La Mafia Roja

Capítulo 6

Melany Russo.

Nunca pensé que estuviera en esta situación otra vez, rodeada por no sé quiénes, ya que portan pasamontañas y no distingo ningún logo y para colmo solo traigo conmigo diez de mis hombres.

— Creo que son de la mafia Austriaca, de seguro aún están molestos por lo que les hicimos.— dice Sam pasándome mi arma.

—No creo, las armas de la Austriaca tiene su logo y sus integrantes tienen el logo tatuado.— descarto la idea.

— No importa quienes sean, lo que importa es salir vivos de aquí para investigar quién es el sin neuronas para atacar.— dice Will.

— Todos a sus posiciones, quiero tres francos, cuatro se llevan la droga a la mansión y el resto defiende.—digo por el auricular y acatan las órdenes, Will va con los que llevan el cargamento a la mansión y Sam se queda a defender.

Al ver que una camioneta sale comienzan los disparos, nosotros respondemos disparando al igual.

Me posiciono atrás de una columna para poder disparar libremente, Sam y otro dos de mis hombre se separan poniéndose en lugares claves, los tres francos van disparando rápido facilitándonos las cosas.

Luego de un tiempo no queda nadie con vida de los atacantes. Llamo a Will para saber si todo había salido bien y me dice que lo siguieron tres camionetas, pero se decidieron de ellas. 

—Mira, esto se le calló a uno de ellos.— Sam me pasa un frasco, este contiene algo líquido.— si piensas que lo oleré estás equivocada.— dice cuando lo destapo.

—No hace falta.— digo observando el frasco.—Es un tipo de droga, pero ya no se fabrica por su letalidad, es extraño, ya que en un acuerdo entre los tres imperios se acordó que ya no se traficaría y sería destruida.

— Bueno al parecer no la destruyeron del todo.

— Necesitamos ir a Italia.— digo tapando el frasco y entregándoselo.

— ¿Mañana?— pregunta.

— No. Hoy en la tarde.— respondo.

— Todos suban a las camionetas, nos vamos.— ordeno y todos acatan.

Sí necesito información de alguna droga o de algún pacto roto no hay nadie mejor para darme respuestas que Cecilio Russo, si no mal recuerdo tiene todos los tratados guardados en su biblioteca, y si por lo menos tengo la dirección del lugar en donde la fabrican será cuestión de tiempo para que mate a la persona responsable.

 

...

— ¿Estás segura de que el tiene ese tratado?— pregunta Sam a mi lado.

—Sí, y si no lo tiene el, está en la mansión Romanov.— respondo aterrizando el jet.

—Confiaremos en que Cecilio lo tiene.

Salimos del jet armados, tres armas, cuatro navajas y tres estuches cada uno. Solo somos el y yo, por lo tanto, debemos cuidarnos la espalda mutuamente. 

Le paso la llave de la Lamborghini Urus.

— Sin ofender, pero me gusta más el McLaren P1.— dice subiendo.

— Y a mí más el Bugatti Bolide, pero no se puede llamar tanto la atención.— subo por igual.

A travesamos la ciudad en cuarenta minutos, nos adentramos al bosque que tanto conocemos, mientras vamos avanzando vemos las advertencia y el letrero de vigilado las 24 H.

— Supongo que le dijiste que veníamos.— dice Sam antes de estacionarse.

—Mmm... No, no le dije, pero tranquilo.— digo tomando una de mis armas.

—¿Tranquilo? ¿No sabes de lo que es capaz de hacer tu abuelo?— dice estacionándose.

—Confía en mi Lanssere.

Se abre la puerta y veo a Cecilio con un arma en la mano, le quito el seguro a la mía y abro la puerta, antes de que actúe le disparo a su arma mandándola al suelo, Cecilio reacciona y sonríe.

— Te entrené bien. Heredaste mi puntería.— dice.

Sam y yo nos acercamos para entrar.

— ¿Por qué no avisaste cariño?— pregunta abrasándome.

— No creo que fuera seguro si te llamaba.— respondo. El va y abrasa a Sam.

— Si están aquí sin avisar es que algo ocurre.

— Está en lo correcto señor Russo.— responde Sam.

Entramos a la Mansión, nos sentamos en la sala.

— ¿Qué pasa?— pregunta intrigado.

— Necesito el tratado que hicieron los tres imperios con respecto a la droga RRF. Esta mañana fuimos atacados y uno de los culpables tenía en un frasco el líquido.— explico.

— Pero fue eliminada. Bueno de todas formas te enseñaré todos los datos.— se levanta con dirección a la biblioteca, nosotros lo seguimos.

Pasamos varios pasillos, en ellos se encontraban fotos mías, de Jonathan y de mi madre, me quedo viendo una en específico en la que estamos Jonathan y yo de pequeños con nuestras primeras arma.

Entramos a la biblioteca y Cecilio comienza a buscar el folder del tratado.

— Aquí está.— me pasa un folder viejo el cual abro encima de un pequeño escritorio.

 

Tratado XXI- RRF.

Hoy  24 de febrero de 1985 los tres líderes de los imperios centrales de la mafias (Russo, Romanov y Flenter) se reúnen para pactar la eliminación de la droga RRF, creada por los tres imperios en la parte norte de La unión Soviética.

Causas:

1. Al la droga poseer un grado alto de mortalidad llama la atención de organismos internacionales provocando que las mafias anden al descubierto.

2. Si en algún punto la RRF llega a poder militar se usaría en contra de las mafias provocando caídas de imperios.

Considerando las siguientes causas de la droga RRF y considerando que si la droga sigue transitando los imperios caerían, los señores: Cecilio Russo, Martin Romanov y Gustave Flenter como líderes de sus respectivos imperios acuerdan no darle y discontinuar la RRF.

 

Firma:

Cecilio Russo.                              Martin Romanov.                       Gustave Flenter.

 

—Según esto, la fabricaron en el norte de Rusia, pero ¿Dónde específicamente?— pregunto a la falta de información.



#1442 en Otros
#277 en Acción
#3893 en Novela romántica

En el texto hay: , arrepentimiento, desepciones

Editado: 09.12.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.