Si había algo que Cedric odiaba era la terminal de autobuses a la que debía ir tres veces al año.
Le fastidiaba absolutamente todo de ese lugar, desde el conjunto de personas que se movía bruscamente sin despegarse de sus celulares hasta los niños llorones que no obedecían a sus padres.
Su mal humor había comenzado cuando despertó aquella mañana. Por primera vez en meses no había llorado mientras dormía, lo cual le sorprendía pues hasta el día anterior la muerte de su madre se sentía tan dolorosa y presente como si fuera un hecho reciente. Mayor fue su sorpresa cuando se atrevió a sentarse a desayunar en el comedor junto a Bastián y Theodore, acción que tampoco hacía porque el solo ver las fotografías y pinturas de su madre lo hacían estallar.
No saber porque se sentía tan libre y sin intenciones de llorar lo ponía de mal humor. Prefería seguir siendo llamada "grifo humano" por su hermanastro que no entender a sus hormonas.
Mientras avanzaban entre los presentes, Theo hablaba animadamente sobre la chica con la cual se había estado hablando durante el verano, y la cual había resultado ser un año menor que él. Todo eso ignorando que con su maleta iba golpeando pantorrillas y destrozando pies con cada paso que daba.
Theodore Jenkins podía ser su hermano, pues cuando sus padres iniciaron su noviazgo, Cedric solo tenía seis años y Theo ocho, por lo que se convirtieron en cómplices de maldades que realizaban hacia Bastián Jenkins, las cuales no tenían motivo alguno salvo la diversión y satisfacción de los menores.
Cinco minutos después llegaron a las plataformas destinadas a Henderson, y tan pronto como estuvieron cruzando por la tercera salida, Theodore acelero el paso para llegar a la última, marcada con un gran seis celeste, mientras que Cedric se dirigió hacia el cinco del mismo color.
En Henderson, los tres primeros años eran distinguidos por el uniforme de color rojo, pero en cuanto ingresabas en los últimos tres años, el color era cambiado por celeste. Los profesores decían que era para una mejor organización, Rachel decía que era para identificar rápidamente que edad tenía el que ejecutaba la acción que les llamaba la atención.
Rachel.
Cedric no se había permitido pensar en ella durante esos meses, temía ceder a la tentación de llamarla por la noche como solían hacer desde primer año en las vacaciones, y luego no poder dejar de pensar en todo el día en el momento en que volverían a hablar.
No. Eso solo lo pensaba como una simple excusa para justificar que si oía la voz de la joven bruja decidiría aceptar su invitación para pasar el verano con los Bloom, y aunque Cedric adoraba pasar el tiempo con esa familia, ese año prefería mantenerse al margen pues no se sentía demasiado confiado de estar rodeado por otras personas que deseaban animarlo.
Con pasos lentos acabo por llegar junto a sus compañeros, quienes, a pesar de haber notado su presencia, siguieron con lo suyo sin prestarle atención.
Pronto sintió como una mano se posaba sobre su hombro, y aunque no viera al responsable del tacto, podía deducir que se trataba de Rachel debido a la calidez y seguridad que ese simple contacto le transmitía.
-Bloom-dijo volteando sonriente, no estaba dispuesto a preocupar a la chica cuando ella ya tenía demasiados problemas con su magia.
Su rostro pasó de la felicidad a la confusión. Ese chico era una copia de Rachel, y parecía responder al apellido, pero no creía que los Bloom hubieran adoptado a otro niño en el verano, y mucho menos que la magia de Rachel la hubiera transformado en un chico.
-¿Rachel?
La pregunta había escapado como un suspiro, y aunque no sabía cómo reaccionaría aquel chico, este lo sorprendió esbozando una sonrisa de lado, un gesto muy típico en la azabache.
-¿Me ves cara de chica?-se burló- Así que te desapareciste en el verano por una conquista-canturreo dándole un codazo en las costillas.
-¿Disculpa?
-¡Adam, Pierce!
Cedric considero la idea de que existiera alguien más con ese apellido, pues le resultaba ilógico que Marvin Karofsky se dirigiera a él, pero todas las dudas se eliminaron al ver como Adam agitaba su brazo con exageración a pesar de que el chico ya lo había visto en primer lugar.
Incluso cuando Karofsky lo saludó y comenzó a hablar animadamente con Adam, Cedric seguía divagando en su mente.
Desde su primer año en Henderson descartó la posibilidad de entablar una amistad con sus compañeros de habitación, entre los cuales se encontraba Marvin Karofsky, y con el cual solo compartía su odio por Landon Daniels. No era novedad que aquel grupo era el más problemático al momento de compartir habitación, y principalmente sus diferencias se debían a sus diferentes ideas y estilos de vida.
-Eh, Pierce-dijo Karofsky tomando su maleta.