La mafia del amor

La amistad de la mafia

Eran las 7 a.m. y los 2 se levantaron, había pan de hace 3 días, así que se frieron huevo y comieron pan con huevo y, a su vez, tomaron yogurt. A las 8 a.m. llegaron todos los amigos del barrio, llegaron “Pezuña”, “Oliva”, “Odebrecht” y “Tocosh”, los 6 amigos se saludaron y comenzaron a trabajar en el hoyo, ellos vivían cerca de la zona y, como eran amigos, se ayudaban entre sí, Sergio y Sillao, al ser los menores, aportaban menos con la obra, pero esto no era problema para los otros, llegó el mediodía y Sergio fue a comprar comida, mientras compraba notó que en su zona habían muchas patrullas, él siempre salía a esa hora, pero recién ese día vio más policías, fue con uno de ellos a conversar

  • Hola ‘mano, ¿Por qué hay mucha poli? -pregunta Sergio-
  • Porque hace poco nos enteremos de una banda criminal que vive por esta zona
  • Ah ya, ojalá lo encuentren
  • ¿Y usted a donde va?
  • Vo’a comprar pollo p, adiós

Sergio se fue de allí, el policía pensó que él era de la banda criminal que buscaban, pero luego, viendo su forma de vestir y caminar, dedujo que él solo era una persona pobre, así que no le advirtió a nadie, por otro lado, Sergio se asustó porque pensó que el policía hablaba de él y de Sillao, sin embargo, dejo de pensar en eso porque llego a la pollería en la que siempre comen, luego de llevarse la comida, se puso a pensar sobre su situación, como pensaba que lo estaban buscando, pensó que lo mejor sería no realizar el robo, pero luego se dijo a si mismo “no pensé tanta huevada para no hacerlo al final” y luego de estas palabras se animó y fue rápido a la guarida, allí comieron mientras hablaban, recordaban los tiempos en los que estaban allá en Lurín, Sergio, 40 minutos después de comer, comenzó a trabajar, sabía que ese esfuerzo iba a tener su recompensa, al día siguiente hicieron la misma rutina, pero envés de comprar comida, los 6 amigos cocinaron, y así fueron pasando los días hasta que llegó el sábado, trabajaron hasta las 2 de la tarde y luego de eso se pusieron a jugar, solo querían descansar después del arduo trabajo que habían hecho, cuando terminaron de jugar, se pusieron a conversar sobre el hoyo

  • Oe, firme ‘ta complicado ah -dice Oliva- yo haré mi chamba, pero… ustedes la tienes difícil
  • Oe, no seas cabro compa’re -dice Tocosh- el plan está bien
  • Un poco de drogas tiene el plan, pero me gusta -dice Pezuña-
  • Cuando estudié arqueología me dijeron que no se puede hacer un hoyo por debajo del piso sin tener máquinas pa’ que pasen varias personas, ahora puedo decir lo contrario conchasumare -dice Odebrecht-
  • Lo malo es la ruta, vamos a pasar por pistas y toda la huevada -dice Sillao-
  • Pero como digo, nosotro’ hacemos esto pa’ tener ese “por si acaso”… ma’ bien, gracias amigos -dice Sergio-
  • No te preocupes ‘mano, to’ es por tu familia -dice Tocosh- sabemo’ to’ lo que paso
  • Fea la nota de la muerte de Luis -dice Oliva-
  • Ese cholo era un crack -dice Odebrecht- pero bueno, ahora lo reemplazas tú
  • Sí… la verdad, a pesar de ser mayores ustedes han sido bacanes conmigo, gracias ‘mano -dice Sergio-
  • Bueno, di eso después de mañana, será la primera y la última vez que robemos allí -dice Sillao-
  • Mañana, a partir de las 3, estaré esperando en mi negocio -dice Pezuña- más bien, ya me voy ‘mano… ¿Quiénes vienen?

Todos se fueron, cuando se fueron, ambos comenzaron a limpiar la cocina y se pusieron a jugar un rato hasta las 10 p.m., a esa hora, apagaron todo y comenzaron a repasar su plan, como ya lo habían hecho varias veces, no se demoraron mucho en responderse algunas incógnitas que, según ellos, eran poco probables que pasasen, a las 10:30 se fueron a dormir mientras pensaban sobre eso.




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