo con una luz pura y brillante. Pero esa luz estaba siendo atacada por una oscuridad abrumadora.

Un demonio de inmensa potencia, más grande y aterrador que cualquier cosa que Daniel hubiera imaginado, se alzaba sobre Seraphiel. Sus ojos brillaban con un fuego infernal, y su risa resonaba como un trueno. Daniel sintió una conexión inmediata con Seraphiel, como si estuviera experimentando sus emociones y su dolor.

— Seraphiel, ángel protector de los humanos  — dijo el demonio con una voz profunda y resonante — Tu tiempo ha llegado. Te consumiré y tu luz se apagará para siempre.

Seraphiel luchó con todas sus fuerzas, su luz brillando intensamente mientras intentaba resistir la oscuridad. Pero el demonio era demasiado fuerte, y poco a poco, la luz de Seraphiel comenzó a desvanecerse.

Daniel sintió el dolor y la desesperación del ángel, una sensación desgarradora que lo hizo caer de rodillas. Las lágrimas humedecieron su rostro mientras era testigo de tan abrumador espectáculo. El viento se tornaba más intenso con él pasar de las horas.

— No... no puede terminar así — pensó Daniel, reviviendo la caída de Seraphiel como si fuera su propia derrota. Las lágrimas corrían por su rostro mientras sentía la desesperanza y la impotencia del ángel.

En ese momento, Seraphiel fue envuelto completamente por la oscuridad, su luz desapareciendo mientras el demonio se reía festejando su triunfo. La escena cambió de nuevo, y Daniel se encontró de vuelta en el cementerio, su cuerpo temblando por la intensidad de lo que había experimentado.

Su sombra, que se proyectaba en el pavimento debido a la luz de la luna,  ahora tenía las majestuosas alas de Seraphiel.

Pero no estaba solo. Al levantar la vista, vio la figura oscura de Asmodeo, observándolo con una sonrisa maliciosa.

— Así que has venido a recordar — dijo Asmodeo, su voz resonando en el aire frío —Espero que hayas disfrutado del espectáculo.

Daniel se puso de pie, su cuerpo aún temblando, pero su determinación intacta.

— Sé lo que debo hacer — dijo, su voz firme  — Voy a liberar a Azrael y derrotarte.

Asmodeo rió, un sonido profundo y amenazante.

— Inténtalo si puedes, humano. Pero recuerda, la oscuridad siempre encontrará una manera de ganar.

La presencia de Asmodeo hacía que el aire se sintiera aún más pesado, y Daniel supo que la verdadera batalla estaba por comenzar.

Pero ahora, con el conocimiento de Seraphiel y la fuerza de su luz interior, se sentía más preparado que nunca para enfrentar lo que viniera.

La luz de la luna mostraba el reflejo del demonio, cuya forma era la del hermoso Azrael cuyas alas se desplegaban hacia ambos costados. Daniel centró su mirada en esa sombra reconociendo a Azrael.

— No puedes salvarlo, porque él y yo somos la misma persona. Si osas interferir en los mandados de los arcángeles tu escencia divina quedará desintegrada para siempre. Cómo verás es decisión del mismo cielo mi existencia y que reine la oscuridad.

Daniel no entendía aquello pero no estaba dispuesto a ceder ante las torcidas palabras de Asmodeo.  Una luz intensa brilló  en sus ojos dorados.

— No me importa lo que digas, yo sé que Azrael no es una mala persona por lo tanto no merece sufrir así.  Lo salvaré después de todo por eso estoy aquí. Te lo dije Asmodeo, yo los protegeré a todos de tu maldad. Empezando por Azrael.

Una poderosa luz emergió del interior del joven y envolvió a Asmodeo derrobandolo al instante, para proseguir con Azrael. Lo fue envolviendo devolviéndole las fuerzas y rompiendo una de las cadenas que lo aprisionaba.

Tu tampoco te rindas Azrael, recuerda que el cielo jamás abandona. La redención siempre está allí.

Daniel ...no...Seraphiel...




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