La Mafia y el Caos del Amor

El Principio

Bruno estaba a punto de terminar el servicio militar y por lo tanto iba a regresar con su padre, pero quería llevarse con el a Mireya, la hermosa mujer de la que estaba enamorado.

—      Y llegó la hora de irnos — le dijo Bruno a Mireya —, ¿ Ya decidiste a donde vas a ir?

—      No estoy segura —responde Mireya —, aunque de verdad quiero irme contigo no sé si estoy lista para dejar a mi familia

Bruno le había propuesto que se fueran juntos, pero ella estaba constantemente desviando el tema.

—      Vamos, los dos somos jóvenes, y yo sé que en nuestra sociedad no es habitual que el hombre sea menor que la mujer, pero lo que importa es que nos amamos.

Mireya simplemente siguió empacando sus cosas ante la mirada de Bruno.

Bruno conoció a Mireya durante el entrenamiento, el primer día que se presentaron todos los que aspiraban a convertirse en soldados, fueron separados por pelotones, además también estaban separados los dormitorios de hombres y los de mujeres, pero en los pelotones, por la poca cantidad de mujeres que habían, estaban mezclados, y habían quedado juntos Bruno y Mireya, Mireya era una hermosa mujer, morena, de ojos color café, y un hermoso cabello negro ondulado, que mantenía sujetado con una trenza cuando no estaba entrenando, ella trataba de ser muy sociable, hablaba con todos, pero con Bruno parecía que la cosa no iba también, él era tan serio que a ella le parecía que no era de su agrado tenerla cerca, pero ella no se desanimaba e incluso, llegó a parecerle atractivo que fuera tan serio.

En el pelotón en el que estaban estos dos, habían tres mujeres más, y el resto del pelotón eran hombres, por lo que cuando trabajan los ejercicios y se tenían que separar en parejas, normalmente los demás chicos peleaban por trabajar con alguna de las mujeres, a excepción de Bruno que parecía distante de ellas, pero la realidad es que estaba cautivado por la belleza de Mireya, aunque no sabía cómo acercarse a ella, si bien antes se había acercado a otras chicas sin problemas, no tenía idea de cómo acercarse a Mireya, por qué algo en ella de verdad lo había cautivado.

Durante el entrenamiento que iba a durar seis meses, se fueron formando lazos de amistad, Bruno y Mireya se iban acercando uno al otro, Mireya simplemente se acercaba a él como a los demás, lo miraba como un colega nada más, y aunque le parecía ligeramente atractivo, ella no tenía ninguna intención amorosa con el, de hecho, le atraía otro de los chicos del pelotón, por su parte Bruno había empezado a ligar con una de las chicas, aunque lo hacía por aburrimiento, ella si parecía enamorarse de el, de hecho llegaron a ser pareja, a escondidas por supuesto, pero Bruno no sentía nada realmente por ella.

Un día, como cualquier otro, se levantaron temprano para hacer ejercicio, pero Bruno y Mireya se habían levantando tarde, solo había sido casualidad, pero el encargado del pelotón lo noto, y por la falta les dio dos días de arresto, y esto es algo que iba a cambiar la vida de los dos para siempre.

Habían sido mandados a las celdas, que por la remodelación que estaban haciendo, era solo una y les tocaba estar juntos ahí por dos días, así que no les quedaba otra que hablar entre ellos.

—Así que después de todo te va a tocar hablar conmigo—le dice Bruno a Mireya tratando de romper el hielo.

—Es porque no tengo opción—responde Bruno cortante.

—¡Que malo!, Al menos dime por qué no te agrado.

—¿Por qué debería hacerlo? —dice Bruno cortante nuevamente.

—Bueno, se que estás saliendo con alguien dentro del pelotón, y sabes que está prohibido, así que si no me dices te voy a delatar.

—¡¡Tranquila!!—dice Bruno con cara de preocupación—bueno la verdad es que no me caes mal.

—Entonces, ¿Por qué me evitas todo el tiempo?—dice Mireya tratando de ver a Bruno a los ojos.

—No lo hago, solo me enfoco en lo que hago—dice Bruno frunciendo ligeramente el ceño y evitando la mirada de Mireya.

—Si claro, y por eso me hablas tan cortante.

Bruno se quedó en silencio y Mireya ya no quiso seguir hablando, apenas llevaban unas horas de arresto, así que de una u otra forma iban a tener que volver a hablar, no era común que un hombre y una mujer estuvieran en la misma celda, pero al ser la única disponible no había opción.

Había llegado la hora de la comida, pero por estar en arresto, y a modo de castigo, les llevaron un solo plato de comida, así que estaban obligados a compartir, los compañeros del pelotón también habían encontrado la manera de pasarle una galleta a Bruno, ya que sabían que no iban a darles suficiente comida, de hecho fue un milagro que les dieran un plato.

—Te va a tocar compartir conmigo—dice Mireya de forma burlona.

Bruno saca la galleta que le habían pasado y se la come de un bocado.

—¡¡Oye!!, No te costaba darme un pedacito—dice Mireya un poco molesta—ya veo que aparte de ser un amargado eres un egoísta.

—Bueno vamos a comer—dice Bruno con una sonrisa discreta.

Bruno y Mireya, empiezan a comer, comparten el plato de comida, y Mireya cómo un gesto amable le da un poco de su parte a Bruno, Bruno se siente un poco mal por haberla tratado así y por no haber compartido su galleta con ella, así que más tarde estaba planeando pedirle una disculpa.

Da la hora de dormir y preparan las cosas para hacerlo, había una sola cama así que a uno de los dos le iba a tocar dormir en el suelo, además solo había una sábana así que uno de ellos dos iba a pasar mucho frío esa noche.

—¿Quieres la cama?—le pregunta Bruno a Mireya con mucha seriedad.

—Pensé que la ibas a agarrar, con lo egoísta que eres no me sorprendería—dice Mireya en tono de reclamo.

—Bueno, si no la quieres la puedo usar yo.

—¡¡Claro que la quiero!!—exclama Mireya siguiendo con actitud de reclamo.

Así que se disponen a dormir, Mireya entra a la cama y le tira la sábana a Bruno para que no pase tanto frío en el suelo, Bruno toma la sábana, se acuesta sobre ella en el suelo e intenta dormir.



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En el texto hay: caos, amor, conflicto

Editado: 15.05.2022

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