La magia de las Mariposas

Capitulo 1. El aniversario de la muerte de Yerin

   << ¡Yerin! ¡No!>> Esas palabras resonaban una y otra vez en la mente de Yuju, quien miraba las fotos de ella y sus amigas. Yerin tenía la piel blanca, miraba a la cámara con ojos inocentes mientras mordía una tabla de chocolate.

   —¿Estás viendo la foto del chocolate? La pobre estaba muy disgustada ese día—dijo Eunha mientras dejaba sus patines en el suelo. —El día del amor blanco…

   El día del amor blanco se celebraba cada 14 de marzo, todas las personas que hubiesen recibido algún regalo en febrero, tenían que corresponder con otro regalo.

   —Yerin no recibió nada—dijo guardando la fotografía. —Y por eso le compramos chocolate, para que se animara.

   —Hablando de ese día—interrumpió Eunha poniéndose a su lado. —Quien me mando la carta, todavía no sé quién es.

   <<Si supieras la verdad>> Yuju se quedó mirando el suelo por un instante, no sabía si decirle la verdad o callárselo para siempre. —Eunha—la miró.

   —Dime—Eunha la miraba intrigada, como si hubiese deseado esta conversación hace mucho. Sus ojos cafés y grandes le hacían juego con su cabello recién lavado, sabía que usaba champús de frutas y hoy no era la excepción, olía a melocotón. —Te escucho.

   —Te tengo que decir una cosa, es sobre Yerin—Yuju abrió la boca para contarle todo, pero, en medio de la conversación SinB llegó y la interrumpió sin saberlo.

   —¡Buenos días chicas! —SinB venia animada a pesar de que sabían que día era hoy. —Ya sé que hoy es un día triste, pero—suspiró. —A ella no le gustaría veros así.

   —Lo sabemos SinB, es solo que…—No pudo terminar la frase, miraba a Eunha quien estaba descansando a su lado, en ese momento se giró y se vieron. —Luego te lo cuento ¿vale? —le dijo antes de levantarse del banco.

   Se notaba que Eunha quería saberlo ya, no era una chica muy paciente, nunca lo había sido y no empezaría ahora, aunque no le podía pedir más, todas extrañaban a Yerin, era un pilar importante en el grupo, todas lo eran en realidad, por eso, que una se hubiese ido, fue muy duro para todas.

   —Vamos Umji, que nos esperan—se oía una voz de fondo.

   —Espera un momento Sowon, necesito una cosa—le respondió otra voz a lo lejos. Estaban en un gimnasio muy grande, propiedad del instituto al que iban.

   El instituto al que iban, llamado “Instituto Privado Morfo”, era y es uno de los mejores institutos con gran diferencia, siendo el primero con grandes notas y excelentes estudiantes con practica incluida. Es tanta la repercusión que tienen que la perfección es parte de la vida estudiantil. Llegando al punto de competir en varios deportes, uno de ellos, el patinaje sobre ruedas.

   Yuju parecía no tener ganas de coger sus patines de ruedas, no estaba muy cómoda con ellos y no era para menos ya que, así fue la perdida de Yerin, patinando.

   —¿Me podéis volver a repetir porque hacemos esto? —Preguntó Yuju mirándolos con desprecio. Su flequillo volaba al soplar con desgana.

   —Este año será el último concurso en el que participaremos, el instituto nos dejó total libertad para practicar en el gimnasio—dijo SinB.

   —Al instituto solo le interesa ganar y quedar primeros—Añadió Eunha. Sowon y Umji llegaron con sus patines en las manos. —Eso todo el mundo lo sabe, pero, dijeron que pondrían una marca honorable a Yerin después de la competición. Por eso lo hacemos—dijo tocándole un hombro.

   Yuju suspiro.

   —Lo sé, pero…—se levantó. —Está bien, vamos a ensayar.

   Yuju dividió su cabello largo y ondulado en dos tranzas bajas mientras que las demás también se preparaban: SinB se puso un clip rojo en el lado izquierdo, Umji se apretó su pequeña cola que le recogía el largo flequillo, Eunha solo se puso un mechón corto por detrás de la oreja y Sowon apretó su lazo azul.

   —¿Ya estamos todas? —Preguntó Eunha a punto de hacer la coreografía con los patines puestos.

   En ese preciso instante algo las hizo detenerse, un ruido vino de los armarios de frente, todas se miraron entre sí, intentando darle algún significado a lo que acababa de ocurrir. Pensaron que podía ser el viento, pero precisamente hoy hacia un calor insoportable y no soplaba ni el más mínimo soplo de aire, por lo que no podía ser.

   Luego pensaron que podía ser algún animal, pero recordaron que cerraron las puertas al mismo instante que entraron, por lo que no podía haberse colado ni un gato ni un pájaro.

   —¿Realmente queréis ir a investigar? —dijo Umji, era la que más miedo tenía y la más joven del grupo, no le gustaban para nada las películas de terror y ahora mismo se sentía como si protagonizara una de ellas.

   —Iré yo, vosotras quedaos aquí—dijo SinB, era todo lo contrario a Umji, valiente y decidida, aunque tenía sus propios motivos para ser así.

   —Ten cuidado, ¿no quieres que te acompañemos? ¿Estarás bien? —Sowon era una madre sobreprotectora, la mayor del grupo y con una necesidad de proteger a sus amigas las cuales las quiere como si fueran sus hijas. —¡SinB! — SinB no le hacía caso.

   SinB llegó hasta la barra que separaba la pista del pasillo, se asomó, pero no vio nada ni a nadie. Las demás seguían alerta a todo, pero Eunha parecía en su mundo. Parecía haber visto a un fantasma.

   —¿Eunha? ¿Estás bien? —preguntó Yuju poniéndose en medio. Eunha movía la cabeza para seguir viendo lo que estaba mirando, algo inusual e increíble. —¿Eunha?

   —No tiene sentido—Eunha parpadeo tantas veces que parecía que le molestaba la luz que entraba por la ventana del gimnasio. Patinó lentamente apartándose de las demás a una pequeña distancia. —¿Yerin?

   Yerin estaba ahí de pie, frente a ellas a una distancia de pocos metros. Vestía como la última vez, no había cambiado nada, usaba sus patines blancos, su pantalón rojo y corto, su camiseta de manga corta y blanca, con un bordado rojo y su peinado, dos pequeñas colas que acompañaban su flequillo corto. Era tal como la recordaba.




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