Mientras saboreo el delicioso sabor a chocolate hablamos de un par de cosas, de cómo se conocieron, en qué mi padre era un «casanova» en el instituto, que claro que ella iba a un grado mucho más bajo que él Pero que recuerda claramente como le metía la lengua a las chicas hasta la campanilla, son palabras de Jessica, no mías.
Mientras íbamos comprando ropa me habían convencido de cambiarme, cosa que no discutí mucho al no ir vestida para estar en un lugar como este. Llevaba un Jeans ajustado color negro y un crop top blanco, tenía un poco de escote, sin hombros y con mangas y unas zapatillas basicas negras.
—Han sido muchas compras, aunque creo que tú armario aún está un poco vacío. Nos falta comprar varias cosas aún, hay que comprar accesorios, bueno, ya hay bolsos y mochilas pero faltan aretes, collares, relojes, pulseras. Cosas de aseo personal, y ropa interior.
—Wow, faltan muchas cosas —digo algo sorprendida al recordar todas las bolsas que ya hay.
JODER
Si las bolsas entran en la camioneta no entraremos nosotros.
Cuando terminamos nos encaminamos a «Rolex» no me lo puedo creer, yo entré a Rolex.
Salimos de allí con un reloj en oro rosa que me encantó, uno más básico con correa de cuero negra y una blanca.
Cuando salimos entramos a “Pandora” y compramos varias pulseras, después compramos unos collares, uno básico con dije de corazón, otro con diamantes mucho más elegante, y otros con dijes de Saturno, una luna, un sol, y muchos otros.
Cuando salimos de la última joyería Jessica vuelve a entrelazar nuestros brazos.
—Sigue la ropa interior. Le diré a Sebastián que nos deje a solas un rato para que escojas tranquila ¿Te parece?
—Si.
Unos minutos después nos encontramos en «victoria secret»
—¿Prefieres algodón, microfibra o encaje?
—No tengo preferencia siendo sincera.
—Entonces qué te parece si te pruebas algunas cosas.
Después de un rato he escogido algunos conjuntos en algodón, cuando creo que son suficientes, me fijo en lo de encaje y me lo quedo mirando un poco más de lo normal.
—Si quieres de encaje no hay problema, tuve tu edad hace mucho menos que tu padre y puedo entenderlo, lo digo enserio.
—Tal vez un par más.
Me fijo en uno negro y otro blanco, me los pruebo y decido llevarlos.
Cuando salimos Sebastián está hablando por celular.
—Bien, debo irme.
—¿Todo bien? —pregunta Jessica.
—Daniela contacto con mi abogado, tu madre no se tomó del todo bien que digamos, creo que con su visita esperaba que le empezara a dar dinero sin entrometerme en sus vidas, creo que nunca llegó a conocerme.
—Pues estoy de acuerdo si creyó que no ibas a hacer nada para recuperar todo el tiempo que perdiste con tu hija.
—¿No es mejor que esté yo en casa? Ella estaría más tranquila sabiendo que estoy bajo su mismo techo y no se sentiría tan amenazada.
—No, es mejor que se acostumbre, no te quiero allá Victoria, menos ahora, puede buscar la manera de que tú no quieras venir conmigo y eso hará que las cosas se compliquen, contigo en mi casa puedo hacer más que contigo fuera de ella. Aceptará la casa, lo necesita, y no creo que sea tan egoísta como para no permitirle a Sara tener una mejor educación si se la ofrezco.
—Yo tampoco, no es la mejor madre del mundo pero sé que no quiere que nos pase nada malo. ¿Y si vamos a hablar con ella?
—No creo que sea una buena idea —contesta Jessica. —Es bueno que lo hagan Pero con sus abogados como mediadores.
—Pues ven con nosotros.
—No ejerzo como abogada, no hice el máster, tampoco soy abogada de familia.
—Pero eres buena mediadora.
—Ni siquiera soy abogada conciliadora como para hacer eso.
—Pero conoces las leyes, hiciste toda la carrera y eres mujer, puede que se sienta más segura contigo como mediadora que con uno de mis abogados que solo buscarán la forma de que yo salga bien parado. Y ella importaría, por eso digo que es mejor que esté mediando.
—Sebastián, no puedo hacer nada, puedo intentar ponerme en su lugar e intentar que entre en razón pero no más.
—Eso me sirve.
20 minutos después estamos estacionando, los tres bajamos del auto y nos encaminamos hasta mi casa o la que lo era hasta este medio día.
Tocó y mi madre es quien nos abre.
—¿No te habías ido detrás de unos cuantos ceros en una cuenta?
Su comentario me afecta no diré que no, pero eso no quiere decir que no me defienda.
—Me fui, detrás de un mejor futuro, para todas, y sabes que es verdad mamá.
Nos deja pasar y después de que mi abuela me da un abrazo se va al cuarto de Sara.
—Señora Daniela, soy Jessica Williams, me gustaría intentar ayudar a qué esta situación sea lo más civilizada posible.
—Entonces es abogada.
—Hice la carrera, más no el máster, no ejerzo la profesión, pero tanto Sebastián como yo creemos que con mi ayuda esto puede resultar más sencillo.
—Bien, entonces me puede decir que derecho tiene Sebastián para llevarse a Victoria sin siquiera preguntarme ¿Verdad?
—Sebastián ha estado en contacto con el juez que llevará a cabo el juicio por la custodia de Victoria, este tomó la decisión de dar una orden que le permitiera a Sebastián llevarse a Victoria con él, siempre y cuando fuera con su consentimiento, sin necesidad de su permiso señora Daniela.
—¿Por qué vinieron?
—Sebastian quiere hacerle una propuesta, una con la que usted no tendrá problemas.
—¿Qué quiere decir?
—Cuando vayamos a juicio, y usted pelee por la custodia, Sebastián presentará pruebas de que además de que él le puede dar una mejor vida a Victoria, deben darle su custodia a él porque usted tiene problemas de alcohol.
—Yo no tengo problemas con el alcohol.
—Que se beba medio bar en cuanto recibe su pago dice lo contrario. Es un tipo de adicción que en verdad es frecuente, pero le puede traer problemas no solo con Victoria, sino que también podrían considerar poner a Sara bajo la tutela del estado.